sábado, septiembre 29, 2012

Tocamos a menos


Lo dijo Juanjo Riera o algún cargo de alguna patronal: no es que en Ibiza se gane menos, es que hay muchos más negocios abiertos y tocamos a menos a la hora de repartir. Sin descuidar otras posibles concausas, es difícil no estar de acuerdo con esta idea.
Y si la extrapolamos, resulta que para ganar lo mismo hay que esforzarse mucho más, o sea, hacer mucha más caja. Para ganar el mismo dinero, han de venir cada vez más turistas a Ibiza y Formentera, con el consiguiente desgaste y gasto de recursos que esto supone.
Como ya estoy lanzado, déjenme culminar el razonamiento: Se ha roto la lógica del mercado, el calendario y los fines. Así, puede que ocurra una paradoja: cuantos más turistas vengan, menos dinero ganaremos los ibicencos. Esto es grave, porque si no viene nadie, también nos arruinaremos.
Es hora de aceptarlo. Ibiza ha ordeñado tanto el turismo de sol-playa que se encuentra exhausta y se ha vertido de una forma sumisa hacia un turismo lúdico nocturno, que tampoco reparte el maná, sino que lo tiene condensado entre media docena (o una docena) de empresarios. Difícil conseguir una rentabilidad que nos permita vivir todo el año con este tipo de economía.
Para acabarlo de rematar, los turistas más normales se acogen a una modalidad muy dañina para Ibiza: el ´todo incluido´. Así que turistas vienen los mismos, incluso más, pero en realidad cada vez tocamos a menos. Algunos tocan a menos de menos.
De hecho, turistas vienen más, un aumento del 6%, pero claro, son británicos, ingleses. De mayo a agosto llegaron 511.919 británicos frente a los 482.679 que lo hicieron en el mismo periodo de 2011. También ha aumentado la cosecha recolectada de algarrobas (quien las recolecte, muchos las dejan en el algarrobo). Pero poco más.
Si se trata de pescar ´raors´ nos encontramos con una pesca a la baja, porque probablemente ha aumentado escandalosamente el número de barcas que pretenden pescarlos. Entre los gastos de gestión, permisos, horas invertidas o desinvertidas, gasolina, amortización del bote, el precio de los raors puede acabar siendo astronómico.
En suma, que somos muchos, y cada vez tocamos a menos, a pesar del ascenso de turistas llegados. Estamos muy apretados, el ruido nos roba el sueño y la crisis tampoco ayuda. Al contrario, ya se han oficializado o institucionalizado los roces, y aquí todo el mundo comenzará a denunciar a todo el mundo. La Pimeef exige, como las discotecas, que se acabe con la competencia desleal, y esto será difícil porque estas peticiones sólo son atendibles si se potencia la acción policial y ésta es irrealizable en una población que se triplica durante los tres meses del verano.
De manera que, queridos amigos, ha llegado la hora de aceptar con paciencia bíblica la realidad: se recoge lo que se siembra y a veces mezclado con la amarga cizaña.

miércoles, septiembre 26, 2012

Tiempos de algarrobas



En una reunión de varios ibicencos de cierta edad a veces se deja caer una expresión cargada de misterio: temps de ses garroves. Quien no esté avisado puede quedar flotando buscando en su mente un asidero donde anclar una referencia firme. Pero los ibicencos, que ya hemos olvidado la expresión s'any des tro (referida a la explosión del Polvorín en Dalt Vila) sabemos muy bien a que época reciente nos referimos. La algarroba, sufrida y bendita, seguramente salvó muchas vidas en la década de los años 40, al finalizar la terrible guerra civil (1936-39), cuando la hambruna se apoderó de las islas.
Afortunados los payeses que podían extraer de las tierras algunos frutos, algunas proteínas, para apaciguar las mordeduras del hambre.
Aquellos fueron los años de las algarrobas. Es temps de ses garroves. Evidentemente, un árbol tan antiguo en las riberas del Mediterráneo (que por cierto crece muy bien en Argentina) no es alguien recién invitado al banquete, rudo, contundente banquete. Aquellos primeros fenicios debieron importar y sembrar algarrobos en todas sus colonias, entre las cuales Ibiza era una de sus preferidas. Si nos fijáramos en la ribera Norte, en Grecia, Ragusa, en las costas Italianas o en las islas griegas, en Sicilia, Córcega, Cerdeña... encontraríamos amplias plantaciones de estos frutales, aunque tienen mala imagen.

En Ibiza, dicen los payeses –que son los fenicios supervivientes a mil perrerías durante 2.000 o 2.500 años–, nos explicaban que es mejor no quedarse dormido bajo la sombra del algarrobo, porque es un árbol maléfico. Hoy pienso que es un árbol maravilloso, en cuya corteza rugosa se mimetizan las salamanquesas, las lagartijas y todo tipo de pequeños artrópodos. Y por supuesto las serpiente cuando las ha habido. Cuidado con hurgar a ciegas en los troncos vacíos de los algarrobos y de los olivos: suelen ser nidos de culebras y la isla, una vez perdida el aura de la diosa Tanit, está rebosante de culebrillas y alguna víbora.

El fruto es delicioso, dulzón, con azúcar natural y unas pocas proteínas. Ya lo creo que alimentaban. Hoy se preparan tartas y pasteles con la pulpa gomosa de la algarroba, pero en aquellos tiempos de hambre canina, también se apañaban con algún guiso de hierbas y las semillas (garrovins) que solían denominar cuinat de garrovins.
Los garrovins tienen no pocas propiedades y también se consumían los garrovins bullits (hervidos). Quiero imaginar que eran alimenticios y deliciosos, quizás menos que la soja, pero de una forma algo parecida. Las algarrobas finas (fines) se comían como fruta, atendiendo a su calidad dulce, pero astringente. Pero ¿quién pensaba en esto, en plena penuria de alimentos?

Hoy parece que están por volver los tiempos de las algarrobas, aunque Ibiza se defiende bien con el subturismo. Incluso en el precio: las algarrobas han subido sustancialmente de precio y esto ha de alegrar a los pocos ibicencos que prestan atención a los frutales de la isla, que se están muriendo de aburrimiento. Quizás fuera prudente mimar nuestros frutales, por si acaso.

sábado, septiembre 22, 2012

Una Ibiza insoportable


Comprendo que alguien que viene a Ibiza cinco días encuentre muy estimulante el estruendo 24/7 que apenas deja dormir a nadie, ni siquiera hacer un poco de vida normal. Pero quienes han de soportar esta marcha durante cinco meses en contra de su voluntad es normal que acaben sufriendo enfermedades psíquicas y hasta físicas que ya se conocen perfectamente.

Parece que la situación todavía va a peor. Si mal iba con el conglomerado nacional-socialista, ahora todavía puede ir a peor. Cada vez que entra el PP se reproduce el mismo síndrome de voracidad incontenible. Ya pasó con las autopistas y ahora está pasando con el ruido, el desmadre de las discos y los horarios incalificables. En ibicenco decimos que van allandrats.

Esta Ibiza insoportable causa escalofríos, porque en el fondo todos sabemos que estamos en el comienzo del acabóse. Una Ibiza escalofriante. Yo comprendo que a las patronales les gustaría más que la prensa no abriera la boca, que los residentes en Ibiza callaran, como si este turismo enriqueciera a los ibicencos, cuando es todo lo contrario. Nos matarán a todos de hambre y nos echarán de la isla.

Este Diario ha publicado una serie donde se resumen todos los despropósitos imaginables. Desde principios de los años 60 nace el turismo-basura, dicen. No creo. En los sesenta venía un tipo de turismo de masas, pero era educadísimo, consumidor y sin drogas, si descartamos el hachís y el alcohol. Ya quisiéramos que el turismo actual fuera basura, de la que se extrae oro. Las avalanchas de cabras locas y agresivas, anfetaminadas e irresponsables son, en todo caso, turismo tóxico, basura de residuos nucleares que se lo ha ido llevando todo por delante. Esta definición se consolida cuando a mediados de los 80 se comienza a consumir éxtasis a toneladas.

Cómo sería la estupidez de algunos gobernantes –en alianza con los empresarios de siempre, siempre son los mismos– ibicencos que incluso promocionaban este tipo de oferta con un ´Ibiza: a veces también se duerme´. Treinta años después tenemos que darles la razón. A veces, muy pocas veces, se puede dormir.

Yo comprendo que a una docena de empresarios que se forran –literalmente– en tres meses, no les guste que escribamos estamos cosas.
Pero en Ibiza hay bastantes miles de empresarios, de pequeñas empresas, que ahora irán cerrando las puertas y esto ocurrirá este mismo invierno, por el Todo Incluido y otros factores. Dejarán un reguero de depresión, desempleo y desesperanza.

Los cinco o seis problemas de Ibiza están perfectamente diagnosticados. Sin ninguna necesidad de emplear el garrote (y si la hubiere, empléese dentro de la legalidad) dichos problemas enquistados podrían resolverse. Costaría, pero se conseguiría.
No se hará. La Ibiza enervante, insoportable, delincuente y carísima seguirá campando mientras vengan estos turistas a los que durante dos años prohibieron la entrada en los campos de fútbol de toda Europa. Si bien es cierto que el Vedrà es muy bonito y yo me pasaría el día hablando de la Naturaleza. No pararía.

miércoles, septiembre 19, 2012

Renacer de las cenizas



El verano de 2012 será más recordado antes como tregua que como paréntesis de descanso. Profesores, personal sanitario, sindicatos, funcionarios en general escondieron las pancartas y las cacerolas abolladas pero las han tenido siempre a mano para darles nuevo uso cuando llegara septiembre, un mes maravilloso, preludio de uno todavía mejor que suele ser octubre.

Reflexionaba el fenicio sobre estos dos meses de super-verano. ¿Sabría resumirlos? Para mí han sido dos meses de incendios en toda España, un tiempo desapacible para nadar en julio y un período donde han muerto media docena de actores y personajes. Es ley de vida, dicen,pero nunca entenderé porque hay largas etapas donde apenas muere nadie y en cambio hay otros donde a casi todo el mundo le da por morirse. Trata con cariño y esmero el suelo que pisas, pues un día será tu tumba o algo así viene a decir un proverbio sufí que suelo tener presente.

Pero a los arrimadores del ascua hacia el lado de su sardina les da igual esto de los proverbios. Quieren puertos deportivos, muchos, se piden hasta tres a la vez. Ni tres ni cuatro, cero, y a apañarse con lo que hay y en todo caso estudiando aumentos coyunturales para los dos meses punta. 
En Ibiza ya sobra de todo. 
Sólo recordarles que el mejor y más humano agradecimiento a Gea, la Madre Tierra, está en dejar lo que hayas usado en perfecto estado. Como si tu cuerpo se hubiera deslizado con elegancia y armonía sobre este planeta que te lo ha dado todo, mucho más de lo que puedas imaginar. No te llevarás nada de este mundo, aunque escondas tus bienes en un honroso panteón. Hasta los más brillantes ´tutankamones´ han meado el oro que escondieron hace unos cuantos miles de años. 
El fenicio está filósofo y tiene por herencia medir la ética de nuestro actos enmarcados en la Naturaleza. Poca queda en Ibiza, pero la que quede hay que seguir conservándola.

No es necesario caer en ecologismos radicales o papanatas, pero no es prudente seguir ignorando los indicios que te ofrecen las aves, los bosques, el clima, el mar. Durante el verano el fenicio también escondió las pancartas donde escribí un grito de urgente atención para los pinares, los hollados campos de Posidonia. Por lo que leo, apenas se ha avanzado nada en términos prácticos en la estrategia de protección de las zonas de posidonia. 
Ningún político se atreve –sólo uno, mallorquín, se atrevió y salió escaldado– a subestimar el valor de estas plantas, pero pocos son los que consiguen trazar un plan de tratamiento adecuado. Pero como se está trabajando en ello, esperemos. Lo que se conoce hasta ahora no es muy esperanzador. Nos quedan tres meses crudos. No se puede sestear: vamos al bosque, a las ferias, pero sin perder de vista que los restos de la Ibiza natural son el único yacimiento aurífero que nos queda. 
Después del destrozo que nos rodea, ¿no sabremos articular una defensa transversal y al margen de los partidos políticos de nuestras pobre islitas?

sábado, septiembre 15, 2012

La reentrada


De manera que reentramos. La rentrée, dicen con cierto gozo vitalista los parisinos, porque saben que la capital se llena de exposiciones de gran calibre, de visitantes turistas y nuevas oportunidades de negocio y de trabajo.
En Ibiza no llevamos el mismo ritmo ni el mismo calendario, pero el comienzo del curso escolar y político también nos obliga a ceñirnos a nuevos compromisos.
Los dos meses de fuerte verano han sido otra versión de más de lo mismo, o esto leo, porque por suerte no he tenido que soportar esta Ibiza que rebosa –cuando no revienta– por todas partes. Incluso desde los acantilados más inaccesibles ya se descuelgan mangueras que evacuan aguas sucias. No quedará ni un milímetro sin estar cubierto de porquería, detritos y deterioro.

Nada nuevo por el sur: siguen con las obsesivas pretensiones de construir campos de golf y puertos deportivos. Hay que ver con qué ansiedad proclaman la «necesidad» (¿para quién?) de un puerto en la zona de es Viver. Lo de siempre. Ruidos insoportables, intoxicaciones y peleas, los imprescindibles casos de ´balconing´ («que preocupan mucho a las autoridades inglesas»), cada vez más y mejor especialización de los taxis ´pirata´. Se dice de ellos que pueden levantarse con cierta facilidad 600 euros diarios. Me parecen pocos.

Y desbordamiento generalizado de tuberías, emisarios, depuradores, y en general nuestras infraestructuras, siempre a remolque de las auténticas necesidades de servicio. ¿Andarán trabajando afanosamente para conservar el control? Seguro, aunque he leído textos que explican el caos reinante en toda la isla por la carencia de autoridad y de autoridades. Yo lo dudo. Claro que hay problemas, porque no se sabe congeniar nuestra oferta disponible durante 12 meses con la demanda, que enloquece literalmente durante julio y agosto. La cuadratura del círculo.
Quizás se transmite la impresión de desorden y descontrol porque los mismos políticos proyectan esta sensación en sus relaciones propias. Tanto el Partido Popular como el PSOE no consiguen domeñar sus propias filas y se transparenta al público un rosario de peleas y de divisiones interminables.

Supongo que es algo normal en todo grupo humano, pero estamos inmersos en una crisis extraña que nos rodea y que afecta a Ibiza y Formentera, por mucho que se pretendan maquillar las conclusiones. Es cierto que las Pitiusas se siguen beneficiando de la sangrienta situación del Magreb y del Próximo Oriente. ¿Lo niega alguien? No lo niegan algunos, pero se lo callan. En esta vorágine paneuropea, Ibiza se ha adaptado bastante bien y está aprovechando todas las ventajas del low cost, de Internet y del turismo lúdico juvenil. Donde no parecemos resolver el caos es en la economía tradicional de la hostelería y de los servicios en general.
Dentro de uno o dos meses tendremos más datos, pero parece claro que el ´todo Incluido´ sigue haciendo muchísimo daño a la oferta complementaria, lo cual incide en una menor contratación laboral. Intentaremos entenderlo y explicarlo con más datos.

miércoles, septiembre 12, 2012

Estas pequeñas cosas


Hay gente que sabe comprender la esencia de la vida y no suele dudar en comunicarla al prójimo: Los humanos nos empeñamos en acometer grandes proyectos, pero –grave error, nos dicen– la clave de la felicidad está en las pequeñas cosas. Será verdad.
En 1975 y siguientes me gustaban estos temas y a menudo se publicaban en la prensa reportajes de guerrilla urbana, consejos de autodefensa contra el espionaje o el terrorismo. La revista Interviu solía alternar este tipo de periodismo con hermosas doncellas con poca ropa. Ahora estos temas han acabado por aburrir.

Recuerdo que me llamó la atención un reportaje muy especial: la vida de un clip, ya saben esta diminutas pinzas de metal que sirven para unir unos cuantos folios. Un reportaje muy curioso que alcanzaba el clímax cuando explicaban que con un simple clip se podría paralizar una central nuclear. Hoy todo el mundo lo entiende, basta con que el clip o cualquier cuerpo intrusivo dificulte las comunicaciones básicas electrónicas. Pero entonces nos parecía un gran hallazgo. Por supuesto, la policía dispone de protocolos de defensa –o debiera disponer– en casos de boicot, que sin llegar a constituir un ataque terrorista sí que como mínimo suponen un boicot al funcionamiento normal de una ciudad o país. Con muy poca cosa se puede confeccionar un arma o peor aún, un ataque en toda regla.

Por ejemplo, con las colillas de los pitillos pueden hacerse perder cientos de miles de euros. En la cárcel los llegan a usar para fabricar armas punzantes. O con las toallitas mojadas que al parecer usan mucho los ibicencos y que yo sólo usé cuando en las compañías aéreas todavía ofrecían estas cosas gratis a los pasajeros.
Qué poquita cosa es el filtro de un cigarrillo. Pues es uno de los máximos enemigos de los filtros de las depuradoras. Es evidente que dejan las playas acribilladas con estos infectos y asquerosos adminículos. Un auténtico asco. Cuando llegan al mar algunos acabarán en el estómago de alguna gaviota o de un pez o tortuga. Quién sabe.
Pero en las depuradores son letales. Se incrustan en los agujeros de filtrado y obturan el paso del líquido con lo cual se acaba por colapsar la propia depuradora, que ya va de por sí cargada por un sobreuso estacional.

Esto lo leía hace lustros, por lo que no entiendo ahora por qué los técnicos de Aqualia se quejan de las toallitas. ¿Habrán agrandado los orificios de los filtros depurativos? De hecho la gente no repara en los daños que causan estas conductas agresivas: los condones, los cigarrillos, los tampones menstruales, las toallitas, los algodones del maquillaje, todo ello constituye un equipaje diabólico que cuesta un dineral para el correcto mantenimiento de las depuradoras.
Son estas pequeñas cosas que nos hacen la vida mucho más cara por culpa de un puñado de impresentables que no reparan en nada. Y estamos repletos, a reventar, de este tipo de gente en los meses del verano.

sábado, septiembre 08, 2012

Posidonia: el fin de unos tiempos



Por regla general, leo los artículos de Francisco Vilás y los de algunos más, pero suelo prescindir de un 80% de las firmas que aparecen en nuestras páginas. Ya me las sé.

Salvo el otro día que trató sobre la posidonia. Hay temas que se entienden y se hablan o se escriben y están claros. Lo extraño es querer distorsionar la conducta de los demás para justificar una realidad. Por primera vez, tarjeta amarilla a Vilás, que es evidente que no entiende la importancia de estas plantas en la mecánica de limpieza y oxigenación de las aguas, renovación y cobijo de vida de multitud de especies marinas, aunque él diga que sí. Y todo por quitar importancia a los destrozos de los megayates, lanchas y otras embarcaciones. Pues no. Los barcos –de todo tipo– hoy suponen una auténtica plaga para la supervivencia del Mediterráneo. Y ya que saca la historia a relucir, la presión humana, mientras se mantenga en un umbral de seguridad, no supone ningún peligro y sí –quizás– es un eficaz regulador que la naturaleza asimila con equilibrio.
Si leyéramos el rol o el registro de entrada de barcos en tiempos de los fenicios y los comparáramos con hoy nos quedaríamos asombrados: hay más trasiego de barcas de nueve a una de la mañana de cualquier día de verano que en todo un año en tiempos de Aníbal.

Pero yo no venía aquí a meterme con mi apreciado Vilás, a quien Dios nos conserve muchos años con un peso equilibrado, puesto que ya tiene suficiente gente que se le mete por todas las rendijas, sino a tratar de los destrozos sobre la Posidonia.
Desde luego le doy la razón en que todo es relativo, aunque no comparable. Relativo quiere decir que si vamos perdiendo un 3% de superficie de posidonia anualmente, llegará un momento en que acabaremos, literalmente, con el gran pulmón oxigenador, que hoy es un colosal sumidero de CO2 y otros gases. Pero aún es peor la cosa. La noticia viene en una reciente edición del Diario: «El 90% del Mediterráneo morirá en 40 años por el cambio climático», según un estudio de investigadores del CSIC, que culpan al calentamiento del agua superficial del mar, lo cual dará por resultado la muerte paulatina de estas plantas. Y si es por esta causa, ya podemos extrapolar otros daños: los corales irán muriendo y numerosas especies que hoy pueblan nuestro mar, al tiempo que irán penetrando especies resistentes que se irán convirtiendo en plagas.

Por supuesto, las medusas harán impracticables las aguas. Es decir, estamos ante el fin de nuestro mundo tal y como lo conocemos. Cuando uno lee esto, está tentado a sumarse a los huestes de los epicúreos medievales que cantaban a los placeres de la carne, rodeados de la mortandad de la Peste. Carpe Diem. Aprovechemos mientras vivamos, etc.

¿Qué ocurre? Que la propia Naturaleza tiene muchos mecanismos de recuperación y de... venganza. Creo que hoy debemos cuidar nuestras acciones, modificar en lo que podamos nuestra conducta, sin caer en papanatismos, dando por sentado que una cosa es cierta: Todo el Planeta va directo a un gran colapso de recursos naturales. Si los hombres (uy, perdón, y las mujeres) somos capaces de corregir nuestra conducta, quizás nos salvemos. Yo creo que sí, pero es que yo soy optimista por profesión y nunca terminaría un artículo anunciando el fin del mundo.

miércoles, septiembre 05, 2012

Vang Vieng, la Ibiza salvaje de Laos



Que hablen de mí, aunque sea bien, decía cínicamente el Nobel Camilo Cela, aunque la frase original no es suya ni quizás sea de Oscar Wilde. Pero la usaremos en esta ocasión.
¿Cuán mala ha de ser la publicidad para que sea realmente mala? Decía Truman Capote que la peor crítica que puede recibir una novela es el silencio. Si recibe elogios, algunos la seguirán y si cosecha críticas feroces siempre habrá algunos que comprarán la novela para comprobarlo.
Si aplicamos estas reglas a la imagen de nuestra Ibiza (¡y Formentera!) llegaremos a la conclusión de que estamos obteniendo un buen nivel. Un buen nivel de basura, éxitos, narcoturismo, exposición en Internet y en la prensa...
Ibiza es débil y lo sería mucho más de no haber sido por las revueltas del Magreb, que después se extendieron a Egipto y a otros países islámicos del Próximo Oriente. Al margen de estas impagables ayudas bélicas de nuestros vecinos, tenemos que aceptar que nuestra imagen está por los suelos, gracias a Dios. O mucho más abajo.
Hoy quiero comentar un reportaje que aparece en The Guardian: ´Vang Vieng, Laos: the world's most unlikely party town´. Los que usen Internet pueden escribir el título en cualquier buscador y podrán leer el texto, que es muy interesante. Un reportaje muy completo.
En el mismo no aparece ni una sola vez la comparación con Ibiza, aunque comprendo que nuestra isla venga a la cabeza de los lectores británicos que nos hayan visitado: Vang Vieng es una población –antigua aldea que fuera base secreta de la CIA– en Laos, un país que en los años 60 era bien conocido en la ruta del opio que seguían los hippies.
Esta aldea invadida por los jóvenes mochileros ingleses, australianos, israelíes, etc. se ha hecho famosa por la locura, el exceso de alcohol barato y peligroso, las pizzas con setas alucinógenas, y los deportes de riesgo. Y tan de riesgo, saltan casi a ciegas al río o lo recorren con el tube (un neumático enorme) pero en un estado de embriaguez por alcohol o drogas que pone su vida en peligro.
El reportaje habla de 27 muertos el año pasado (hubo dos en Ibiza) y de incontables heridos, descalabrados, brazos y cabezas rotas. Y muchas multas por compra y consumo de drogas, ante la voracidad de una policía que no se anda con contemplaciones. Añadan ambientación Ibiza: vomiteo, ataques de pánico, heridos, peleas, sexo en público, música a tope, drogas al alcance, alcohol barato. En fin. Basta.
Cuando consulté este reportaje en inglés no me expliqué por qué todos, absolutamente todos los blogs, diarios digitales, recensiones de prensa, relacionan esta ciudad de muerte con Ibiza. Será que se las quieren dar de entendidos.
Ibiza es mucho más segura, la policía es mucho más seria y el alcohol –salvo excepciones– es de primera calidad. El hecho es que en los cinco continentes hablan de Vang Vieng como «la Ibiza del sudeste asiático», «la versión salvaje de Ibiza», y así sucesivamente.
En fin, si no puedes neutralizar a tu enemigo, únete a él. Y quizás nos sirva de reflexión: si tenemos esta famita por algo será. Y que no vayamos a peor.

sábado, septiembre 01, 2012

Los peligros de los gatos asilvestrados

Gato en estado silvestre con iguana capturada. Foto: Heidi Snell


Otro problema al parecer irresoluble y generalizado: la proliferación de gatos callejeros o –en el caso de Ibiza y Formentera– asilvestrados. Casi el mismo día leo una información sobre estos gatos en dos puntos muy dispares: en la prensa de Cáceres y en la de Mallorca. Hace al menos treinta años escribí casi lo mismo sobre Ibiza.
Mucha gente se deshace de sus animales domésticos y de sus mascotas sin pensar en las consecuencias. En numerosas ciudades españoles se reproducen colonias de gatos que suelen ser alimentados por almas caritativas que piensan que así ayudan a estos animales. Parece que no.
Los gatos, al gozar de alimentación abundante, aparte de la que recogen en la basura, se reproducen a un ritmo tremendo. Hay gatas que cada tres meses paren de dos a cuatro crías. En algunos casos, los ayuntamientos se alían con las sociedades protectoras de animales y proceden a la esterilización y suelta de estos mamíferos, con lo cual inciden sobre el ritmo de procreación.
En nuestro caso, recuerdo a un grupo de alemanes en Formentera que se dedicaron un tiempo a esterilizar los gatos que recogían. Ignoro cuáles son las actividades al respecto en los gatos de Ibiza. Sí recuerdo ya hace años la incidencia de los gatos en el exterminio de lagartijas y otras bichos.
Parece demostrado que en Formentera el gato asilvestrado se ha convertido en un depredador especializado en el virot, la pardela balear, con tal eficacia que están contribuyendo a la desaparición definitiva de estas hermosas aves, que, aparte de los gatos, soportan la presión competencial de otros congéneres.
El gato es un cazador eficaz. Los biólogos observadores del fenómeno, calculan que un gato puede acabar con 200 vertebrados. Si se dedicara exclusivamente al ratón o a la rata estaríamos ante un hecho de fortuna, pero no es el caso. Es más, el gato asilvestrado no tiene enemigos que le tosan.
En la Península, los zorros ibéricos van equilibrando estas colonias gatunas, lo cual supone una suerte. Pero en Baleares el gato está en la parte superior de la cadena trófica. Ni siquiera el perro supone un peligro serio para su estabilidad. De forma que las colonias de gatos van aumentando en experiencia y en número, hasta el punto que ya constituyen un problema serio que se ha denunciado varias veces.
En Mallorca no quedan lagartijas como las bellísimas lagartijas pitiusas, de tanta variedad y lucimiento. Su decrecimiento supondrá una triste pérdida, otra más para nuestro patrimonio natural. Y ya estamos inmersos de lleno en su desaparición.
En Mallorca, según leo, los romanos introdujeron las serpientes, las culebras, las cuales desencadenaron un proceso que culminó en la extinción de las lagartijas.
En Ibiza el proceso no tuvo paralelismos, probablemente por la eficacia depredadora de los erizos que pueden atacar tanto a las culebras adultas como a los huevos o a las crías. Esta es mi opinión de siempre, y cuando se la conté al profesor Planas –aparte de que se divertía mucho–, la encontró plausible. No encuentro otra explicación para la inexistencia de serpientes en Ibiza y Formentera.
Hoy sabemos que han sido reintroducidas por negligencia en troncos de olivos importados desde la Península .

Carta al Diario de Ibiza: El señor Planells y los gatos