miércoles, septiembre 28, 2011

La hierba de San Juan

 La hierba de San Juan, Hipericum Balericum (Foto de Herbario Virtual)


Ya es sabido que la flora ibicenca y pitiusa en general compendia un sorprendente y variado tesoro botánico. Quizás en ningún lugar del mundo confluyen tantas especies distintas en tan pocos metros cuadrados. Su valor es incalculable porque, por si fuera poco, estas plantas han evolucionado a lo largo de millones de años hasta adquirir rango propio. Son endemismos. Existen en Ibiza y en Formentera y en ningún otro sitio.

Algunas plantas incluso solo medran en un determinado rincón, como si la naturaleza les hubiera reservado un palco de honor, pero muy breve y circunscrito a un diminuto hábitat.

Las plantas de Ibiza suponen un tesoro de incalculable valor.

En los últimos sesenta años han debido soportar una presión imprevista, por lo intensa y por lo continuada: el turismo y la desestructuración del territorio, a causa de la infestación anómala de los pinares, lo cual ha causado una cincuentena de incendios (o más) en las últimas décadas.

La presión turística sería gestionable si a la larga no significara una agresión añadida: la contaminación química en distintos grados y de distinta procedencia: hidrocarburos, nitratos, herbicidas o insecticidas debido a fumigaciones, etc.

La explosión masiva del crecimiento pinar puede ser equivalente a una explosión volcánica, de no ser por su duración. Estos pinares ocupan todos los nichos, es la planta o el árbol mejor adaptado y absorbe todos los nutrientes.

Y además el pino llama al fuego. Es como si el propio pino, como especie agrupada, necesitara limpiarse, oxigenarse, sacrificando a numerosos ejemplares con tal de poder reiniciar el proceso de expansión biológica. En este sentido también el pino es muy mal vecino, es muy egoísta.

Y sin embargo el bosque de Ibiza está muy animado. Está lleno de vida y de vidas paralelas.

Por eso es tan deprimente contemplar el paisaje carbonizado en las horas posteriores a un gran incendio forestal: ratas ciegas, el inconfundible olor a destrucción, lagartijas, serpientes y pájaros dañados.

Jaume Estarellas, el técnico de Medio Ambiente del Consell, hace inventario de la destrucción del último incendio de Roca Llisa y recuerda la pareja de halcones peregrinos, que probablemente han conseguido salvarse por los pelos. Y narra la presencia de algunas plantas endémicas maravillosas que tenían su hábitat en la zona quemada: el limonium es una de ellas.

La otra merece capítulo aparte: es la maravillosa hierba de San Juan, que tantas veces aparece en las rondaies ibicencas: Hipericum balearicum. Entre otras maravillas atribuidas al hipérico (al menos al Perforatum, imagino que también las tiene el Balearicum) está la de curar las depresiones leves.

No son pocos los psiquiatras que prefieren recetar hipérico antes que el medicamento químico, que tiene efectos secundarios. En realidad, el hipérico también puede cultivarse en jardín doméstico. Quizás tendríamos que mimarla, cuidarla y nombrarla hija ilustre de Ibiza.

sábado, septiembre 24, 2011

Recuperando el monopolio turístico



Las cifras de ocupación turística son fenomenales, casi históricas, tanto en toda España como en Baleares y, por supuesto, en Ibiza. Y a pesar de todo no ha aumentado considerablemente el empleo ni han mejorado las condiciones de trabajo ni los servicios pitiusos. Más bien todo lo contrario.

Al constatar cifras como las que ahora daré uno se queda con la boca abierta, sin encontrar lo que tanto anhelamos: explicaciones lógicas. Por ejemplo, en los últimos cinco años el número de viviendas comenzadas ha caído un 92 por ciento… Quien recuerde la asombrosa –y temible– proliferación de grúas y maquinas desde 1986 hasta 2007, en estos momentos estará estupefacto. Y peor aún: la construcción no repunta, al menos en Ibiza. El fenómeno ha llenado de extrañeza, pero no debiéramos sorprendernos si pensamos en las miles de viviendas terminadas, vacías y que apenas se pueden rentabilizar más allá de tres meses en todo el año. Otras miles permanecen cerradas en espera de que los bancos concedan hipotecas para que alguien pueda adquirirlas e introducirlas en sociedad.

La compraventa de viviendas ha caído casi un 60 por ciento en cinco años, otro factor que explica los bajos incentivos o posibilidades de construir nuevas unidades. Cuando conocíamos estos datos, nos enteramos de que en la primera mitad de 2011 la construcción ha agravado mucho más esta caída: en toda la isla solo se construyeron 61 edificaciones en los seis meses recontados. Dicho de otro modo, el número de obras visadas bajó un 78 ciento con respecto al mismo período del año anterior, que a su vez ya había descendido hasta límites muy preocupantes.

Un futuro muy negro para los promotores de viviendas. Sólo en el municipio de Vila existen más de 42.000 inmuebles, según la última estadística del catastro. El valor catastral de Vila llega a los 3.107 millones de euros.

Más o menos en toda la isla nos encontramos con el mismo fenómeno, una saturación de viviendas acabadas que no tienen salida al mercado y una revisión al alza de la valoración catastral. En estos momentos poseer varios inmuebles comenzará a significar una pesada losa para quien las haya comprado para especular.

Y a pesar de todo ello, el turismo ha aumentado de una forma remarcable, por encima del 10 por ciento y presentando registros de récord.

Es como si la venganza del mercado hubiera recordado a los isleños la naturaleza de su economía: el turismo. La construcción se convirtió en un peligroso complemento que ha dado lugar a incontables aberraciones. Ahora empezamos a pagar algunas.

Se da el caso de que Santa Eulalia no ha recuperado el nivel de empleo del año 2005. Tiene menos trabajadores que en 2005 a pesar de unos aumentos de turistas espectaculares.

Quien no conozca la naturaleza perversa de nuestra economía no se lo explicará: Ibiza se estaba destruyendo a sí misma, con un crecimiento cancerígeno que no parece probable que se repita. Era muy positivo para los miles de trabajadores sin cualificación que encontraron El Dorado en Ibiza y fue bonito... mientras duró.

Se avecinan grandes cambios, decía hace unos días. Atentos, son cambios sustanciales, no sólo cuantitativos.

miércoles, septiembre 21, 2011

Un año ardiente

Este 2011 es uno de los peores años de nuestra historia reciente. ¿Cuándo calmarán los furores y los embates que tanto nos han dañado en estos 300 días que llevamos, de sobresalto en sobresalto?

Los incendios de Benirràs y de Morna ya fueron pavorosos y dejaron bien sentado un principio ineludible: el pino pitiuso es muy agradecido y benéfico porque fija el suelo, impidiendo la erosión, pero por contra, su sorprendente exuberancia acaba por constituirse en un peligro potencial.

A estos efectos da lo mismo si estos incendios han sido provocados. El problema es que una vez prendida la mecha, la voracidad del fuego suele ser incontrolable, por muchos efectivos que se pongan en acción en dispositivos que no resultan eficaces, o solo en función del volumen de la quema. Con un viento ligero, los pinares de Ibiza se convierten fácilmente en una bomba, con la brea, la trementina y la biomasa en pleno proceso desatado. No hay quien lo controle.

Y sin embargo, algo se mueve: hay ya mucha gente que se ofrece (y más se ofrecería, en tiempos de crisis y de paro) para aportar su energía o para crear las condiciones que nos lleven a una gestión más racional de nuestros pinares. Un día es un pastor quien nos anima a ir adoptando las abadonadas tareas del pastoreo. Ibiza es una isla muy adecuada para la cabra. Este tema ya está resuelto en un plano teórico. Ya solo falta que se den las posibilidades para llevar las ideas a la práctica, y aquí entra el Consell, convertido en plataforma común desde donde liderar las acciones. Por supuesto, los cortafuegos, donde puedan ser eficaces. Y por fin, la gestión de la biomasa. Me gustaría remarcar que tenemos una suerte especial al contar con Carraca en la vicepresidencia del Consell. Ha sufrido en propia piel de su municipio los zarpazos del fuego.

En fin, hay mucha gente que ya se ha movido. Este verano, Juan Torres me da a conocer por mail uno de sus posibles proyectos para crear energía a partir de la biomasa. No diré más, que él lo explique cuando crea oportuno.

En Extremadura he podido comentar la patética situación de Ibiza con un ingeniero. Conocen bien el valor de la biomasa: en Mérida se ha abierto una de las plantas más modernas de Europa. La opinión de este amigo no es muy alentadora. En primer lugar hace falta mucha masa forestal. Le explico que en Ibiza sobran –por desgracia– pinos, arbustos, residuos de jardinería... y al final sale el auténtico problema: los empresarios privados se han acostumbrado mal y solo comienzan nuevas aventuras si hay sabrosas subvenciones. La mentalidad de hoy es esta, se busca el subsidio, la subvención, en vez de funcionar con criterios de empresas rentables privadas. Pero el Consell tiene que allanar el camino para las intervenciones en el bosque y liderar los proyectos que valgan emergiendo.

Tenemos que seguir buscando soluciones y deprisa. Entre la crisis y una gestión política demencial, que nos ha dejado endeudados para lustros, nos encontramos los ibicencos, un poco pasmados, y nunca mejor dicho, entre dos fuegos.

sábado, septiembre 17, 2011

Un verano agridulce


Desde mediados de agosto voy recortando (y/o archivando en carpetas en mi ordenador) todas las informaciones que hacen balance sobre el año turístico. En el Planeta, en Europa, en España y, por supuestísimo, en Ibiza.

Parece que en la redacción del Diario cunde el mismo espíritu escrutador, connatural en todo periodista que pretenda avanzar un poco más allá en el conocimiento de la sociedad que nos rodea, pero también por un motivo más inmediato e intranquilizante: estamos viviendo en Ibiza unos años tumultuosos que están provocando cambios muy profundos ante nuestras propias narices.

El buen periodista ha de ser capaz de tomar conciencia de estos cambios y formalizarlos, ponarlos al alcance de la sociedad y hacerlos comprensibles.

Hogaño, el Diario publica casi a diario páginas enteras que intentan explicarnos y explicarse qué demonios ha pasado en este año tan violento, tan abrupto y tan ingrato.

¿Conseguiremos explicarnos y entender lo que nos ocurre? Yo me atrevería a decir que sí, pero a finales de año y a comienzos de 2012 (que será mucho peor que este, según diversas fuentes) dispondremos de muchos más datos.

Este verano agridulce no nos ha hecho más ricos, no nos ha hecho mejores ni ha consolidado nada memorable, según mi subjetiva estimación.
De momento, nos vale saber que ha habido aumentos sustanciales de población, de turistas y de visitantes gaviota (y no pocos buitres), que son estos jovenzuelos que aterrizan para trabajar en junio sin más bagaje cultural ni económico que alguna parte de su cuerpo o de su cuerpo entero. No solo se alquilan puños.

Ha habido un mayor consumo de energía (considerando el sesgo que supone la inexistencia de industra ladrillera, camiones, etc.), aumento de turistas, aumento de emergencias, de intervenciones sanitarias, de taxistas ´pirata´ –algunos tan poco tranquilizadores como el polaco asesino.
Pero si será agridulce la sensación que nos embarga que, a pesar del subidón, aquí apenas se han creado más empleos, apenas se han subido precios hoteleros. Es como si el sistema de nuestro motor hubiera entrado en crisis, anunciando un colapso que, de todas formas, ya lleva lustros anunciado.

Siempre se dice y ahora lo acaba de decir nuestro presidente Bauzá, en quien tenemos depositadas tantas esperanzas (¡qué remedio!): «Baleares necesita una reforma turística». Pero una sombra de pesimismo se asoma apenas pronunciada la frase.

Baleares dispone de un equipamiento turístico fenomenal, no existe en todo el mundo nada parecido. Y el modelo ha funcionado durante más de cinco décadas. No creo ya en reformas, aunque a buen seguro éstas llegarán y serán profundas (estoy pensando en los hoteles obsoletos de Balares y en un exceso de oferta en apartamentos de baja calidad). En Baleares hablamos de reformas, pero en realidad nunca las emprendemos.

Ibiza no puede cambiar de modelo sol-y-playa, porque lo poco que se ha intentado no ha funcionado. El turismo lúdico nocturno está acabando con la isla, con el turismo normal, mucho más apetecible. Los campos de golf que abundan en toda la costa española no han atraído un turismo capaz de paliar la crisis. Sin embargo sabemos que algo va a cambiar en Ibiza, quizás por el triste hecho de que así no se puede seguir.

Sobra mucha gente poco cualificada, la construción nunca más regresará con el furor de antaño y la temporada queda ceñida a dos meses muy fuertes. Nos esperan unos meses apasionantes, pero poco gratificantes.

miércoles, septiembre 14, 2011

Cómo nos ven los turistas



Personalmente encuentro muy interesante cómo nos ven y cómo nos describen los visitantes y los turistas. Entiendo a este grupo de vascos que han quedado extasiados con la ensalada payesa. La gastronomía de Ibiza sólo es realmente de Ibiza si los productos son cosechados en las propias tierras de la isla, aunque ya se entiende que se puede hacer el mismo plato con material importado, como suele ser el caso.

También me llama la atención la cantidad de gente que se ha decidido a venir a partir de sus consultas en Internet. Otro argumento más que apoya mi tesis (una tesis muy solitaria que hasta ahora encuentra pocos militantes, pero la crisis vendrá en mi ayuda): no es necesario gastar más de la cuenta, en la promoción no hay que excederse, porque no sirve para nada, sólo para tirar el dinero, imprimir muchos folletos, y anquilosar las propias campañas. Hoy se necesita sine qua non la liquidez de Internet.

Absorbe cualquier cambio, se pueden corregir fallos sobre la marcha y resulta infinitamente más barato. Aquí corremos el peligro de sufrir una pregunta impertinente: si Internet es mucho menos costosa y es mucho más rentable ¿por qué no se utiliza más? No daré la respuesta porque hoy no quiero hablar de comisiones, derroche ni de corrupción. La gente de Ibiza, al menos en verano, suele ser muy joven. Internet es usado básicamente por la gente más joven, aunque cada vez se amplia el arco de edades en el uso de las nuevas tecnologías. Ergo... cae por su propio peso: Ibiza necesita Internet como el aire que respiramos. Por supuesto que me llaman la atención otras cosas: la abrumadora cantidad de accidentes (han aumentado un 15 % los atendidos en urgencias, seguro que son muchos más los atendidos en la propias discos), de ahogados en el mar o en las piscinas; los accidentes de tráfico; y también el uso suicida de drogas de diseño, algunas de las cuales son mortales.

Y con la muerte no se bromea, aunque The Midnight Beast ha compuesto un himno sobre las animaladas de estos salvajes impresentables. No trata de los peligros de comer pizza en Ibiza, sino de la desastrosa conducta de estos jovenzuelos. El tema está todo el verano en candelero y en las páginas de sucesos o en las cartas al director. No incidiré más. Sólo que los políticos pueden hacer mucho más de lo que han hecho.
No podemos consolidar para siempre la imagen de Ibiza sobre el consumo libre e intrascendente de drogas potencialmente mortíferas, aunque vayan impregnadas de una atmósfera de presunta diversión, música, discotecas, vacaciones, etc. En la primera reunión que tengan debieran ponerse manos a la obra. Y menos palabritas en octubre, cuando ya se cierra. Ibiza es proveedora de cientos de chascarrillos. Debiéramos hacer un concurso nacional, desde el italiano que ya tenía cinco jamones atesorados, robados en el súper, hasta el muerdenarices al pobre Vieri. El caníbal se mejoró a si mismo y días después estampó una lancha sobre la arena blanca de Formentera. Además podríamos contar cuántos clubbers han perdido el vuelo de regreso. Ibiza es un gran negocio para las compañías aéreas británicas.

sábado, septiembre 10, 2011

No es oro todo lo que reluce

La Ibiza de finales de los Sesenta y de los años 70 no ha culminado en un tipo de turismo sostenible ni rentable


Quizás sea buena idea ir siguiendo de cerca todas aquellas iniciativas que puedan servir para el ennoblecimiento de Ibiza y de Formentera, y no me refiero a un futuro cercano, sino al presente.
Incluso se aceptan proyectos programados, como los del Grupo Playa Sol, que pretende desembarazarse del turismo de drogas y discos para incorporar un tipo de turismo familiar, más flexible, más sereno y mejor consumidor. No veo cómo pueda hacerse una transición si no es de golpe: ambos turistas son enemigos a muerte.
Leo la entrevista de un tal Poland, un gay londinense que como muchos ingleses acabó por perder el avión de vuelta. Como otros, se informó por Internet (cada vez son más) y voló con un avión de bajo coste. Su sorpresa fue cuando se encontró en pleno huracán de San Antonio, donde hay muchos ingleses del norte que son unos salvajes, según sus palabras. «Alguien debería tirar una bomba en San Antonio» llega a afirmar, tal es su frustración.
Hombre, bombas no, porque en el pecado ya llevan la penitencia. A pesar de los prometidos esfuerzos de mejora, los hoteleros de la villa, como los de toda la isla, han tenido que tragar carros y carretas y a un precio irrisorio. Mucha ocupación, muchos muertos, mucha droga, pero poca recaudación. La recaudación gruesa queda para cinco discotecas.
Han sido dos meses bélicos, épicos. Los que hayan sobrevivido se verán obligados a comer doble ración de guisado de pescado y de sobrasada a partir del otoño. Dicen que a la altura del día quince esto se desplomará: no quedará casi nadie en la isla. De ser cierto esto es injusto: tantos meses de espera, tanto trabajo de mejora y de arreglos para al final trabajar ochenta días de los 365 que tiene el año.
A pesar de estos inconvenientes se siguen inaugurando hoteles de alta gama, como este de cuatro estrellas de Formentera (el primer hotel ´urbano´, dice el Diario con cierta guasa) que con sus veinte habitaciones supone una aportación modesta pero palpable a nuestra oferta. Lo triste es que dentro de unos meses, el de Formentera y los cuatro o cinco de Ibiza cerrarán sus puertas con toda probabilidad, porque en invierno apenas viene nadie para ocuparlos. De hecho, los miles de propietarios que en verano alquilan sus casas (y Hacienda en el limbo) a veraneantes regresarán para habitar en su propio hogar.
Cierto, Ibiza ha inventado algunos métodos curiosos de hostelería y de comercio.

La asociación de hoteleros está muy escocida. ¿Cómo puede neutralizarse esta oferta ilegal que hace la competencia? Complicado. De hecho, en julio y agosto hay turistas de sobra para todos, y a partir de ahí ya no los hay para nadie.
Curiosa isla, donde la mayor parte del año no hay nada que hacer y en 90 días hay que recaudar para asimilar todo el año, incluso para pagar los créditos y los correspondientes impuestos.
En 2012 intentarán, solo intentarán, subir precios. Ibiza brilla mucho, reluce y genera mucho material para el papel cuché. Pero ya sabemos que no todo es oro.

miércoles, septiembre 07, 2011

Vértigo


Comienza la época del mejor verano, del más sosegado septiembre, que sucede a sesenta días de vértigo. Quienes hayan pasado la prueba, trabajando o veraneando, ya están doctorados ante cualquier desgracia en cualquier parte del mundo.

Benditos aquellos que han podido disfrutar de algún rincón pacífico y refrescante –en Ibiza no abundan, pero haberlos haylos– rodeados de sus libros, su fruta y su vino, y de algunos amigos o familiares. Esta minoría ha conocido la Ibiza arcaica, el silencioso refugio mediterráneo milenario.

El resto, la gran mayoría, sigue buscando animación, quizás sin imaginarse que se le dará con creces y con no pocas tentaciones peligrosas.

Un simple vistazo a la prensa nos evidencia que Ibiza ha recuperado lo peor de sí misma: el caos, la violencia y la droga. Dicen que desde 1998 no se había visto nada parecido, o sea, hemos vuelto a las andadas trece años después. Siempre que la isla funcione con un nivel alto de ocupación, y hogaño ha sido óptima, solemos funcionar mal, a destiempo y a trompicones, dejando no pocas víctimas varadas por el camino.

Golpes de calor, accidentes de moto o vehículos diversos, lanzamientos temerarios desde el balcón, excursionistas inexpertos que se despeñan, ahogados en el mar o accidentados al estrellarse contra las rocas del fondo solo son unas cuantas constantes. Siempre habrá accidentes, pero lo llamativo es que haya tantos, quizás porque coincide una gran densidad de población (el famoso medio millón de habitantes, que tomen nota Palma y Madrid) con un estado físico o mental mermados en algunos aspectos.

Esto no fue todo, folks. El año 2011 necesitaba darnos una lección implacable, durísima que ha dado cuenta de una gran parte de los bosques de es Amunts. Temprano ardió el bosque, lo hizo sin piedad, quizás para dejar claro el mensaje: volverá a ocurrir muy pronto. Descansamos sobre una bomba.

Muchos trabajadores han vivido un verano de vértigo: conductores, taxistas, policías (con el espectacular final con la operación contra la Camorra), personal sanitario.

Sólo faltaba la última locura, la gran estupidez de los ´Oxyshots´ o la salvaje ignorancia de estos chicos del estramonio, en Madrid y Badajoz.

No es extraño que uno de los videos de mayor éxito haya sido la ´Pizza in Ibiza´ , narrando las patéticas aventuras de los clubbers en San Antonio o en la Playa d´en Bossa.

Supongo que en 2012, los países ribereños mediterráneos nos ayudarán a quitar tanta presión y compresión sobre nuestro territorio y recuperarán su cupo de británicos, italianos y otros jóvenes que vienen a quemar llanta a la isla.

sábado, septiembre 03, 2011

Flato o reuma



Mi padre se quejó toda su vida de dolores reumáticos. «Tenc flatu», solía decir, y le recuerdo que en sus últimos años siempre llevaba un parche rojo en la espalda, «una pisma» que, según creía, le aliviaba.
Yo creo que he estado rodeado toda mi vida de reumáticos (el reuma o reúma no existe, existen las enfermedades reumáticas, dice la doctora Ana Urruticoechea, remendando el clásico «no existen enfermedades, existen enfermos»), y no puedo saber cuánto tienen de genético y cuanto de circunstancial, pero intuyo que cualquier día descubrirán el gen que inicia este deterioro articular y desencadena una autopista hacia la postración y a veces la invalidez.

En Ibiza lo tenemos bien asumido y ciertamente no es una dolencia que afecte sólo a los viejos. Es tan antigua como la Humanidad, como pueden comprobar los forenses y los paleontólogos en los hallazgos arqueológicos. La palabra reuma proviene del griego clásico, que pasó al latín y de ahí al ibicenco (¿por qué tendría que pasar por Cataluña, si aquí teníamos a los romanos instalados en Ibiza?).

Lo que no entiendo es como flato («acumulación molesta de gases en el tubo digestivo, a veces de origen patológico») acabó por definir los difusos dolores reumáticos. En muchos países de América, flato significa melancolía.

Pío Baroja escribió una canción a los artríticos que narra con cierta tendencia al humor negro los peculiares incordios de estos achaques, que se convierten en el mejor amigo del hombre (o de la mujer), porque nunca desaparecen.

A veces no desaparecen ni del mapa: cuando vivía en Valencia leí un reportaje sobre una ciudad o pueblo valenciano al completo que padecía una enfermedad reumática degenerativa. Tal fenómeno llamó la atención de los científicos, estudiaron genéticamente el sustrato y al final descubrieron que eran casi todos ellos colonos procedentes, en el siglo XIV (o XV, no guardé el texto), de la misma ciudad o comarca de Cataluña. Los estudios comparativos de la genética nos darán muchas explicaciones. Es probable que la especialista Urriticoechea conozca el caso o pueda dar con él. Me gustaría recuperarlo.

Somos la flor y nata
de los artríticos,
somos la quinta esencia
de los nefríticos;
tenemos casi siempre
hipertensión
y una vaga hipertrofia
del corazón.

También asumo la primera persona del plural de Pío Baroja: soy uno de ellos.




***


Ana Urruticoechea Arana, reumátologa, ha tenido la gentileza de explicarnos algunas alusiones de este articulito, en carta al Diario de Ibiza. Gracias. Un abrazo, querida doctora.



Ana Urruticoechea y Antoni Cuñat presentan el simposio de Artritis Reumatoide.  J. A. RIERA


Ana Urruticoechea Arana, reumatóloga  Flato y ´Biohtzerre´

Leer el artículo en la edición de Diario de Ibiza del 3 de septiembre de 2011 de don Mariano Planells, «Flato o reuma», me ha llevado a recordar a mi familia, a dos excelentes personas, muy importantes en mi vida, ambos médicos del aparato digestivo: mi abuelo Jose María Urruticoechea y mi padre Pedro Urruticoechea, que falleció hace dos años y me enseñó con su ejemplo a querer la medicina. Mi padre me hablaba del flato y del ´biohtzerre´ (´acidez de estómago´, ´tristeza en el estómago´) muy utilizado en el País Vasco. Curiosamente bihotz es corazón y erre es fuego en vasco. Aquí en Eivissa he oído hablar del ventre caigut.
Popularmente, cuando uno padece un dolor crónico en sus huesos o articulaciones con mucha frecuencia dice «tengo reuma», y además sabe cuándo va a cambiar el tiempo.
El término reumatismo fue introducido por Galeno en el siglo II después de Cristo. Proviene de la palabra rheos que significa ´fluir´, porque en aquellos tiempos se creía que el reumatismo aparecía por un flujo que iba desde el cerebro hacia las articulaciones.

Sin embargo, las enfermedades reumáticas son tan antiguas como el hombre, habiéndose encontrado restos arqueológicos humanos con estigmas óseos de diferentes procesos. La gota ya fue genialmente descrita por Hipócrates en el siglo IV antes de Cristo.
En el flato o el reuma ambos traducen dolor, o al menos molestia en alguna zona de nuestra anatomía, asi como el biohtzerre o el ventre caigut.
En relación al caso al que aludía el señor Planells en su artículo, le comento que se trata de una enfermedad degenerativa neuromuscular, en un pueblo de Valencia llamado Sueca.
Aprovecho para enviarle a don Mariano un fuerte abrazo.