sábado, diciembre 03, 2011

Dar de comer



Las administraciones deben más de 310.000 euros a Cáritas de Ibiza. No nos asombremos, no somos los peores de España, aunque estos titulares vistos impresos en el Diario nos llenan de consternación.

De poco valdrá ahora lamentarse de aquellas huecas euforias de los años de bonanza. Lo escribí en letras de molde varias veces: en Ibiza y Formentera obras públicas básicas quedarán por hacer, y arreglos imprescindibles en la iniciativa privada quedarán en el alero. 
Quien conozca un poco el estrambótico funcionamiento de las empresas constructoras en sus relaciones con la administración no necesita que nadie se lo explique.

Que una empresa te construyera un colegio (y ya vemos con qué pésimas calidades en muchos casos) se consideraba más un favor que un contrato. Te construyo –baratito y cuando pueda– esta plaza, pero necesito estas licencias para construir más allá unos cuantos chalés. Es un ejemplo de tantos.

El hecho es que la sobras públicas básicas no han sido culminadas, ni siquiera las chapuceras autovías (por cierto ¿empezarán a ser de pago?). Y la iniciativa privada ha caído en un agujero negro del que no saldrá en varios años.

Aquella vorágine de grúas, camiones y plumas que cruzaban nuestros cielos urbanos y rústicos eran pan para hoy y hambre para mañana. 
El pan ya nos lo hemos comido y ahora estamos en la fase del hambre. Un hambre atroz y cada vez más generalizada.

Mucha gente, cientos, quizás miles están pasando estrecheces hasta lo indecible. Otros ya no se avergüenzan de ir al comedor de Cáritas, siempre que encuentren sitio, porque Cáritas Ibiza no dispone de unos recursos ilimitados, por mucha voluntad que pongan los asistentes sociales, los directores y decenas de colaboradores anónimos, y otros no tan anónimos, como la familia Vilás, no sólo un referente en la Sanidad pitiusa, sino un ejemplo a seguir por todos aquellos que puedan aportar su energía o unos euros.

Hay mucha gente pobre de solemnidad y no tiene ni siquiera dónde dormir. Tendría que ser de otra manera, pero es así y el hambre no espera, no conoce treguas, religiones ni edades. Hay que comer algo caliente cada día para mantener un poco de vida, un poco de autoestima.

Vienen fechas muy feas para quien sea pobre, para quien esté sumido en la soledad y la miseria. Por caridad, por solidaridad, por amor, actuemos sin tardanza. 

Y ya no digo más.

Quien pueda ayudar, que no lo dude: con trabajo (unas horitas), con dinero o con productos. Todo ello se puede hablar y quedar llamando el teléfono de Ibiza 971311762