sábado, diciembre 31, 2011

Comercio conservador



Lo anticipamos antes de conocer el contenido del proyecto de ley: España va a reorganizar un calendario de locos, prescindiendo de estos lapsus vacacionales que a veces abarcan una semana entera y que vienen a suponer la pérdida de 1.500 millones de euros para la economía del país. 

Los puentes van a desaparecer, gracias a Rajoy y los festivos se pasarán al viernes o al lunes más próximo, lo cual a su vez supondrá un esfuerzo considerable del sector de la hostelería para adaptarse a las nuevas pautas del mercado. Los agroturismos, el turismo rural y los hoteles en general recibían al menos tres veces al año una inyección de dinero extra al aprovecharse del turismo interior generado por estos puentes.

Otro caso, los restaurantes de toda España han tenido que sufrir dos adaptaciones drásticas en poco tiempo. En primer lugar fue la acotación de zonas para los fumadores; en segundo, la prohibición definitiva. Hoy en día los sindicatos niegan que esta prohibición haya causado pérdidas a los restauradores, a pesar de las quejas de los comerciantes.

¿Qué quiero decir con estos ejemplos? Que el comercio es uno de los sectores más conservadores al que nunca, jamás, hay que dejar mandar, porque de todos modos, cuando se le reglamenta un cambio, supera el trago y se acomoda a la perfección.

Los comerciantes de Ibiza están organizados en la Pimeef y esto es bueno. Pero se han puesto en pie de guerra al conocer la liberalización de horarios propuesta por el Govern balear. En realidad, el peor enemigo del pequeño comercio es su falta de ideas. Como alguien monte una tienda que venda sándalo, saris y colgajos de Oriente, al cabo de unos meses habrá veinte tiendas idénticas en la misma calle. Esta pulsión por copiar al vecino afecta a todos los sectores, es algo imparable. Esto lo vivimos con la moda Adlib y ahora puede verse hasta la saciedad paseando por el centro de la villa o por la marina. 

¿De qué se quejan? De la libertad. Pretenderán que todo el mundo tenga abiertas las mismas horas y a la misma hora. Pues no, debieran recordar que estamos en zonas turísticas donde no deambula un alma en todo el día. Las tiendas que no tengan abierto hasta la una o las dos de la noche no venderán ni un artículo. 

Desde un punto de vista estrictamente liberal, la libertad de horarios es un principio básico. Su argumentación de que la libertad de horario arruinará a los pequeños negocios es bastante pueril. Muchos de estos locales ya son una ruina y no suponen ninguna aportación, pero también me acuerdo de que durante los años 70 y los 80 temblaban ante la inminente peatonización de varias calles. 

Ahora, una vez peatonizadas, son las calles más comerciales, pero como he dicho antes, los comerciantes son la gente más conservadora en el mal sentido de la palabra que existe en una urbe. Bienvenida la libertad de horarios, de espacios y de precios, en una isla donde suelen ser astronómicos e imprevisibles.

miércoles, diciembre 28, 2011

Confusión sobre los puertos deportivos


Cada cual es muy libre de opinar sobre la necesidad de nuevos puertos deportivos, pero lo que no se puede es usar los datos a ojo de buen cubero y arrimando siempre el ascua a la propia sardina, porque es hacer trampa. Es hacernos trampas en el solitario, ya que todos flotamos en esta balsa de piedra que es Ibiza.

Yo pienso -hace muchos años­- que en Ibiza tenemos puertos deportivos bastantes, incluso de sobras. Las costas de Ibiza pueden acoger a cinco mil embarcaciones (en algunos sitios manejan otros datos, pero de cualquier manera sobrepasamos de largo los cuatro mil amarres). Esto es una barbaridad, se mire como se mire. Y hablando de mirarlo, en el Portal Oficial de Turismo de Ibiza se puede encontrar ésta y otras informaciones


Hay otros sitios, la mayor parte de los cuales manejan cifras desfasadas, pero es muy útil cotejar la cantidad de amarres de Ibiza en comparación con cualquier otro sitio de España. Escriba en el buscador Google o Yahoo: Puertos deportivos de España, o Amarres en las costas España, etc. Más de uno se sorprenderá de la potencia de amarre que tenemos los pitiusos y... del tamaño de nuestras Marinas, Clubs Náuticos y puertos deportivos, capaces de dar cobijo a un número infinitamente mayor que los menorquines.

Por supuesto, en estas páginas de Internet no se informa de la posibilidad de fondear en las cercanías de una cincuentena de calas naturales, lo cual crea por cierto el otro peligro puesto de manifiesto en nuestras páginas en el verano del 2011: el destrozo sistemático y el arrasamiento de grandes superficies de la preciada Posidonia.

Leo en la prensa una encuesta a diversos empresarios pitiusos. Están confundidos, se muestran indecisos en cuanto a la necesidad, aunque por pedir no quede y solicitan un (o dos) puerto deportivo que no estropee el paisaje. Saben que esto es imposible. Otros simplemente dudan, porque la demanda de amarres es para julio y agosto, aunque alguien despistado afirma que en junio también hay demanda. Esto fue hace 15 años y será cada vez peor.

La idea de construir más puertos deportivos es demencial y conflictiva porque enfrenta a una sociedad que necesita cohesión, encima no es cierto que cree un empleo estable. Ni es cierto que se necesiten dos mil amarres más. No es cierto que gasten especialmente en Ibiza y sí es cierto que contaminan mucho.

Hace ya años explicamos que de ser cierta la voluntad del Consell de hacer el bien común, en vez de favorecer a un par de empresarios enloquecidos por ganar dinero a costa de la calidad de vida del prójimo, existen soluciones técnicas muy conocidas y que se pueden instalar de junio hasta septiembre: pantalanes móviles, sistema de marcado con boyas para los fondeos, y otros métodos temporales de bajo impacto ecológico.

No crean empleo ni alargan la temporada, no dejan el dinero que se presume, crean contaminación y problemas, sólo vienen a incordiar durante 60 días, y nos dejan el resto del año pagando por sus infraestructuras.

En una isla por lo demás que cada vez está más machacada. Y esto ya lo sabe todo el mundo. (Más sobre el tema en mi Twitter)

sábado, diciembre 24, 2011

Ruido de excavadoras

Puerto deportivo de Benalmádena




Una mayoría de electores ibicencos se decantaron claramente por el PP en mayo de este año, para deshacerse de la gestión muy negativa del socialismo y del nacionalismo, electores probablemente confiados en que el Partido Popular de hoy está desligado de las presiones caciquiles que tanto han dañado el presente y el futuro de la isla, al practicar una política brutal de consumo de recursos naturales. Pero no todo son buenas noticias en las proximidades del poder omnímodo del PP. Todos conocemos las nefastas carencias, diseño caprichoso y fallos estructurales de las autopistas, que todavía debemos en su casi totalidad y nos quedan muchos años por pagar.

Y todos recordamos los proyectos que se abordaron y abortaron en la línea de costa en diversos puntos de Ibiza. Proyectos que en su día pusieron los pelos de punta incluso a numerosos votantes fijos del PP. Existe una nueva generación de militantes y de simpatizantes que no ven con buenos ojos el destrozo de Ibiza y de Formentera, con tal de favorecer a una o a dos familias, las mismas de siempre.

Jóvenes y preparados, saben que la ecología en las Pitiusas no es una pose o una postura impostada por exigencias ideológicas: la visión ecologista de la vida es una imprescindible toma de posición en gente que está informada, que sabe cómo eran nuestras islitas hace 40 años y que ahora ven con alarma en qué las han convertido, y en lo que siguen pretendiendo convertirlas.

Yo pensaba  -y todavía pienso, no desespero-  que el Partido Popular de Pepe Sala, de Vicente Serra, de otros muchos, había aprendido la lección de las autopistas, de antiguos proyectos de puertos deportivos que barrían la costa dentro de las aguas y por tierra, en los alrededores.

Una nueva generación de ibicencos y de formenterenses encuentra injusto y suicida que las izquierdas y los catalanistas (que en general son más de derechas y más reaccionarios que el propio PP) se hayan apropiado del término ´ecología´ y de la actividad ecológica, como movilizador potentísimo del descontento de la sociedad.

Y sin embargo se oye ruido de sables, perdón, de retroexcavadoras en los aledaños del Consell Insular, en el ayuntamiento de San José y en algunas oficinas que mantienen una actividad subterránea que echan humo por la ventana.

La tibieza de Vicente Serra a preguntas de un redactor del DI hace temer lo peor. Unas palabras de Mariano Juan unos meses atrás van por el mismo camino. Al tiempo que mantienen una falacia como coartada: la construcción de puertos deportivos y campos de golf ayudará a rebajar el desempleo. El desempleo de los maquinistas y trabajadores que vinieran de la Península. Véase el empleo que han creado las autopistas. ¿Dónde están los puestos de empleo de los actuales puertos deportivos, con casi cinco mil amarres?

Me gustaría seguir confiando en la sensatez del PP de 2012. El actual PP no tiene ningún motivo para seguir allanando el camino a los que están usando un partido en beneficio de sus obras colosales y muy destructivas. A los Reyes Magos les pido que el PP reflexione y se movilice desde el propio partido si se pretende alguna cacicada contra el conjunto de los ibicencos.

miércoles, diciembre 21, 2011

Más narcoturismo


Se han reunido los alcaldes de Ibiza, ignoro si también el alcalde de Formentera, en un Consell de Alcaldes, nombre confuso, porque ya tenemos otro Consell o Consejo. De manera que no puedo saber si han formado la Banda de los 5 o la Banda de los 6, y digo banda en un sentido sonoro, canoro, musical, casi ruidoso, que es lo que nos gusta en Ibiza. Y Formentera. 

Precisamente han puesto toda su sabiduría, que no ha de ser poca ni pequeña, para fomentar más de lo mismo, esto es lo que en estas páginas alguien bautizó como el narcoturismo. ¿No querías caldo, Margarito? Dos xiqueretes.

El Consejo de Alcaldes se pone de rodillas y ruega a los empresarios de las discotecas, ignoro si son 5 ó 6 (una disco para cada alcalde, pasen y amadrinen o apadrinen), que no abran ni cierren tan tarde.
La media docena de alcaldes ha picado. Han picado. Ellos ¿por qué piden esto a esos? Porque han acabado por creerse su propia publicidad, que a Ibiza viene la gente por las discotecas y que a una hipotética Ibiza sin discotecas no vendría el turismo.

Los que como yo somos de la época pre-discotequera sabemos que esto es una falacia. Claro que el turismo busca colocarse, ligar, beber y comer. Buen yantar, mejor bebercio y coyunda gimnástica en caso de ser practicable. Esto en Ibiza o en Benidorm, los jovencitos o los panteras grises de la tercera edad de Benidorm. Los humanos somos así, aunque también hay un turismo muy activo que va a Lurdes, Fátima, al Vaticano, etc.

Es decir, las discotecas de Ibiza -siendo magníficas, imaginativas y muy ruidosas- no han inventado ningún tipo de turismo, simplemente se aprovechan de la avalancha que cae sobre Ibiza en julio y agosto. El resto de meses (junio y septiembre) son para redondear. Y después cierran.

Por fin se va a realizar la prueba que yo siempre he pedido desde hace años: si fuera cierto que la gente viene a Ibiza como loca para colocarse con las pastillotas y la música disco, bastaría con dejar las discotecas abiertas. Y a esperar a los niñatos colocados que se vayan dejando sus billetes y llenando nuestros hostales (por cierto, en su mayoría sin calefacción). 

No caerá esta breva.

Las discotecas no aceptarán el envite. No recogerán el guante porque saben que en menos de cuarenta días quedarían en evidencia y se les acabaría el chollo y el victimismo. A excepción de mi querido Pachá, que aquí está todo el año. Todo esto se ha intentado en Roses, Lloret, en Alicante, en Mallorca. No funciona. 

La gente va donde quiere ir y después busca lo del turismo sexual o lo de la raya o la pastilla. Pero no a la inversa, puesto que en las cinco principales ciudades de Gran Bretaña tienen todo el material para colocarse, discotecas, antros, garajes donde bailotear, etc.

Pero como siempre digo y repito: si me equivoco, rectificaré públicamente. Yo lo que haría es arreglar lo que de los alcaldes dependa. Y déjense de puñetas y de experimentos que ya se han demostrado inoperantes.

sábado, diciembre 17, 2011

Peticiones de ayuda


A nadie le gusta pedir, pero en los últimos dos años estamos asistiendo a una lluvia continuada de peticiones de ayuda en diversos campos. Si lacerante es la situación humana de decenas (¿centenares?) de expulsados del sector de la construcción que han ido cayendo en desgracia y se encuentran literalmente en plena calle, no menos angustioso es el calvario que pasan pacientemente muchos enfermos que se ven obligados a tratarse fuera de la isla.
La enfermedad en sí ya suele ser una prueba capaz de tumbar al mejor plantado y al más templado; si a esto se añaden los costosos gastos de manutención, taxis, medicamentos o estancia, resulta que nos encontramos en uno de los sitios de España más ricos oficialmente, pero peor cuidados en la práctica.

Cáritas ya es una institución que recibe la garantía de la Iglesia en su continuidad y muchas ayudas particulares que llegan por los conductos más inesperados. Descartemos estas falsas ayudas de alimentos que llevan caducados varios años. Quien quiera ayudar que ayude de verdad.
No es Cáritas un basurero donde evacuar lo sobrante en estado dudoso. Todas las ayuda son bienvenidas, pero que sean ayudas y no rémoras que ocasionan trastornos, trabajo suplementario y pérdidas de tiempo valioso.

En el caso de las enfermedades no podemos obviar el sida, del que se detecta una veintena de nuevos casos anualmente en Ibiza. Hay tratamientos carísimos, pero eficaces que se pueden llevar a cabo con cierta y relativa comodidad desde la isla.
El punto débil de Ibiza sigue siendo el cáncer, bastante más incidental, grave y gravoso para la economía familiar. Los tratamientos de radioterapia en la vecina Mallorca suponen una tortura añadida a la ya de por sí desagradable dolencia. Un altísimo porcentaje ya curan en su totalidad, otros ganan largos años de vida y, en cualquier caso, una calidad de vida aceptable.

De modo que la tortura más agresiva es el traslado, tratamiento y estancia fuera del hogar. Mucha gente no lo supera y no son pocos los que se rinden con tal de no tener que afrontar otro vía crucis en la vecina Mallorca o en Valencia o en Barcelona.
Parece increíble que algunos llamados profesionales -desde Mallorca y de forma anónima, ellos sabrán por qué- salgan a la palestra para descalificar en términos técnicos y económicos la rentabilidad de una unidad de radioterapia en las Pitiusas. Probablemente estamos en unas fechas y bajo una situación donde se hablará mucho de austeridad: hay que pagar la orgía de los últimos diez años. Pero las Pitiusas llevan muchos años luchando por esta solución de proximidad.

Ignoro si los 156.000 habitantes (unos 400.000 en verano) convierten en rentable las instalaciones para unos doscientos enfermos de cáncer que necesitan improrrogable tratamiento.
Pero pongo toda mi esperanza en las gestiones de Carmen Castro y otros para que dentro de un año haya algo más que un montón de tierra en el nuevo Hospital de Ibiza para tratar a nuestros enfermos de cáncer.

miércoles, diciembre 14, 2011

Malos aires



Una buena razón para vivir en Ibiza era la pureza del aire, la limpieza de nuestra atmósfera, a pesar de una humedad ambiental que aplasta a los espíritus sensibles.
Silencio general, limpieza del aire y una atmósfera cristalina en un paisaje inalterado: bueno, y un cuerno. 
Esto ya no es así, el ruido es una peste que ha invadido hasta el último rincón de la isla, al lado del mar, en el interior, en las terrazas, en la calle: toda Ibiza parece una diabólica discoteca, con un murga confusa que apenas cesa por la noche.

Sobre el paisaje inalterado siempre recomiendo sentarse en la ventanilla del avión que venga de Valencia, pues esta línea cruza la isla desde San Antonio hasta es Codolar y lo hace a baja altura, pero a la suficiente para degustar los niveles de destrozo generalizado. No es una experiencia agradable.
Y nos queda la tercera motivación: al menos en Ibiza respiras oxígeno y un aire limpio. Pues no, tampoco. Imagino que si te pierdes en pleno bosque de pinos podrás gozar de una jornada oxigenada, pero según donde vayas ya no podrás gozar de un atmósfera saludable. Es más, en Ibiza y en San Antonio puede ser incluso en un nivel peligroso.
A finales de los años 80 yo lo detecté a simple vista: las emisiones de la central de energía van a la atmósfera y apenas cogen altura. Y dado que los vientos dominantes y las brisas suelen venir de Levante, arrastran los malos humos, los malos aires hacia Can Misses y hacia la ciudad. 
Todo el Archipiélago presenta unos niveles de contaminación importantes, en general debido a las centrales térmicas. ¿Y a qué más puede ser debido? Sin consultar mayores detalles (¿dónde?) me arriesgo a aventurar que hay algunos factores contaminantes: la infestación de lanchas y yates dos veces al día: cuando van hacia Formentera o ses Illetes y por supuesto al caer el sol, cuando regresan. 
La procesión de lanchas produce un rugido extraño, la atmósfera se opaca, se ensucia y el aire del atardecer €que siempre había sido una delicia relajante para desprenderse de los malos rollos de la jornada de trabajo€ huele a eso, a gasóleo quemado. Un horror. Y esto lo he comprobado varias veces. 

Recomiendo hacer la experiencia desde el mirador del Ayuntamiento o bien desde la punta de Botafoc, desde donde se ve la monstruosa invasión de lanchas que vienen de pasar el día en Formentera. Es una experiencia desoladora y si encima añades la humedad y el calor, puede resultar casi dolorosa.
¿Qué más contamina? Es evidente que los miles de automóviles rodando todo el día no ayudan a la nitidez atmosférica. Tampoco las calderas de los hoteles, fábricas e industrias. Pero yo quisiera pensar que el más tremendo contaminante de ozono troposférico son los motores de los aviones, de los cientos de aviones que entran y salen de la isla sin parar, día y noche. Seguramente habrá algún especialista que nos podrá ampliar o corregir algunos de estos datos. Quien quiera ampliarlos, Diario de Ibiza, 28-IX-2011.

sábado, diciembre 10, 2011

Los alemanes abandonan las Pitiusas

Foto: Manu Mielniezuk, Diario de Mallorca. Miles de turistas alemanes en la Playa de Palma para celebrar la victoria de su selección de fútbol.




Definitivamente, hemos perdido el turismo alemán. En la última década, los drásticos cambios de fisonomía, el deterioro de las costas y del interior de la isla, la construcción de grandes vías, no parecen haber sido del agrado de un turista que gratifica los parajes más o menos salvajes.
Ya conocíamos la tendencia de estos europeos, que tanta influencia cultural y turística han tenido en Formentera y en Ibiza a lo largo del siglo XX.
Cuando ya ganó el PP en 1996, España siguió el mismo modelo desarrollista que había potenciado el PSOE. Después Zapatero lo explotaría hasta la extenuación final, que nos ha llevado al hundimiento o a la explosión de la burbuja inmobiliaria (primero) y de deuda (después). 

Pero en el proceso, Ibiza ha quedado masacrada. No digas quedará en el futuro: ya ha quedado. Y como está Ibiza no atrae a los alemanes (ni a casi nadie). Si no existieran los amplísimos paisajes abiertos de Croacia, de Eslovenia, de Italia, de Bulgaria, de Turquía, etc., Ibiza tendría opciones. Pero ya no y vendrán cada vez menos.
«Estamos perdiendo Alemania. Aquí llegaron a venir casi 600.000 alemanes cada verano. Este verano tendremos suerte si viene una tercera parte. Lo preocupante no es una interrupción súbita, sino la tendencia y ésta nos dice con claridad que el turismo alemán no quiere venir a Ibiza, con crisis o sin crisis».
Las previsiones de este párrafo corresponden a un artículo de mayo de 2009, 'Perdemos Alemania'. La tendencia a la baja se ha ido acentuando de forma alarmante y ya no cabe duda de que si se va a seguir enterrando cientos de miles de euros en la promoción en Alemania se tendrá que reinventar las islas, se tendrá que reformular el mensaje, a sabiendas de que el turista alemán es exigente y suele estar muy informado. Y penaliza claramente la destrucción masiva del paisaje, aparte de que tenemos un competidor potente que nos va restando turistas: Mallorca.
Mallorca sufre una presión urbanística muy similar a la de Ibiza-Formentera, pero las dimensiones de la isla mayor diluyen la percepción de destrozo. Mallorca es al menos cinco veces mayor, más o menos.

A falta de los resultados finales por nacionalidades, podemos hacer una valoración a partir de las llegadas de extranjeros por el aeropuerto de Ibiza.
Los británicos han soportado la crisis y han aguantado el tirón, incluso han aumentado un 1,2%. Los italianos han seguido manteniendo la fidelidad a Formentera, ha llegado un 8,4% más que en el año anterior, es decir, 2010. Por motivos que desconozco el turismo holandés ha aumentado un 74%.
¿Y los alemanes? Se han desplomado casi un diez por ciento. Sumemos este descenso acumulado a los de la última década y podremos concluir de manera muy pesimista: hemos perdido el turista alemán, un cliente que llegó a superar con amplitud el medio millón anual, incluso superó en algunos momentos el menguante turismo inglés.
Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.

miércoles, diciembre 07, 2011

Fiestas y horarios a la española



En estos momentos España o lo que quede ella están de puen-te, mejor dicho de acueducto, mientras Merkel, Sarkozy y otros llevan reunidos desde primera hora de la mañana del lunes. ¿Estos agujeros en el tiempo, estos vacíos laborales nos benefician? Supongo que cada cual tirará para su causa, pero es evidente que perjudican seriamente nuestra economía. La hostelería y la restauración estarán encantadas con estos millones (¿diez, es posible?) de españoles puestos en ruta. Turismo interior, por lo que beneficia mucho.... a todos aquellos que nos hayan exportado material, servicios o inmigrantes.

Sería en una nebulosa sesión cervecera en Formentera, con Juan Ramón de la Cruz, Joaquín Francés y alguien más, cuando se nos ocurrió ofrecer alicientes a todos aquellos trabajadores que no se tomaran las vacaciones en agosto. Es decir, quien eligiera mayo, junio, septiembre y octubre tendría diez días más de vacaciones. No sé si el invento funcionaría, pero al menos descongestionaríamos la masa avasalladora de turistas en Ibiza y en Formentera.

En cualquier caso, ni Ibiza ni nadie puede poner a los pies de los caballos su paisaje, sus costas –que en realidad son nuestro petróleo, que vendemos a precio muy superior al crudo– porque a unos señores que tienen discotecas o que venden lanchas les viene bien para redondear su recaudación. Ibiza ha de ser mucho más que esto.

Viven en Ibiza unos 150.000 habitantes y es de esperar que tengan opinión y que sea respetada por estos temibles políticos del Partido Popular, temibles al menos en este aspecto demoledor del entorno.

En Ibiza no cerramos las empresas en julio ni en agosto, muy al contrario, hacemos las huelgas a la japonesa: trabajando endiabladamente más de la cuenta. Ni siquiera respetamos las fiestas de guardar ni los puentes de las Fiestas de la Tierra en agosto. Los ibicencos que trabajamos en servicios redoblamos esfuerzos para levantar un poco nuestra economía y la de nuestro jefe.

¿Habrá alguien en algún Ministerio que se proponga, bien sea paulatinamente, bien sea de forma errática y súbita como ha hecho el PSOE-ZP, introducir cambios sustanciales en los horarios españoles? ¿Y en el calendario de fiestas? No me extrañaría. De hecho, si bien lo pensamos, nuestros horarios son demasiado dilatados, dispersos y (no sé si hay una razón de causa-efecto) nuestra productividad es bajísima, al menos si nos comparamos con las principales economías con las cuales tenemos que competir. Hay que trabajar menos y mejor para aumentar productividad.

Actualmente el calendario de fiestas me parece un desbarajuste. Incluso se permite a cada comunidad autónoma (yo les suelo llamar cacicatos, pero la palabra correcta sería cacicazgos; otros les llaman taifas) elegir un determinado números de fiestas. De manera que si estás trabajando en una oficina de Ibiza y has de hacer un pedido telefónico has de tener delante un buen calendario que especifique las fiestas nacionales, las autonómicas, las comarcales, las regionales y a veces las municipales. ¿Alguien pondrá coto a esta orgía que tiñe de rojo nuestro calendario y sangra nuestra economía?

sábado, diciembre 03, 2011

Dar de comer



Las administraciones deben más de 310.000 euros a Cáritas de Ibiza. No nos asombremos, no somos los peores de España, aunque estos titulares vistos impresos en el Diario nos llenan de consternación.

De poco valdrá ahora lamentarse de aquellas huecas euforias de los años de bonanza. Lo escribí en letras de molde varias veces: en Ibiza y Formentera obras públicas básicas quedarán por hacer, y arreglos imprescindibles en la iniciativa privada quedarán en el alero. 
Quien conozca un poco el estrambótico funcionamiento de las empresas constructoras en sus relaciones con la administración no necesita que nadie se lo explique.

Que una empresa te construyera un colegio (y ya vemos con qué pésimas calidades en muchos casos) se consideraba más un favor que un contrato. Te construyo –baratito y cuando pueda– esta plaza, pero necesito estas licencias para construir más allá unos cuantos chalés. Es un ejemplo de tantos.

El hecho es que la sobras públicas básicas no han sido culminadas, ni siquiera las chapuceras autovías (por cierto ¿empezarán a ser de pago?). Y la iniciativa privada ha caído en un agujero negro del que no saldrá en varios años.

Aquella vorágine de grúas, camiones y plumas que cruzaban nuestros cielos urbanos y rústicos eran pan para hoy y hambre para mañana. 
El pan ya nos lo hemos comido y ahora estamos en la fase del hambre. Un hambre atroz y cada vez más generalizada.

Mucha gente, cientos, quizás miles están pasando estrecheces hasta lo indecible. Otros ya no se avergüenzan de ir al comedor de Cáritas, siempre que encuentren sitio, porque Cáritas Ibiza no dispone de unos recursos ilimitados, por mucha voluntad que pongan los asistentes sociales, los directores y decenas de colaboradores anónimos, y otros no tan anónimos, como la familia Vilás, no sólo un referente en la Sanidad pitiusa, sino un ejemplo a seguir por todos aquellos que puedan aportar su energía o unos euros.

Hay mucha gente pobre de solemnidad y no tiene ni siquiera dónde dormir. Tendría que ser de otra manera, pero es así y el hambre no espera, no conoce treguas, religiones ni edades. Hay que comer algo caliente cada día para mantener un poco de vida, un poco de autoestima.

Vienen fechas muy feas para quien sea pobre, para quien esté sumido en la soledad y la miseria. Por caridad, por solidaridad, por amor, actuemos sin tardanza. 

Y ya no digo más.

Quien pueda ayudar, que no lo dude: con trabajo (unas horitas), con dinero o con productos. Todo ello se puede hablar y quedar llamando el teléfono de Ibiza 971311762