miércoles, enero 30, 2013

Gastronomía fenicia de invierno


Añoro las comidas payesas del invierno pitiuso. El fenicio tiene hambre de recuerdos. De vez en cuando regresan a su paladar los ecos lejanos del arroz de matanzas, del contundente, del campeón de los arroces, del que destaco los trocitos sugestivos de las setas. Para alimentar estas fantasías de realización difícil hasta el mes que viene, descubro en un hipermercado de marca alemana unas vasijas de chichorra, que de lejos pueden recordarnos aquel sabroso greix vermei (no lo catalanicen, que pierde el sabor) que en días afortunados untábamos sobre el pan payés, que alimentaba por si solo con una potencia innegable.
Una amiga me manda las fotos por mail de una sobrasada ibérica 'a la' mallorquina: está desolada, porque no es sobrasada, no está curada y desprende un líquido sospechosamente saturado de pimentón rojo. En una palabra: un delito. No es sobrasada. Baste decir que se vende lacrada dentro de un plástico. Ignoro si se puede defender la calidad de los productos autóctonos, a pesar de la denominación de origen preservada. Mientras no utilicen el origen como argumento, hay poco que hacer. Ellos venden sobrasada ibérica, lo cual no es posible pues el ibérico sería el cerdo y no van a desperdiciarlo haciendo embutidos de discutible calidad. La sobrasada es mallorquina, ibicenca, formenterés y creo que menorquina, aunque no recuerdo haberla comido en Menorca. El estéril y prolongado esfuerzo de catalanización de las islas ha dejado escrito por ahí que la sobrassada es de origen catalán. Pueden estar seguros de que no. Casi nada de Ibiza proviene de Cataluña.
La sobrasada proviene de otra isla donde tuvo una impronta fundamental el mundo cultural fenicio. En Sicilia le llaman sopressa, el picado de la carne que después se embucha. De allá pasó a Valencia y a Mallorca. Ignoro si pudo introducirse en Ibiza en tiempos mucho más lejanos, pero la verdad es que en la Península se hace la longaniza que no tiene casi nada que ver. La forma de elaborar la sobrasada para su conservación es propia de las Balares y en otros lugares se ha ido adoptando otras formas de fabricar los embutidos.
La sobrasada es casi un icono, un fetiche de las casas payesas. No puede faltar, y ahí está, balanceándose colgada de una viga de madera a la espera de sacarnos de un apuro. ¿Prefiere el fenicio la sobrasada o la butifarra? Bueno, como aquel cura con los flaones, me gustan con y sin herba sana. Me gustan ambas. Primero ataco un 'pèndul' de sobrasada y remato con una fina rodaja de butifarra gorda. Valoro también el camaiot mallorquín, que he comido durante muchos años con sumo placer. Pero lo que no tardaré en hacerme, si Dios me mantiene las buenas ideas, es un arroz con gerret y piña de col. Aquí sólo tengo jureles, que primero freiré con aceite de oliva. Y la col ahora abunda y es barata. Es uno de mis arroces preferidos. Como decía mi amigo Joan Castelló: Bon Profit!

sábado, enero 26, 2013

Menos basura, golf, sanidad



Bueno pues, para empezar, ¿puede alguien explicar por qué los pitiusos han generado 2.148 toneladas menos de basura. Un país que pierde peso específico en los detritus que depone, pierde calidad de vida. Y no digo más por hoy pero como etólogo (sin 'te') voy a investigarlo. Tantas toneladas me parecen muchos miles de kilos menos. De todas formas esta parece la tónica en casi todo: vamos a menos, las cifras decrecen y los ánimos decaen. Aquí las únicas cifras en aumento es el número de turistas extranjeros (no así el de españoles e italianos), el número de pernoctaciones y las subidas de precios en casi todos los ámbitos; ya sólo por los maléficos efectos del IVA, aquí no parece que se vaya a librar nadie de las subidas.
Las listas de espera en Sanidad en Ibiza ya son tema recurrente. Ahora mismo leo las de todas Baleares, que también nos afectan, ya lo creo, de forma directa o indirecta, pues aquello de que somos una provincia no es un sueño decimonónico, sino una palpable realidad, para desgracia pitiusa. Han aumentado un 26% solamente en un año, es decir, en 2012 con respecto al 2011. Más de una cuarta parte. A 31 de diciembre, 17.750 pacientes estaban esperando pasar por el quirófano, aunque no todos lleven 9 y 11 meses esperando, como algunos casos señalados. En las Pitiusas 1.578.
Como han explicado otros compañeros en este Diario son numerosos los proyectos que han visto muy disminuida la aportación presupuestaria o el total de la asignación. Otros, no pocos, quedan relegados sin fecha definida, es decir, para siempre. Ya podemos ir olvidando los diez años de borrachera donde nos pasamos el día y la noche hinchando la burbuja bajo la mefistofélica sonrisa del botarate ZP y el equipo de dichosas ministras incompetentes, aunque hoy casi todas bien colocadas en empresas privadas con todo el descaro del mundo.
No perdamos el tiempo con las perolas ni nos ventilemos como los elefantes, con las pancartas. No va a servir de nada. Tendremos que reconsiderar todos los sistemas de gestión para optimizar resultados y sacar más con menos medios materiales. Aquí sólo sobrevivirán los más adaptados, como siempre. No se trata de abandonismo ni de entreguismo, sino de leer las cifras: a pesar de todos los recortes España sigue arrastrando un déficit superior al 9%, lo cual significa que la deuda es astronómica y jamás la podremos pagar si no hay una quita, pienso. Con todas las consecuencias. A partir de aquí, dejen las perolas a un lado, no vayan a agujerearlas, porque harán falta para llenarlas con caldos y legumbres sabrosos y baratos.
Andaba el fenicio rascándose la cabeza, sumergido en estas cavilaciones, cuando la portada del DI casi le golpea en la frente: Incluso el terco encimentador va a las bajas, como los bajíos de enero, ses minves de gener, y pretende construir un campo de golf con la mitad de la superficie prevista. Claro que yo no sé si la prevista era el doble de grande de lo que la lógica diseña. Qué sabe uno, pero sobre estos proyectos colosalistas opino lo mismo que de las perolas: cuanto menos se usen mejor que mejor. No deja de ser cruda la constatación del fenicio: vamos a menos.

miércoles, enero 23, 2013

Etólogo de invierno



Anota el fenicio: estoy más acostumbrado que harto de que me llamen blogger, por lo de blog, ya saben, la Internet tan puñetera; periodista, supongo que porque también escribo en prensa desde 1972, sin saltarme ni una gripe; escritor, porque como decía Forrest Gump, «tonto es el que hace tonterías», por lo tanto escritor es aquel que escribe; editor, porque no he podido evitar tener que editarme y editar a otros; amante, si por un acaso uno ha amado y tal y tal. Y yo qué sé.

Comprendan que hemos pasado unos meses hablando de animalitos de Ibiza, de bichejos y de asesinos vestidos para dañar como la procesionaria. Todavía quedan otros varios especímenes, pero vamos a darles una tregua a los lectores en estas notas cartaginesas.

Anoto: «Nunca digas nunca jamás, no des nada por sentado. Ibiza cambia vertiginosamente. Demasiadas visitas extrañas. Hay que ir revisando el cuaderno púrpura de campo, cada día encontrarás sorpresas».
Y me digo burlándome de mí mismo que ahora soy etólogo, sin 'te' inicial, que es un oficio, un arte y una ciencia que, en principio no tiene nada que ver la banda terrorista ETA, aunque también pudiera ser.
Creo que tras muchos años de cavile he conseguido encontrar mi personalidad, mi centro y ello me llena de gozo, porque sé que impresionaré a la peña de mi pueblo, y de esto se trata, como decía Dalí, cuando le preguntaban por qué había roto la cristalera principal de una carísima tienda de la Quinta Avenida de Nueva York.

 –Hombre... para ver la cara que pondrán mis amigos del bar de Figueres.

 Voy a repartir muchas tarjetitas de estas de visita, las haré troquelar en forma de erizo, que es el animal de Ibiza más guerrero, aunque es pacifista. El erizo es la solución a esta infestación pueblerina de culebras y de víboras. Se las come que da gusto y el veneno no le hace nada.
Por esto a veces me siento un erizo, sobre todo los lunes a las nueve de la mañana.

Me imagino la cara que pondrán en algunos bares de Ibiza cuando vean mi tarjeta: etólogo, en letras de molde, bien grandes. Y nada de explicarse.
Después, sobre la una, en el Rincón de Pepe o en el Tiburón de San Antonio, que es otro de mis pueblos amados, aunque yo amo todos los pueblos de Ibiza, etc., me dirán: ¿y el teléfono? Pero por Dios, contestaré condescendiente y compungido a Miculau, a Miguel: ¿teléfono?, ¿pero tú has visto nunca a un etólogo que tenga teléfono? Imagina que te llaman al móvil en plena observación de calandrias. Si suena el timbre, arruinas el trabajo de semanas, pero si lo pones en modo vibrador los astutos pájaros también detectan las vibraciones electromagnéticas y emprenden comportamientos erráticos. Que das el cante tú en vez de darlo el mirlo.

 No es lo mismo un etólogo que un taxista. Etólogo, toma, ah y no me pidan el titulito del carajo. ¿Tengo acaso el título de fenicio? Tanto como el de catalán, así que aquí estamos negociando entre personas de palabra. Etólogo es el que estudia el comportamiento de los animales, sean o no pitiusos. Sobra el curro y más en verano. Seguiremos navegando, que ya viene febrero loco.

sábado, enero 19, 2013

El último viaje del vapor ´Mallorca´

El ´Mallorca´ saliendo del Puerto de Palma, con los colores de la Isleña Marítima. 


Hay gente que tiene terror al número 13. En unos es pura postura o impostura, pero en otros casos hay algunos individuos que se sienten esclavizados por un miedo insuperable ante ésta o cualquier otra superstición.
Los enemigos o los fóbicos ante el número 13 sufren triscaidecafobia y ellos son, por lo tanto triscaidecáfobos, que no es poca cosa. A mí me llama alguien triscaidecáfobo y le pongo una querella criminal. Casi prefiero que me llamen catalán (de Castellfollit de la Roca, si puedo elegir y, si no puede ser, de Besalú, no aceptaré menos).
En Ibiza no he encontrado jamás ni un sólo ejemplar, aunque seguro que aquel singular Miguel García de Sáez cargado de manías, era uno de los militantes en esta fobia, muy extendida en el ámbito anglosajón. Hay hoteles, que prescinden de la habitación 13, algunos incluso de la planta 13: pasan de la 12 a la 14 y se quedan tan anchos.
El hecho es que en la tarde del 17 de enero de 1913, muchos isleños tuvieron motivos para confirmar su manía, de haberla tenido: un vapor potente y rutilante, el 'Mallorca', navegaba desde Palma para dirigirse a Alicante, con escala en Ibiza. El tiempo no era acogedor, más bien lo contrario. Pero no llegó muy lejos, pues a la altura de la villa de Xarc embarrancó en sa Llosa, unos roquedales planos que se han cobrado no pocas víctimas.
Aquí se desencadena una turbulenta sucesión de escenas que hicieron las delicias de mi querido amigo el escritor Michel Ferrer Clapés (1952-2012), que en ocasiones me había hablado de este accidente y sobre el que, creo recordar, escribió una monografía. Como no lo veo citado por ninguna parte –muy propio del talante que rige en esta isla– lo cito yo. Tampoco la llegué a leer, pero las hazañas se resumen en una reacción valiente y generosa de los pescadores y de los campesinos de las costas de Santa Eulalia que, desafiando toda precaución, se lanzaron proa a las olas con sus barcas de bou, marineras y bregadas en otros lances peligrosos. Sacaron, nada menos que 115 personas, de las cuales 42 era tripulantes del vapor 'Mallorca', el cual por cierto aquí encontró su final: Ibiza fue su cementerio de elefantes.
Pero los viajeros fueron atendidos del shock y del frío, alimentados, abrigados y hospedados hasta que, al día siguiente, con briosas mulas o yeguas, uncidas a los carros payeses, fueron bajados a Vila. Demostrando así una faceta humana que sorprendió a algunos mallorquines –tan salvajes o más que los ibicencos– que solían referirse a los pitiusos como gente violenta y despiadada, poco menos que desprovista de toda cualidad humana.
El Ayuntamiento dedicará todo el año 13 a recordar esta gesta humanitaria. Esperemos que no se arruinen con la edición del libro de Jesús David Ribas Ribas, senderismo, concursos, gimkanas, películas, charlas. No están los tiempos para derroches. Parece un calendario sobrio.
¿Qué fue de los supersticiosos? Quedan pocos, y menos cuando alguien reparó que unos meses antes, en abril del 2012, se había hundido el Titanic, que tampoco era moco de pavo. En Ibiza no hubo ni un solo muerto. Y ahora al menos nos servirá para promocionarnos y para consolidar nuestra propia estima.
Falta nos hace.

miércoles, enero 16, 2013

Acostumbrarse a los bichos



Hace ya al menos dos décadas que las serpientes campan por las paredes de piedra seca, con abundancia de huecos acogedores donde pueden desarrollar una intensa vida social y en las que además tienen el alimento a mano, como es el caso de las lagartijas y sus nidos. Las culebras son muy felices en Ibiza, porque en principio no tienen depredadores aéreos, como las águilas o las cigüeñas. Y los que tienen en tierra son temibles, pero se me da que andan sobrados de comida basura, bayas, huevos, bichejos. Así que las culebras se reproducen a una velocidad de vértigo imaginable en un entorno seguro y repleto de alimento a rebosar y a mano.
Pero que no se descuiden, pues es sabido y conocido el mal genio del erizo y puede ocurrir que en cualquier momento un erizo cabreado (y no hay nada peor) emprenda un feroz ataque contra las culebrillas. Al principio sólo irá a por las crías, pero el resquemor del erizo le inducirá a morder más alto. Y lo hará.
Esperemos que los erizos africanos, muy adaptados a Ibiza ya desde tiempos de los cartagineses o mucho antes, den cuenta de estas culebras que se han adueñado del campo de Ibiza y que están haciendo daño (y encima ayudadas por los temibles gatos asilvestrados) a nuestras bellísimas lagartijas, endemismos preciados, o sea, únicas en el mundo y grandes devoradores de insectos, artrópodos y mosquitos.
Las culebrillas están encantadas, quienes no están encantados son los ibicencos que temen, y con razón, que se vayan acomodando demasiado en la molicie doméstica, cerca de los corrales donde hay huevos y polluelos sabrosos, muy a mano. Por si fuera poco, que el destino y el azar nos libren de una fea mordedura de los ofidios. No nos queda más remedio que irnos acostumbrando a su presencia. Les podríamos mermar en invierno hurgando en el interior de los troncos huecos y fumigando con café sus hendiduras. No soportan el café. Ni el carajillo. Pero en fin, mejor dejarle el trabajo a los erizos.
No es el único animal peligroso y relativamente venenoso. Más pequeña, fea y peligrosísima es la oruga bien conocida por la procesionaria. También es una importación reciente a los bosques de las islas, donde se reproduce con una gran alegría puesto que le encantan los brotes tiernos de los pinos y justamente fue a dar y a caer en la Isla de los Pinos (Pitiusas). No hay que jugar con las serpientes, pero dejándolas tranquilas no suelen ser agresivas. Pero no me cansaré de divulgar los peligros de las orugas: son tremendas, no hay que tocarlas (despiden estos feos pelos urticantes muy tóxicos) ni siquiera cuando están muertas. Si el perro es joven tendrá la tentación de indagar: hay que evitarlo a toda costa y si la ha metido en la boca hay que extraerla como se pueda, aunque seguramente habrá que llevarlo de urgencia al veterinario.
Culebras, procesionarias y otros animales importados desmienten la antigua leyenda que afirmaba los poderes benéficos de los barros de las islas, donde no medran los animales ponzoñosos. Ya lo creo que medran, medran la mar de bien. Pero ya se sabe, aquellos cronistas primigenios, los periodistas de entonces, también eran proclives a la exageración y a veces soltaban alguna mentira.

sábado, enero 12, 2013

Cambiar a la fuerza



Cada vez que el Archipiélago entra en crisis, y esto ocurre cada par de años –somos el lugar en crisis con más éxito del mundo–, sale algún técnico del CRE para advertir que la economía balear está en alerta roja (25-IX-2012) y que nos andemos con mucho ojo puesto que el modelo turístico está agotado.
Es cierto que el incremento de visitantes no aporta más riqueza añadida ni crea muchos puestos de trabajo nuevos (ya saben, el jobless growth del que les hablé, es decir, el crecimiento sin crear empleos), pero habría que saber si ello se debe a, por ejemplo, un incremento de los precios y de los impuestos y a la pericia de los hoteleros y a los comercios que consiguen apañarse sin comprometerse con más personal.
A prácticas perversas de algunos hoteleros.
Decir a secas que el modelo está agotado, aparte de que es una canción muy vieja, no es decir prácticamente nada. Nosotros vendemos servicios (camas, restaurantes, diversión) y esto no va a cambiar, por mucho que los ineptos políticos mallorquines vayan diciendo que quieren convertir Mallorca en una California basada en el knowing how turístico.
A ojos de hoy, y como lo veo yo, cualquier intento que se aporte será bienvenido, pero seguirá siendo un complemento a nuestro modelo, el único factible de sol y playa.
Por supuesto, con innovaciones constantes, pero serán secundarias, serán adjetivos que acompañan al sustantivo turismo actual. ¿A alguien se le ocurre alguna idea sobre lo del modelo turístico? ¿A qué se referirán?
Hay que seguir ofreciendo originalidad, calidad y seguridad, porque no podremos competir nunca más con la calidad de instalaciones recién acabadas en Turquía, Marruecos, etc. ni con sus precios.
En tiempos de Jaume Cladera, 1989, ya se hablaba del cambio de modelo turístico. También en algunos momentos de los 90 y, por supuesto, se volvió a tratar con la excitación previa a la entrada en el euro, la moneda común de gran parte de europeos. Y casi siempre es el mismo equipo formado por la UIB y Sa Nostra. Tienen el disco rayado (o lo tenían, creo que han cesado su concierto).
¿Y qué pasó? LO de siempre, unas empresas cayeron y otras se adaptaron. Y hoy volverá a ocurrir lo mismo. Mallorca no ha podido absorber y llenar su portentoso potencial ¿y a esto le llaman crisis? Mientras que Ibiza, olvidándose de los turistas prestados por la nefasta primavera árabe y por la polarización del narcoturismo juvenil, piensa en su embriaguez que el turismo pitiuso va viento en popa.
Ibiza es la peor organizada de todas. Fíjense en el pequeño pinchazo de Formentera: han fallado los seguidores del anuncio de cerveza españoles y unos miles de italianos y toda la isla ha quedado temblando.
Ibiza va directa a un suicidio asegurado. El despertar de la resaca será histórico. Seguir dejando el monopolio a media docena de discotecas, llenadas por compañías low cost de jovenzuelos en éxtasis (y no místico), sólo nos lleva al marasmo. Y seguramente será gordo. Quisiera fallar en mi deducción.
¿Ibiza ha de cambiar de modelo? No lo sé, en principio recuperar una amplia base del turismo normal, el que puede viajar en mayo y en octubre. O sea, el que ha salido pitando de la isla. Lo diré más claro aún: no me refiero al ´todo incluido´ ruinoso, que no aporta riqueza ni crea puestos de trabajo. No sé si me explico.

miércoles, enero 09, 2013

Las multas del mar



De la mar el mero y de la tierra el cordero. O la cabra que limpia nuestras riberas y nuestros zonas boscosas invadidas por los arbustos, tan queridos por el fuego.
De la mar el mero, el congrio y los erizos, pero también muchas multas y muchos problemas.
Me gusta mucho que el Diario de Ibiza trate temas marinos y marítimos, porque los ibicencos y muchos que vienen de fuera vivimos del mar, por mucha discoteca que nos quieran hacer tragar (¡hasta en el aeropuerto! ¿Ya nadie tiene sentido del ridículo en esta Ibiza loca?).
Incluso si yo me dedicara a los negocios, pediría licencias para construir una quincena de puertos deportivos más. Con los que hay ahora sobra, a excepción de cuarenta días del verano, pero ya me apañaría para sacar negocio, entre la explotación y los traspasos o la venta de derechos. El negocio es el negocio.
¿Sí, pero usted no piensa en la conservación racional de nuestra isla, de las costas? No, le contestaría yo si me dedicara a levantar imperios. Es más, le diría, a Ibiza que le den mucho por saco. Lo que yo quiero es ganar dinero. Bueno, esto lo pensara o no, me lo callaría. Yo diría: «Tendrían que estarme eternamente agradecidos los nativos porque os voy a sacar de la crisis y os voy a modernizar y a dejar limpias todas estas zonas que ahora son una pocilga». O algo así.
Vale, dejemos la ácida parodia para otro momento.
Me acabo de enterar de que estas estructuras sólidas fijas en el fondo del mar son un criadero inmejorable de... medusas, según un estudio del Imedea, en una investigación internacional liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El fenómeno es conocido, por razones obvias, como el efecto ´Caballo de Troya´.
En este trabajo observan que en este tipo de superficies artificiales, que de hecho ya saturan las costas de Ibiza, se han llegado a detectar 100.000 pólipos por metro cuadrado, con una mayor capacidad de generar medusas. La cifra es astronómica y sin duda explica, al margen de otras concausas, la facilidad con que que aparecen súbitamente en Ibiza auténticas plagas de distintas medusas, en función de la época.
Otra razón más para oponerse frontalmente a la construcción de cualquier nuevo puerto deportivo en las Pitiusas. Y ni una a favor, no se me ocurre ni una.
Pero del mar no sólo sacamos porquería, contaminación y alteración por las obras del hombre, también podemos obtener todo un catálogo de multas y como leo el reportaje de Vicent Prats (28 julio 2012) donde se informa sobre la necesidad de obtener una licencia de pesca y de respetar las zonas, aquí las resumo por si alguien todavía anda despistado. Ibiza ha cambiado mucho.
No se debe uno embadurnar con los detritus orgánicos de El Espalmador (no son barro, son excrementos) por estar en zona protegida; ni se puede pescar sin licencia ni fuera de época, tampoco se pueden recoger crustáceos de las rocas ni erizos del mar. Prohibidísimo. Mucho menos atracar en los islotes ni recoger plantas ni lapas, ni caracolas. Nada de nada. Tanto tiempo sin hacerles caso... dejémoslos en paz.

sábado, enero 05, 2013

Cuidado con las serpientes



Víboras y culebras: desde finales de verano hasta finales de otoño, muchos ibicencos se encontrarán con el último recién llegado a la isla (o el penúltimo, puesto que ya lleva al menos dos décadas, como mínimo) y se sentirán tentados a ir jugando con los ofidios, como si fueran una sumisa mascota, cuando en realidad son bichos salvajes con respuestas de conducta imprevisible que puede acabar en la clínica.
Leo varios reportajes sobre las culebras, que hay que diferenciar de las víboras, en general venenosas. Es comprensible, la serpiente siempre despierta reacciones profundas, primarias, y en Ibiza no estábamos acostumbrados, pero desde la accidental reintroducción mediante los grandes troncos huecos de olivo, importados desde Cataluña y Valencia, estos animalitos ya son fauna común en Ibiza. Ignoro si ya se han detectado en Ophioussa (Formentera, isla de las serpientes).
Al menos desde el 2000, siempre pregunto por las culebras en los sitios peninsulares donde peregrino en busca del santo Grial o del santo vino tinto autóctono. En La Coruña vi perfectamente una culebrilla que se ocultó entre los arbustos a mi paso de caminante senderista. Me extrañó mucho, pues estaba en un precipicio que daba al mar Atlántico. Siempre habría pensado que los reptiles tienen tendencia a huir de los aires húmedos salitrosos.
En la alta montaña del Maestrazgo (Castellón) o en Albarracín (Teruel), los viejos me miraban extrañados, porque las serpientes son la cosa más común del mundo: nadie se extraña. Se extrañaban de mi interés. Lo mismo puedo decir de Andalucía o de Extremadura, donde son muy acosadas por millares de cigüeñas y algunas rapaces.
En la prensa peninsular no salen reportajes como en la pitiusa: que si una culebra está cabreada (claro ¿cómo estarías tú si un guripa te agarrara por la cola y te levantara en el aire?). Otra se enrosca bajo la madera de Can Marsá y curiosamente el periodista se siente impelido no sólo a dar la noticia sino a explicarnos que procede de un terrarium. Periodismo púnico. Contad hechos, chicos, dejad las teorías para Indiana Jones o para los columnistas de opinión que ya estamos acostumbrados a decir tonterías.
En realidad son culebras ibicencas que proceden de aquellas primeras que fueron importadas en los olivos. Nada de terrariums, donde como mucho se suelen guardar boas y especies exóticas (o así era antes).
No hacen nada, no son venenosas, explican otros. Claro que hacen algo, la simple mordedura puede causar destrozos serios y no son pocas las venenosas en España. Huelga decir que en Ibiza ya han llegado. Presumiblemente. No se alarmen, pero hay que saber las cosas.
La mortalidad por mordeduras de víbora oscila entre 3 y 8 anualmente. Así que mucho ojo. La culebra bastarda, la de herradura y la de escalera no tienen este potencial mortífero, pero cuidado con sus colmillos. En España hay tres víboras venenosas: la hocicuda, la áspid y la común o europea.
Las culebras comen ratones, lagartijas, pajarillos, por lo que los daños causados a las lagartijas (cazadas también por los gatos asilvestrados) son considerables.
Sólo nos queda esperar que nuestros erizos se las vayan zampando.

miércoles, enero 02, 2013

Posidonias sí, pinos no

Esta falsa imagen de esta falsa Ibiza no muestra la realidad de hoy en las islas:  desequilibrios inducidos por la acción o la omisión del hombre. Infestación peligrosa de pinares y daños irreparables a las posidonias.


Los miles de pajaritos que se quedan pasmados en Ibiza para esconderse de las escarchas de enero que calan hasta los mismos huesos, hacen buen uso de la intensa floresta pinar que nos invade en estos últimos años. Para los pájaros quizás suponga un refugio acogedor, al menos para algunos, pero las Pitiusas tienen demasiados pinares, muy extendidos y muy sucios con maleza, musgos y bosque bajo. Una bomba de efecto retardado, porque en el momento menos pensado salta la chispa y prende de una manera incontrolable.

Por esto decía, que nuestras aguas muy revueltas y alteradas por la contaminación química, necesitarían muchas más hectáreas de posidonia, las mismas que podríamos arrancar en los pinares. Quizás tendríamos las mismas toneladas de biomasa, pero estarían distribuidas de una manera muy diferente y el funcionamiento ecológico global sería perfecto, al menos en principio. Lamento mucho que un estudio tras otro y todos sin excepción constaten la mengua de superficie de las praderas de posidonia. El CSIC lo ratifica una vez más en ses Illetes y en otras zonas. De hecho, sabemos que están bastante afectadas todas las praderas del litoral pitiuso, en algunos casos de forma muy alarmante.
No solo sirven para preservar los fondos de una erosión desatada, sino para formar dunas y para proteger las colonias de huevas y de especies que procrean bajo la protección umbrosa de estas plantas benéficas. Por si fuera poco, son una fábrica natural de fina arena y limpian y oxigenan las aguas del litoral. Casi nada.

¿Quieren un ejemplo los más jóvenes? Tanto en el puerto de Ibiza como en el de la Savina antes se veían perfectamente los fondos, con sus bancos de peces y sus rocas. Ahora el puerto de Ibiza da pena y el de Formentera está cada vez más turbio y revuelto. ¿Nos imaginamos unas aguas así en toda la ribera de la islas?
Hace un tiempo dije en broma –pesada– que de no conseguir contener la expansión del pino en superficie, tendríamos que echar mano de la diabólica oruga procesionaria, que es un enemigo temible para el pino. Primero se ceba en uno hasta que lo agota y lo deja sin vida y cuando esto ocurre van bajando por el tronco una detrás de otra formando una tétrica procesión en busca de un nuevo pino.

En El Maestrazgo castellonés pude ver un espectáculo temible: la procesión cruzaba la carretera de alta montaña y no se veía el principio ni el final de aquella hilera de muerte. En Ibiza y Formentera nunca las he visto desfilar, pero me basta con estos vasos blancos que son una trampa química con feromonas. Atraídas por el olor sexual, van cayendo dentro del vaso de plástico de donde ya no pueden salir.

Si se le ocurre jugar con ellas con un palito o con la mano, hay que saber que es una mala idea: son muy venenosas, incluso los pelos que desprenden pueden ir a las mucosas o a los ojos. Lo mejor es dejarlas en paz y enseñar al perro a no acercarse a ellas: simplemente perderán la vista o la lengua. La procesionaria no hace descuentos, es brutal. Dicen que el mirlo común de Ibiza se las traga con gula, pero quiero entender que es cuando están embolsadas, no cuando son adultas. Larga vida al mirlo, al herrerillo y al carbonero.