miércoles, marzo 28, 2007

Solanáceas y... venenos


Después de todo lo bueno que he contado hace algunas semanas de las plantas solanáceas que nos llegaron de América no sé si vale la pena recordar que algunas partes y en determinada época son muy venenosas. En Ibiza hay muchas plantas altamente tóxicas. Para distinguirlas, es una buena pista observar cuáles dejan de lado las cabras y las ovejas.
Alguien me solicita que trate las plantas venenosas de Ibiza. No sé si me apetece, porque hay mucho desalmado e inconsciente suelto.
Pero sobre las solanáceas sí que cabe decir aquello de «qué plantas tan raras... han salvado a Europa de morir de hambre desde el renacimiento en adelante, pero también son peligrosas, por tóxicas o venenosas».
Ya dijimos que la hoja y la flor de la patata son tóxicas. Lo mismo la planta del tomate (y encima suelen sulfatarla). Pero atención que hay muchas solanáceas. En la misma familia que el tabaco (uno de los peores venenos que existe sobre la tierra) hay la mal conocida belladona; la mandrágora, una planta sobre la cual se cuentan historias y leyendas terroríficas; los tomatitos del diablo, llamados así por alguna razón que no cuesta imaginar; y atención: dos plantas de las cuales yo he hablado en mis libros y en mis artículos: el estramonio y el beleño.
En mi `Diccionario de Secretos de Ibiza´, publicado en 1980 y ahora fuera de mercado, conseguí que muchos de los hippies residentes se hicieran aficionados a pasear por la muralla de Ibiza con los ojos bien abiertos. ¿Estaban buscando espárragos o alcaparras? No, no...
Yo supongo que lo saqué de alguna rondaia de Castelló o de algún sitio que ahora no recuerdo, pero escribí que el beleño blanco (que los ibicencos denominamos `caramelo de bruja´, caramel·lo de bruixa) a menudo crece entre las piedras de la muralla. Buena la hice. Pero la hice. Porque el beleño es una planta muy querida en la farmacopea popular, comúnmente usada como analgésico y alucinógeno si se toma en cantidades excesivas. Es decir, sale dibujada y fotografiada en cualquier manual, enciclopedia o libro de botánica. Y en efecto, yo he visto en Ibiza el beleño blanco. Ignoro si todavía hay quien lo busca.
Pero cuidado con experimentar con las plantas.
Ibiza está llena de estas plantas diabólicas, pero no es normal que a alguien se le ocurra hacerse unas hierbas ibicencas con estramonio. Puede causar algo más que un susto, de modo que recomiendo con toda claridad no hacer el burro con las plantas ni beber mejunjes desconocidos. Más de uno ha quedado tieso, como en el caso de las químicas pastillas que con tanta facilidad se tragan en Ibiza, sin saber de qué están compuestas ni cuánta cantidad llevan del principio activo. De tomar algo, mejor beber buen güisqui, vino, etc. y pasar de historias estúpidas.
¡Ay... las solanáceas! Bendición como comida de los pobres, maldición como peligrosas compañeras de las curanderas. Una familia de venenos y de muerte. ¿Muerte? Sí, muerte.
Hay muchísimas más, como la `hierba mora´ (Solanum nigrum), con unos frutos en forma de guisantes verdes que se tornan oscuros y resultan muy peligrosos. Las bolitas rojas de la dulcamara alivian de las picaduras de las avispas, pero no hay que comerlas. La belladona es tóxica hasta tal punto que hay quien ha comido carne de un animal que había comido belladona poco antes y se ha visto afectado.
En fin una colección de grandes amigos de la Humanidad. Así que prudencia y admiración.

Publicado en Diario de Ibiza, 28 de marzo 2007

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domingo, marzo 25, 2007

Desestacionalizamos… las medusas


Hace un poco de gracia cuando los periodistas presentamos como una novedad algún fenómeno conocido desde antiguo. Tenemos una expresión también muy antigua para esto y así decimos de quien suele basarse en hechos obvios que presenta como descubrimientos que “fulano descubre el Mediterráneo”.

Hay quien descubre el Mediterráneo varias veces al día. Incluso es lícito porque en el periodismo debes atraer un poco la atención. Cuando hablas de fenómenos evanescentes y sutiles, como por ejemplo el tiempo, el trabajo se nos hace cuesta arriba.

Nos ocurre con las medusas.

Siempre las ha habido, ha habido muchas y yo las he visto siempre en invierno. Naturalmente, a nadie se le escapa que la proliferación de medusas es impresionante. Llegan más, se quedan mucho más tiempo, permanecen, y ahora ya vienen en grandes manadas en cualquier fecha del año.

Cuanto peor va Ibiza en su calidad de vida, en su pureza de aguas y en su estropicio ambiental, más medusas, peores turistas y más accidentes y descalabros.

Tanto millón derrochado por atraer a los turistas y al final sólo vienen los peores y en las fechas punta (sí, julio y agosto). A los únicos que hemos sabido desestacionalizar es a las medusas.

También hemos conseguido unas mejoras en las carreteras que mantienen los embudos y los amontonamientos durante todo el día y en cada día del año. Las carreteras han dejado la isla destrozada para siempre jamás, no han solucionado el problema, ahora se matarán con mucha más comodidad. Pero hemos desestacionalizado los atascos: Todo el año los tenemos.

Hemos dilapidado fortunas en carreteras y en promociones turísticas para conseguir exactamente el efecto contrario al que se pretendía. O sea, los turistas durante dos meses y los atascos todo el año.

Las aguas del mar están sensiblemente más calientes, pero la composición de las aguas está alterada entre contaminantes orgánicos y las brutales aportaciones de salitre. Encima esquilmamos las tortugas, los delfines, los atunes o el pez espada. Resultado: Una deuda brutal y unas medusas furiosas durante todo el año. ¡Pues vaya!



Publicado en Diario de Ibiza, Suplementos, 25 de marzo del 2007

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sábado, marzo 24, 2007

La decadencia interminable


En Ibiza sumamos un envejecimiento alarmante de la planta hotelera junto a un crecimiento desbordado de segundas residencias y de apartamentos. Pero en el tipo de vida y de turismo se denuncia una decadencia, un declive de la isla, que muchos detectan pero no se explican. Ciertamente, Ibiza es más barroca, más sofisticada y más compleja, lo cual parece una situación de ocaso y de decadencia.
El caso es que tendríamos que remontarnos a 1980 para explicarnos nuestro destino, o mejor sería decir nuestro origen. España entera se deshizo con una explosión de gozo de los corsés y de los bragueros. Todo era destape. Una especie de fiebre de adolescente que siguió su curso y al cabo de unos años se autocorrigió.
No en Ibiza. Curiosamente, Ibiza salió disparada desde 1973 hacia una idea de libertad -sexual o moral siempre que beneficiara al mercado turístico- que se plasmó en la tolerancia de playas nudistas, discotecas y vestimenta fresca en plena calle.
Pero mientras en España se recuperó el sentido del ridículo y del equilibrio, Ibiza siguió disparada exageradamente cultivando una imagen de locura. La palabra era `desmadre´.
No hubo revista que no dedicara unas páginas picantes al desmadre de Ibiza, todavía identificada con la isla de los hippies, de las drogas y del sexo.
Un periodista valenciano escribía en El País (entonces un diario incuestionable) sobre Ibiza, «una joven sexocracia». Interviú, Bocaccio, Primera Plana, Vip, Yes recogían la mitad del material en Ibiza: terroristas de la OAS, las cacicadas del empresario Abel Matutes Juan, los nazis en Formentera, los chanchullos de la moda Adlib y la princesa Smilja, los falsos Elmyr... y mucha carne en las playas.
Sobre todo homosexuales. Ibiza se entrega a una decadente orgía de homosexualidad, magnificada por una discoteca que rompió todas las cotas conocidas: Ku.
El Ku ya puso en evidencia otra cosa: las distancias cambiaban. Los vehículos tomaban el poder de la isla. Se seguían levantando hoteles a pesar de la crisis de 1982 y de 1989. Se consumían cada vez más drogas y más peligrosas.
Esta discoteca impuso un estilo teatralizado en el cual los eventos se organizaban minuciosamente, controlando el proceso de relaciones públicas. Ibiza parecía un teatro, pero es que lo era, y bandas de bufones semidesvestidos, disfrazados de estética gay o modelos profesionales, ninfas eróticas salían y tomaban las calles del puerto casi al asalto, y hacían sus shows de enganche entre las mesas de los restaurantes.
Los alemanes se hacen con la escena. Los grandes bares del puerto y las boutiques de moda Adlib asisten a una invasión de alemanes. De repente se hacían concursos de misses y de chicos (gays, evidentemente, encima haciendo ostentación de una estética decadente).
Los alemanes transportan de algún modo impresionantes contingentes de hermosas chicas y chicos muy bien depilados. Proliferan los concursos de belleza, la ostentación, el lujo y el juego. Ibiza era el paraíso de los mirones y de eso ha vivido durante décadas. Del cultivo de la decadencia, de lo friki, de lo raro y excéntrico, y de mostrar carne.
Publicaciones como Bild, Stern, Bunte se ceban de una forma exagerada en la gente de Ibiza. Pero muchas escenas eróticas las preparan ellos mismos en lujosos yates o en playas apartadas. Los alemanes convierten Ibiza en su mercado, y son buenos cuando quieren destruir un destino. Incluso los alemanes que vivían tranquilamente en Ibiza desde hacía años quedaron muy impresionados por el desembarco mediático de la prensa alemana.

Publicado en Diario de Ibiza, 24 de marzo, 2007

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miércoles, marzo 21, 2007

Lo peor no ha llegado

Pues no se está tan mal con un cambio climático, piensan algunos. Son alarmismos apocalípticos de los ecologistas que han montado una industria muy rentable con el tema de la salvación del Planeta, dicen otros. Puede que todo eso sea en parte cierto, pero el cambio climático en ciernes todavía no ha empezado. Ni siquiera podemos imaginar las expectativas sumamente desoladoras y la desesperación que afectará a quienes sobrevivan.
Pero hay alguna esperanza. Alguna. Y eso lo dice James Lovelock, alguien a quien escucho con reverente atención, porque ha demostrado con hechos y con teorías que puede analizarse la realidad sin mesianismos pero con grandes dosis de imaginación. Incluso improvisando, cuando en los años 60 usó un detector para la captura de electrones, pero... para demostrar que la atmósfera estaba llena de residuos de pesticidas.
Diez años después los ampliaría. No sólo estamos sumergidos en una atmósfera tóxica por pesticidas, sino que está repleta de CFC: ésta es la clave y será de gran ayuda a los movimientos verdes. O sea, CFC igual a clorofluorocarbonados.
Lovelock elaboró una de las teorías más brillantes y provechosas que se han dado a conocer en el siglo XX: el planeta Tierra no es un mazacote cósmico inerme y esterilizado por las radiaciones cósmicas. La Tierra es un organismo vivo, como un animal o una planta... o sea, la Tierra y el conjunto de las formas de vida forman un conjunto, un proceso vital que se autorregula desde hace tres mil millones de años.
Hay quien siente una tentación mística o religiosa ante esta idea. Otros no, simplemente la vida es un proceso que se ha basado anteriormente en las bacterias. ¿Y el hombre? «Si se produjera una guerra nuclear y la Humanidad entera llegara a desaparecer, la Tierra respiraría con alivio. A la Tierra le trae sin cuidado la existencia de radiaciones», dice James Lovelock. Y añade que el Planeta podría exclamar con alivio: «La existencia del ser humano ha sido un experimento muy desagradable. Me alegro de que haya finalizado».
A veces uno piensa en un registro parecido para Ibiza, que es un granito de arena en este proceso de dimensiones cósmicas. Pero sería deseable, como ejercicio teórico, que desaparecieran todos los turistas durante 25 años. A la isla le da igual le economía de los humanos, pues no saben gestionar los recursos. La isla agradecería una tregua para recuperarse.
Lejos de eso, siguen estudiando la forma de torear leyes y la voluntad de los habitantes para construir media docena de puertos deportivos. Ensanchan vías y se hacen obras en parajes que son imprescindibles para la recuperación y el funcionamiento pulmonar de la isla. Una isla, por cierto, que ha fallado en la otra asignatura pendiente: la energía.
James Lovelock ha decepcionado a muchos ecologistas al hacerse acérrimo defensor de la energía nuclear. (Recuerdo un editorial del Diario de Ibiza apoyando la energía nuclear, a falta de otra solución factible y realista. Estoy de acuerdo).
Si queremos mantener los actuales niveles de gasto energético, no existe ni una sola posibilidad si no es usando la energía nuclear, que incluso es la más limpia y barata. Y además, construir una central eléctrica tarda entre 15 y 20 años, de manera que -lo dice Lovelock- si queremos salvar el mundo y paliar los tremendos efectos del cambio climático, debemos tomar decisiones rápidas, sin titubeos y actuar unidos. Todavía no se dan estas premisas, a la Humanidad le queda poco tiempo, pero él confía en que cuando la desolación afecte en mayor profundidad, la gente se dará cuenta de la gravedad real e inaplazable de la situación. Y aunque tarde, reaccionará.

Publicado en Diario de Ibiza, 21 de marzo, 2007

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domingo, marzo 18, 2007

Los atractivos de la decadencia


Mucha gente siente una gran atracción por la decadencia. Incluso en la literatura, mucho antes que en el cine, parece más sencillo sintonizar con el alma humana en pleno declive que, por el contrario, reflejar los efluvios dorados de la púrpura y del triunfo.

Ibiza está en decadencia. De hecho no llegó al XXI en condiciones y todavía no se ha repuesto ni lo hará, pues la están equipando para convertirla en un enclave decadente. Un poco el polo Sur de este Saint-Tropez que en tantas cosas se asemeja a Ibiza.

La decadencia no se encuentra buscándola, en realidad suele llegar como culminación de un proceso que en Ibiza se inicia en 1990, por decir una fecha.

La decadencia hace estragos cuando se confunde la opulencia con la elegancia. Ibiza fue una isla elegante en los años 50 y lo 60. En la década de los 70 inició un proceso de combustión y despegue. En los 80 se pudrió la situación, el diseño y el modelo de economía, los recursos naturales, la belleza del paisaje, mientras el cemento y el asfalto daban la puntilla final a la elegancia, a la mesura, a la proporción, a la calidad de vida de Ibiza. Y aquí ya podemos añadir Formentera.

“Me recuerda Saint-Tropez”, insiste mi comunicante. No pasa día en que alguien no se interese por algún aspecto de las Pitiusas. Y me envía una descripción reciente del que fuera pueblito francés lleno de estilo, puerto de acogida de numerosos artistas que buscaban belleza, naturalidad y precios accesibles. Pierre Matisse fue su señuelo.

Ocurrió lo mismo en Ibiza. Los pioneros son los artistas. Descubren un lugar. Y enseguida llega la infantería, la artillería con las grúas y la aviación con los turistas.

Las oficinas de promoción siguen vendiendo la idea bucólica de villa de marineros y pescadores. Sí, pescadores de fortuna, carteristas, prostitutas y especuladores.

Los grandes negocios, aeropuertos, yates, puertos deportivos no pueden confesarse como son: necesitan el marchamo de calidad. Mienten. Han perdido la elegancia, han podrido el lugar, entran en decadencia.



Publicado en Diario de Ibiza (Suplementos-Dominical), 18 de marzo, 2007

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sábado, marzo 17, 2007

Hay agua, hay río


Papá, ¿cuándo se sabe que una corriente de agua es río o es torrente? La respuesta es fácil. Sólo hay que esperar dos o tres días después de las lluvias: si el agua baja más o menos clara, es río. Si el agua baja tumultuosa, sangrienta y cargada de barros y de troncos... es un torrente. Mal rollo los torrentes.
No confundirse: en plena tormenta todas las aguas bajan virulentas, arrastrando a su paso cualquier obstáculo.
En Ibiza lo sabíamos.
De niño mi madre me lo enseñó: nunca entres en las aguas cuando estén marrones. Delante de mi casa hay (o había, a saber hoy) torrentes. En Ibiza había torrentes en todas partes. Eso no se come, no mastiques vinagrillo, no aprietes las ortigas, no entres en las aguas turbias... no, no... Si quieres sobrevivir, has de hacer como los cabritos o como los leoncitos: hacer lo que te enseñan y no fallar.
Ahora otra vez ha corrido el río. No es el fin del mundo: es que ha llovido lo suficiente y los acuíferos de los cabezales se han recargado. La vida toma partido y vence a esos bestias de las grúas, del asfalto (el asfalto, por cierto, impide la filtración de las aguas y cambia el curso de las corrientes superficiales. Mal rollo, tú).
Si supiéramos expulsar de la isla a todos estos especuladores que sólo vienen a su interés (y dan mucho trabajo a los magrebíes y a los peninsulares que no lo saben crear en su región), quizás algunos ibicencos supervivientes recuperarían el sentido. El sentido común, el sentido de orientación, el sentido del horario, la paz para poder dormir, el sentido de la vida, en fin, recuperarían un poco las riendas de la vida.
Puede conseguirse: si lo consigue un río reseco al que alguien del PP hace unos años quería recuperar echándole el agua de los purines y de la mierda, si lo consigue un río muerto hace cuarenta años, ¿cómo no lo va a conseguir una sociedad viva, unida que vota no a todos los putos especuladores que vienen a forrarse a costa de nuestra salud?
El río lleva agua, el agua es sana o algo tendrá cuando la bendicen. Cada hombre un voto.
¿Quieres que tu alma vuelva a llevar agua risueña, un poco de hilillo de vida? Vota. ¿Quieres más camiones, grúas, asfalto y puertos contaminativos? Vota también. Tú tienes el agua de tu vida en tus manos: vota.
Que caiga un buen chaparrón de votos, y eso sí, ojo con los catalanistas, que esos lo saben todo y están buscando poltrona como locos.



Publicado en Diario de Ibiza, 17 de marzo, 2007

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miércoles, marzo 14, 2007

El tabaco no relaja, te deja frito


He dejado dos veces de fumar en mi vida, lo cual demuestra que si alguien como yo -tirado al hedonismo, algo perezoso y sin excesivas manías a la hora de enfrentarse a los frutos de la vida- lo consigue a la primera, es algo realmente muy fácil. Lo único que hace falta es decidirse. No voy a fumar más, por lo tanto si no fumo ¿para qué voy a encenderlo? Si no lo enciendes ya no fumas más. Tirado.
El fumador de hoy se enfrenta a la brutal cantidad de tóxicos del Nicotina Tabacus, sumado a una novedad que apenas nadie sabe: el Polonio-210. Exacto: esta sustancia que en mínimas cantidades mató al espía ruso en Londres.
Pero Polonio 210 hay mucho a nuestro alrededor. Y dentro nuestro. ¿Cómo diablos ha ocurrido esto y nadie nos ha avisado? Yo les contestaré sin rodeos sirviéndome de todo cuanto he ido encontrando, y si me equivoco o tengo que corregir algo, pues... encantado lo haré. Pero hay que tener presente las presiones a las que las grandes tabacaleras someten a la información.
Yo quiero hablarles de las solanáceas, del tabaco payés, pero lo haré otro día para centrarme hoy en la radiactividad del tabaco.
Esto es así, pero no lo era antes y se debe simplemente al tipo de fertilizantes fosfatados.
EL humo del cigarrillo está compuesto por miles de sustancias, no todas cancerígenas. El Polonio 210 es 250 millones de veces más venenoso que el cianuro. Se encuentra en ínfimas cantidades en forma de partículas en el humo del cigarrillo (un 0.03-0.07 pCi por cigarrillo).
En la revista Vivir con Salud se ofrecían unos resultados igualmente alarmantes. El tabaco también posee una intensa radiactividad producida por las radiaciones alfa emitidas por los isótopos del Polonio-210 y del Plomo-210, encontrándose ambos en grandes concentraciones en la hoja del tabaco y por supuesto en el humo.
Queda dicho que gran parte del Polonio 210 proviene de los fertilizantes fosfatados que suben desde la raíz, quedan fijados en la hoja y son inhalados con el humo. Y quedan instalados donde más daño pueden hacernos, en las mucosas bronquiales.
Estamos hablando de algo grave. Se considera que el fumador de un paquete y medio diario, absorbe en las ramificaciones bronquiales radiaciones alfa del orden de 400 rads por año, lo cual es equivalente a 300 radiografías de tórax en un año; casi una radiografía diaria. Todo un equipo de rayos X funcionando a pleno pulmón. Una mini central Chernobil en un paquete de tabaco.
Hay mucha información en la red, no sólo referida a los agentes patógenos del tabaco, sino a la política anti-social y muy dañina contra los plantadores y los jornaleros que manipulan estos productos y están sometidos a unos salarios y a unas jornadas de esclavitud.
Los otros datos, las formas de venenos que nos depara este regalo de los indios, están en cualquier enciclopedia y en cualquier revista.
En el humo del tabaco además tragamos un alcaloide muy adictivo, que es la nicotina.
Y además, el alquitrán donde se emiten cientos, quizás miles de sustancias distintas, pero para hacerse una idea, basta recordar que en el humo se encuentra en cantidades muy agresivas: cianuro de hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxido de nitrógeno y amoníaco.
Lo siento, yo quería hablarles del origen en Ibiza de esta solanácea. Otro día será. Mientras, fumen, fumen. (Pero mejor que no, de verdad).

Publicado en Diario de Ibiza, 14 de marzo 2007
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domingo, marzo 11, 2007

Desaparecen montañas y desaparece toda la isla

Fotografía por gentileza de Juakín Medina: Ibiza es un relleno desde la muralla hasta el interior de la isla. No queda un resquicio para el oxígeno.

Salió en todos los periódicos nacionales y en algunos internacionales: el alcalde de Villablino, en la provincia de León, buena tierra dada a los carbones, al viñedo y al botillo, acababa de multar a una empresa que sacaba carbón ilegalmente de unas minas desde hacía diez años.
Esto era la primera noticia. La segunda noticia era la cuantía: 170 millones. De pesetas serán, pensé. Pues no, de euros, así que hay que multiplicar los 170 millones por unas 167 pesetas por euro.
La cuantía no puede ser menor que el beneficio obtenido durante dos lustros, así que arreando que es gerundio, porque esta multa es la respuesta a una sentencia judicial que condena a la empresa al pago.
¿León y Baleares forman parte del mismo país? ¿Pertenecemos al mismo Estado Español, pagamos los mismos impuestos, declaramos la renta por la misma ley fiscal? Entonces, ¿por qué razón en las Baleares parece que hemos quedado lastrados en un remolino inamovible, en un limbo judicial?
Lo cierto es que ahora vienen con una fiscalía especializada en temas del medioambiente.
No sé por qué no es del ambiente entero, no sé por qué sólo habrá una fiscalía, no sé si la dotarán de medios suficientes, no sé por qué la mandan tan tarde. Y no sé nada.
Ahora cualquier movimiento de tierras, cualquier obra, ya daña al vecino. No se cabe, a pesar de lo cual se sigue creciendo hacia el interior y donde quede un resquicio en la costa, atrayendo cada vez más a cientos y a miles de trabajadores que se van sumando a la fiesta.
Pero no se cabe, y ahora el alcance de las mínimas obras públicas para servicios y comunicaciones son demenciales. Incluso se va a construir una depuradora en la cima de una montaña, que es tanto como construirla en la Luna.
Las canalizaciones para agua son cada vez más gravosas. El cableado es extenso y omnipresente.
Así y todo, el agua es pésima, los servicios son astronómicos en el precio y subterráneos en la calidad.

Publicado en Diario de Ibiza (Suplementos), 11 de marzo 2007
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sábado, marzo 10, 2007

Un Nobel que recuerda a Elmyr


Hay días en que por los más inesperados motivos me llega a la memoria algún personaje de Ibiza, algún elefante que desde los años Sesenta y Setenta dejaron una huella tan grande que -algunos y a veces- incluso ha quedado grabada en cine, televisión o en música, cuando no en la pintura y la arquitectura.
Leo una entrevista a Imre Kertész, en Time. Bastan las famosas diez preguntas para sacarle petróleo.
Ganó el Nobel de Literatura en 2002, y como Elmyr tuvo que luchar por salvar su vida de las garras de los nazis y de los comunistas, que se quedaron asentados en su país implantando una dictadura atroz.
Elmyr pudo abrirse y ya jamás volvió. Tuvo que emplear todas las armas de la astucia, sus dotes artísticas y sus encantos personales para ir sobreviviendo.
Cuando sucedieron los hechos de la rebelión frente a la URSS en 1956, el novelista podría haber salido, pero entonces tenía 27 años y se dio cuenta de que empezar de nuevo sería complicado. Aprender un nuevo idioma no sería tarea amable. Decidió quedarse y lo explica con un chiste que yo creo haberle oído a Elmyr en Ibiza. Elmyr, quien siempre repetía que «ser húngaro no es una nacionalidad, es una profesión».
Dice Imre: «Algunos húngaros prefieren enfrentarse a todos los peligros imaginables quedándose en su casa, en vez de la tranquilidad de salir a viajar por el mundo». Es una forma de decirlo que coincide con el viejo tópico: ser húngaro es ser un superviviente y por ello es más una profesión fatídica que una nacionalidad que te dé una seguridad y un país estable.
Yo entrevisté a una pareja o matrimonio de pintores húngaros en Mallorca. Contaban que en Hungría en los últimos años ya nadie quería tener hijos y que muchos incluso preferían el suicidio.
El suicidio no les es extraño. Elmyr lo tenía claro y parece que no dudó mucho cuando le notificaron que sería extraditado a Francia.
La periodista le pregunta al novelista por los mayores peligros que corren ahora la política, la vida y la sociedad europea. No parece dudar. «El mayor peligro es la cobardía. Compromisos innecesarios que pueden dañar nuestra sistema de valores».
"Muy a menudo pienso qué habría ocurrido si los Estados Unidos no hubieran permanecido al lado de Europa frente a la amenaza del fascismo. No podemos olvidar que el terrorismo tiene sus raíces en políticas extremistas europeas. La I Guerra Mundial comenzó con un asesinato y después hemos ido viendo ataques terroristas de gran alcance y la creación de estados terroristas. Esta es la amenaza", afirma rotundo en la entrevista.

Publicado en Diario de Ibiza, 10 de marzo 2007
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miércoles, marzo 07, 2007

El tabaco, un regalo envenenado de los indios


Imaginemos los efectos del primer tabaco sobre los pulmones de los ibicencos, muy escasos de proteínas, sin antibióticos (todavía no se habían descubierto; por cierto la primera vez que se aplicó la penicilina en Ibiza lo hizo el viejo médico Villangómez) y con pocas posibilidades en su farmacopea.
Al menos, el tabaco plantado en Ibiza no tendría la potencia destructiva del actual, porque tampoco se habían inventado los fertilizantes fosfatados, que son los que producen esta radiación de Polonio-210, entre otras sustancias cancerígenas y radiactivas, que son letales para el fumador y para quien está cerca.
La desdeñada nicotina no es cancerígena, pero es un alcaloide que únicamente se encuentra en el tabaco y es el agente que creo en el cuerpo humano una fuerte adicción al tabaco.
Se empezó a cultivar en las alturas de Perú y Ecuador, hace cinco mil años, pero cuando llegaron los españoles su uso ya estaba extendido por toda América, así que debieron quedar muy asombrados de aquellos largos cigarros que inhalados rítmicamente creaban una fumarola diabólica que salía de la nariz o de la boca.
No sólo se fumaba. El uso del tabaco estaba muy extendido como sustancia mágica en algunos ritos. Se esparcía en los campos antes de sembrar, se soplaba sobre la mujer antes de la relación sexual, se usaba como gotas en los ojos, los guerreros se lo soplaban en la cara antes de la lucha, se ofrecía a los dioses, se usaba (hombres y mujeres) como narcótico, se aspiraba por la nariz, se masticaba (como hemos visto en muchas películas del oeste y de piratas), incluso se comía, se bebía, se untaba sobre el cuerpo y en algunos casos se usaba como enema. Los nativos americanos supieron encontrarle numerosas finalidades funcionales, y no cabe duda de que la solanácea se las trae.
Los españoles debieron recolectar semillas enseguida y, como el resto de solanáceas se aclimató en el dulce clima de las vegas andaluzas, en Valencia. En Ibiza crece con una pasmosa facilidad. En las vegas del Guadiana y del Guadalquivir, así como en Granada, el tabaco era una parte importante de sus cultivos para la exportación y para el consumo interno.
Pero no fue tan fácil para los introductores de aquella droga. Seguramente fueron los primeros detenidos por tráfico de drogas, porque la autoridad tomó medidas. Rodrigo de Jerez y Luis de la Torre iban con Colón en 1492 y fueron los primeros en descubrirlo, y más les hubiera valido callarse porque Rodrigo fue encarcelado, acusado de pactar con el demonio aquella extraña efusión de humos que salían del averno.
Felipe II en 1559 ordenó sembrarlo en un cigarral en las afueras de Toledo. Allá no podía sembrarse nada, porque las cigarras arrasaban con todo. El tabaco floreció y parece que desde entonces se le llama `cigarro´ por haber vencido en el campo a las cigarras.
En Ibiza se introduciría desde Valencia, que es donde se han experimentado la mayor parte de plantas y técnicas que después medrarían en Ibiza. Pero eso es otra suposición mía.
Mi padre lo sembró para su consumo y el de algunos amigos hasta que los años lo vencieron. Quienes lo fuman, como el escultor Antonio Hormigo, hablan maravillas del tabaco payés ibicenco, tabac pota.
Naturalmente, cada vez son menos los ibicencos que se dedican a sembrarlo, aunque si es para uso propio es totalmente legal. Lo que no puede es exportarse o venderse a la Península, por ejemplo.

Publicado en Diario de Ibiza, 7 de marzo de 2007
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domingo, marzo 04, 2007

No me toque este turista, yo lo he visto primero

Llegará un día en que nos pelearemos por llevarnos a un turista a nuestra terraza, a nuestro bar, a nuestro negocio, escribí ya hace años, con intención. Lo agarraremos uno de cada brazo, con peligro de descuartizarlo como aquel rudimentario castigo que se hacía con cuatro o dos caballos, cada uno de los cuales tiraban del miembro descoyuntable del reo.
- No me toque este turista. Yo le visto antes.
Bueno, ahora sabemos que esto ya ocurre en nuestras calles, terrazas, en las entradas de algunos bares, en algunas playas… son los temidos tiqueteros. Una plaga.
Pero es que los políticos vienen a hacer lo mismo, pero en vez de zarandear a los pobres turistas –en el fondo, orgullosos de ser tan valiosos, sin ser conscientes de que sólo serán desplumados- zarandean las estadísticas sobre el turismo.
Quien vaya siguiendo el goteo de estadísticas que publican los distintos diarios acabará mareado. Entre el sueño y la pesadilla. Cada cual remarca el rasgo que más beneficia a sus intereses.
Pero es difícil liar el percal si tienes las ideas claras y si uno se da un volteo por las distintas zonas de la isla.
En realidad, la tan cacareada recuperación alemana ha quedado en nada, en menos que nada. No han aumentado los alemanes, en realidad han disminuido casi un 3 %. Los franceses se han permitido una espantá todavía más espectacular, casi un 17% menos.
Una alarmante certeza acecha a quienes han destrozado la isla, la siguen teniendo patas arriba y así la seguirán teniendo durante mucho tiempo: Ibiza no se recupera, y al aumentar brutalmente el número de plazas puestas en servicio, el vacío y la crisis son insuperables.
Sí, podrá hacerse mucho ruido con aumentos espectaculares de divertidos mesetarios y catalanes que bajan a la islita a drogarse o mirar muslos o a brincar en las discos tan promocionadas por la mochila de Pocholo.
Pero para este colapso de agosto se corresponde una descompensada baja temporada y el ritmo de crecimiento se está llevando la isla por delante.

Publicado en Suplementos, Diario de Ibiza, 4 marzo 2007

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sábado, marzo 03, 2007

Pota


Pota: Tabaco cultivado en la isla. Se dice que ya no se fuma esta nicotina rústica, pero no se fíe: Dios le libre de una sesión de auténtica ambrosía payesa.
Olor áspero y agrio, de inconfundible intensidad, que por la fuerza coloca.
El Archiduque Luís Salvador dice que en Ibiza se llegaban a recolectar unos quinientos quintales, o sea unos 20.000 kilos.
El tabac pota (Nicotiana tabacus) ha sido quizá el peor relaciones públicas de Ibiza y Formentera. Cuantos viajeros llegaron para estudiarnos, quedaron anonadados por el kao de su penetrante perfume, `que fa gitar sa freixura´ (hace vomitar el hígado).
Su consumo y siembra llegó a prohibirse en 1862 y fue perseguido como fraude a la Hacienda pública.
Pero los pétreos y seculares ibicencos no soportaron el síndrome de abstinencia, no quisieron renunciar a su dosis, y no cupo más remedio que volver autorizar el cultivo, aunque sin permiso de exportación.
Estas líneas las escribí durante el invierno de 1980 para mi `Diccionario de Secretos de Ibiza´, pero 27 años después siguen siendo totalmente válidas.
Y ahora me pregunto otra vez lo mismo que me pregunté con respecto a los pimientos, tomates y a la patata: ¿Quién introdujo estas solanáceas? ¿Cuándo? Sigo animando a los historiadores que visitan archivos a que pongan la antena en estado de alerta.
Porque lo curioso es que todas estas plantas que he ido comentando en diversos artículos pertenecen a la extraña familia de las solanáceas (ya hablaré de ellas, porque algunas de las cuales crecen en Ibiza de modo natural y son muy peligrosas).
Vuelvo a recordar que vienen de América y que se introducen en España a partir del siglo XVI. No me extrañaría que se hubiera asentado en Ibiza antes que los tomates, por ejemplo. Casi seguro. Primero el vicio, después el servicio.
Aquí quiero poner sobre la mesa otra cuestión: Pero bueno.... ¿es que antes de que los comerciantes españoles no lo importaran de América, los ibicencos no fumaban? Pues miren... oficialmente, no. Es más, cuando se introduce el tabaco lo ponen en la lista negra como un fruto del diablo que hay que condenar. Eso de sacar humo por la boca y la nariz sólo podía ser cosa del Diablo.
Pues bien, denme un poco de margen, porque disfrutaremos más: Sí, en Ibiza se fumaba. En ausencia de tabaco (cuando la guerra civil, por ejemplo) hubo quien fumó hojarasca de pino, hoja de patata (venenosa, y todavía más la flor de la patata) y a saber cuántas cosas más... Pero y la secta de Hassan que se hinchaba de fumar hashis (de ahí viene la palabra `asesino´, porque los sectarios de Hassan, los hassassinos, bajo los efectos de la embriaguez por cannabis se dedicaban a hacer bellaquerías).
Y en la refinada corte turca, en los salones de Estambul ¿acaso no se ponían ciegos con su pipa de agua o narguilé? Es más, los piratas y los guerreros debían compartir alguna petaca de picadura de algún tipo de solanácea.
Así que bien es cierto que la Nicotiana Rustica y la Nicotiana Tabacus provienen de América y hoy se venden en cuatro variedades: havanensis, brasilensis, virginica, purpúrea, pero ya debía existir alguna planta solanácea fumable y fumada. Me refiero dentro del ámbito mediterráneo, entre corsarios y piratas, me refiero a la vida dura del mar, la guerra, el contrabando, a la vida corsaria y pirática.
Nos quedaremos con esta idea, porque lo que está claro que el tabaco procede de una zona entre Ecuador y Perú (demostrado genéticamente), donde se empezó a cultivar hace entre cinco y tres mil años.
Y hasta aquí recapitulemos lo que les dije hace tiempo: La llegada de las solanáceas a Ibiza nos cambió totalmente la forma de comer, o sea, de vivir.


Publicado en Diario de Ibiza, 3 de marzo 2007

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