domingo, agosto 31, 2008

A buscar higos


El fenicio cavila y pega cabezadas, porque ve aproximarse un otoño desconcertante y conflictivo. No ha ido bien la cosecha, ni la fiesta ni los contratos ni la afluencia.
Aunque la afluencia de agosto y de julio ha sido tan densa que de todos modos nos ha sacado los colores en más de una ocasión. Densa y todo, ha sido menor que otros años y se ha dado empleo a cientos y quizás a miles de trabajadores menos.
Que lejos quedan aquellos tiempos en que se iba a Castellón y a Almería a buscar cuadrillas de obreros para meterlos a peones en la obra. O cuando se buscaban inmigrantes desesperadamente para hacer los turnos difíciles, cuidar los jardines o servir en las terrazas. No había suficiente material, nunca había bastante mano de obra. Los barcos cargados de cemento y de ladrillos se subastaban en plena travesía.

Reventó la burbuja y ahora sobre gente en el sector de la construcción y sobra mano de obra como camareras de habitaciones, comedor y en la oferta complementaria. El jardín que se cuide solo y que espabile.
Incluso así, ya digo, las hamacas han mordido y siguen ocupando casi toda la playa, los precios apenas han bajado y los atascos en los parkings de playa y zonas de diversión siguen a la orden del día.
Muchos de estos trabajadores que se habían comprado un piso, porque Ibiza es muy bonita, ahora tienen la deuda y están sin trabajo.
¿Expectativas de otoño? Quien tenga la suerte de haber salvado dos o tres esteras de higos, podrá guardarlos como charecas (permítanme castellanizar esta hermosa palabra de origen árabe) en un tonel de madera. Y les puede poner frívola por encima.
Pero pocos se han cuidado del higo. Nadie cuida de los higos…como no vengan de Turquía.
A quien ya tenga el techo pagado le queda la opción de la autarquía. Los ibicencos ya sabemos como se hace: vives de lo que hayas sembrado, comes huevos, carne o verduras si las has cultivado o cuidado. El resto… a esperar y sin postre.

A Mariano Digital


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