miércoles, abril 29, 2009

Todas las epidemias han asolado Ibiza en la historia


Ibiza sabe mucho de epidemias, en Diario de Ibiza:

Una vez conocidos los brotes episódicos de la gripe porcina se nos aparecen como más absurdos los intentos reclamados por hoteleros y empresarios de mayor intensidad en la promoción.
Eso es tirar el dinero, pero en la España de hoy parece dar igual.
Lo óptimo en mi opinión es tener unos cuantos mensajes claros y mantener con tono y constancia nuestra presencia, pero trabajando mucho en la isla antes.
No era suficiente con una crisis a nivel europeo que drenará la afluencia de turismo joven y de clase media. Ya sólo faltaba que recorriera toda Europa la sensación de alarma ante una posible epidemia vírica.
Todavía hay abuelos que recuerdan la epidemia de influenza o gripe, que en 1918-1919 mató a más de 50 millones de personas, incluso se habla de cien millones.
Precisamente aquella gripe llamada española fue causada por un virus tipo A del subtipo H1N1 y, como el virus de la porcina, también atacó a gente joven y sana, antes que a niños y ancianos debilitados.
Basta consultar el Diario de Ibiza de aquel año para encontrarnos con casi dos mil afectados, en una población reducidísima. Causó al menos cien muertos en nuestra isla. Al margen de la dolorosa y desconcertante pesadilla que generan las epidemias yo me hago una pregunta: si atacaba a los más jóvenes y sanos ¿quién labraba, quién pescaba, quién hacía el pan? Me gustaría conocer algún estudio un poco elaborado de aquella época.
Cuando hoy escribes de estas cosas siempre te sale alguna beata o algún meapilas mojigato que está encantado en escandalizarse.
A esta meliflua cuadrilla de acoquinados y sometidos sólo quiero recordarles una cosa. Salid a caminar, fijaros en las murallas, en la estatua a Vara de Rey, en el monumento a los corsarios: Ibiza siempre ha estado atacada. Atacada por el hambre, las epidemias y los piratas berberiscos o turcos. Atacada por los nervios.
Bueno, no me adentro en la historia. Sólo quería sacar al tendedero estos trapos ibicencos llenos de sangre y de dolor. Esto no nos viene de nuevas.
Dos generaciones de comer pan blanco y sacar tripa no pueden habernos hecho olvidar nuestra entereza ni nuestra capacidad de respuesta. Apelo a este orgullo, sin olvidar que Ibiza necesita mucho dinero, pero no para anunciar más los flaones o para hacer mear hierbas al Manneken Piss de Bruselas, sino para arreglar de verdad la isla.
Siempre hemos improvisado. Ahora necesitamos el talento improvisador. Otras veces las circunstancias (guerra en Beirut, Irak, terrorismo islamista en Egipto o Turquía) nos han favorecido. Esperábamos la gripe aviar y ha llegado la porcina. Es igual. Nadie esperaba esto. Nadie lo merece. No bajemos los brazos.