sábado, marzo 28, 2015

A cazar serpientes

La siniestra carambola tunecina acaba de reforzar el valor de las Pitiusas como mercado turístico. El monstruoso atentado de los islamistas contra los visitantes del museo El Bardo, en Túnez, ha potenciado nuestra posición estratégica. Los mosaicos, teselas y conjuntos domésticos de la etapa de dominación romana posterior a la existencia del gran Cartago cartaginés (no el romanizado) fueron mudos testigos de una masacre implacable. Justo lo que más odia el turista: la inseguridad física en tierra de moros.
Ya sé que es una pulsión injustificada, un prejuicio, porque atentados horrendos los hemos tenido en Munich, Londres, París, Madrid, Barcelona, NY, Milán, etc. Y también en países no estrictamente moros (sinónimo de magrebíes), sino en los árabes como Egipto, Israel, Jordania, Turquía, Siria, etc. ¿En cuál no ha habido atentados? Egipto tardó varios años en recuperarse del asesinato masivo de un grupo de turistas. Turquía también ha pagado y paga un alto precio por su inseguridad. Por lo tanto sería injusto que Túnez, uno de los países más avanzados del Islam, pagara un sobreprecio. Pero no siempre funciona el pensamiento racional, sino la percepción (por lo tanto subjetiva) del peligro. Ningún inglés tiene el menor temor de venir a Ibiza o a Mallorca, aunque sabe que en determinadas situaciones su vida puede estar en peligro, como lo puede estar en Manchester o en Glasgow.
En consecuencia, Túnez está siendo brutalmente penalizado por el turismo de cruceros (y el de chárters también, imagino). ¿Quién se beneficia? Si hablamos de Semana Santa, que ya la tenemos encima, Canarias, la Costa del Sol y... sí, Baleares. Las islas Afortunadas están a reventar y en Baleares las reservas hoteleras se han incrementado un 20%, aunque la experiencia nos dice que por estas fechas el grueso de los turistas suele ir a Mallorca.
¿Abrirán un mes antes de lo previsto muchos hoteles de Ibiza, a rebufo de la Semana Santa? Yo diría que no, pero si me dejan sazonar con un poco de humor yo recomendaría que añadieron el aliciente de la caza (no sé si mayor o menor, depende del vino que se haya bebido). Usted no podrá ir a Kenia, pero siempre le quedará Ibiza para matar serpientes y proteger a la lagartijas y a los erizos. Ibiza, la isla sagrada donde no pueden sobrevivir las serpientes, necesita su ayuda: compre su azada en el supermercado. Mejores azadas, las de Ibiza, como la azada fenicia no hay.
Leo que el Consell solo ha contabilizado 118 reptiles. No es nada, pero si han cazado esa cantidad, piense que hay cien veces más y me quedo corto: 11.800 bichos. Nos harían falta más para promocionar el safari púnico, pero en menos empezó la Ruta de la Sal. Ibiza, la senda de los elefantes en busca de la serpiente mágica. Inscripciones gratis y se premiará al ganador con la serpiente de Esculapio, diseñada por un artesano de Tanit. Etcétera. Hasta yo vendré. A mirar.

miércoles, marzo 25, 2015

Los otros turistas

Cuando decimos turistas solemos pensar en los británicos, alemanes y españoles, al menos en lo que a las Pitiusas se refiere, si bien los italianos constituyen un importante contingente del total de los que ha habido en Formentera. Pero por suerte o por trabajo ya son numerosos los grupos minoritarios que suman en el total del final de temporada. Por ejemplo, es reseñable la presencia de turistas franceses otra vez, recuperando aquella presencia de los años sesenta, de los argonautes y del Club Mediterranée (éste más reciente, aunque no funcionó según las previsiones, al menos el club de Platja d´en Bossa).
El turista francés, tan parecido al español, es de buen paladar, amante del buen yantar y del mejor beber. Como anécdota, muchos de ellos eran temidos por sus severas incursiones en la pesca submarina no siempre con artes legales ni permitidas. Sería bueno advertirles que este asunto está reglamentado y que las multas pueden ser –en caso de aprehensión– muy disuasorias.
En cualquier caso, los franceses han aumentado mucho en Ibiza, en la isla balear donde más lo han hecho, desde 2012 en adelante. ¿Puede ser debido a la pérdida de Túnez como mercado vacacional muy afrancesado? Quizás, de hecho coinciden lo que parece la causa y su efecto. No es nada raro que Ibiza funcione como mercado de sustitución, lo ha hecho otras veces y desde 2010, cuando estallan las sangrientas rebeliones de El Aaiún, y un mes después las de Túnez, nuestro Archipiélago se ha visto largamente beneficiado por los turistas prestados.
Entre ´los otros´ –uso el título de la película– también contamos con los miles de turistas procedentes de Países Bajos. Desde 1972 y siguientes, redescubrí la larga lista de pintores, escritores y viajeros que desfilaron por Ibiza desde finales de los cincuenta hasta al menos los años setenta. Quizás aquellos protoviajeros intelectuales dejaron un poso y una semilla que ahora ha fructificado. Cierto que también ha ayudado la presencia de televisiones y reporteros, programas, series, y películas que han repetido el boom que se dio en Alemania en los 80.
Otro grupo minoritario es el turismo escandinavo. Recuerdo de mis años muy mozos las fenomenales borracheras de los daneses y de los suecos en San Antonio. Enormes, rubios, buena gente, pero muy pasados de rosca. Incluso había algunos restaurantes suecos y daneses en la villa de Portmany. Por desgracia, los escandinavos dejaron de venir de raíz y al parecer no fueron ajenos algunos accidentes mortales por consumo excesivo de destilados de garrafa. No sé si hemos aprendido la lección, pero no podemos perder a estos minoritarios que se agregan a la gran manada mayoritaria de los clubbers. Necesitamos a los otros.
Por supuesto hay más, como los chinos, que merecen artículo aparte. Me intriga saber qué buscan los chinos en Ibiza.
@MarianoPlanells

sábado, marzo 21, 2015

2015, la mayor avalancha de la historia

Cuando pensamos en el turismo de Ibiza nos viene a la mente el turismo inglés, alemán y español. Son los tres grandes mercados emisores a Ibiza, sobre todo el británico que año tras año nos premia con una fidelidad canina. En 2015 se contemplan unas expectativas excelentes, superiores a 2014, cuando esas ya eran un récord absoluto en todos los órdenes.
No es cualquier cosa. No es ninguna banalidad: llevamos cuatro años en que las islas Pitiusas superan a duras penas los stress tests más exigentes del mercado europeo, porque no estamos preparados para absorber esta avalancha humana concentrada en cuatro meses. Sencillamente. Las infraestructuras de Ibiza, insuficientes y obsoletas, pueden soportar un ritmo de uso en mayo y octubre o en invierno. Pero en los tres meses punta todo revienta en todas partes. Pues bien, la buena noticia (¡temblemos!) es que en 2015 vendrá más turismo que nunca jamás en toda la historia de la isla. No se recuerda nada igual, no existen precedentes, a no ser la temporada 2014 donde ya observamos con impotencia cómo la isla sucumbía al marasmo demográfico, pese a lo cual, los voluntariosos y preparados profesionales de la isla, culminaron la temporada con resultados muy positivos. Me refiero en general y a cualquier sector: sanidad, seguridad, aeropuerto, puertos, hostelería, etc.
Sabemos de Gran Bretaña que las vacaciones a España les saldrán más baratas. El cambio de moneda les favorece y su situación laboral no es peor que hace uno o varios años. Ibiza les enloquece y si no lo hace la isla lo hacen las drogas y la música. La invasión británica será sonada, además, porque varias cadenas de televisión llevan todo el invierno poniendo cachondos a los jovenzuelos y a los pudientes con ganas de aventura.
De Alemania nos llegan noticias pasablemente buenas, después de haber estado diez años muy duramente penalizados por ese sector de mercado. Los hoteleros baleáricos saben muy bien lo qué hacen cuando suben precios y ha sido en la feria alemana donde han confirmado la tendencia al alza en las ventas, lo cual ha alarmado a los operadores turísticos. Cualquiera diría que estos agentes añoran los años en que Turquía, Grecia y Egipto ofrecían instalaciones mucho mejores –por lo nuevas– y bastante más baratas que Baleares. Pero la coyuntura política se ha llevado por delante la parte sustancial de ese mercado medio-oriental. ¿Y los otros emisores? Bien, estupendamente todos los europeos. Excepto los rusos, por razones ya bien conocidas y sin solución a corto plazo.

miércoles, marzo 18, 2015

Perlas de precampaña: Corsarios

Creían que yo estaba distraído, pero me estaba fijando en las perlas que van elaborando estos animosos pitiusos, candidatos a regirnos en los ayuntamientos y en el Consejo Insular. Esta semana me he fijado en los Corsaris Democràtics escrito con este arte entreverado que ya nos hace presagiar días de prez y gloria. El sustantivo y adjetivo van en ibicenco, mientras que el artículo determinado va en español. Mal asunto. O una cosa o la otra: Es Corsaris (ibicenco), Els Corsaris (barcelonés) o Los Corsarios (español).
Si no demuestran concordancia y coherencia en el nombre, mal la van a ejecutar en su política. Ocurre lo mismo en otro grupo, llamado Más Eivissa, creo. Más Ibiza o Més Eivissa, ¿no? Una cosa o la otra. Ya quedó claro en una de las atrabiliarias asambleas de Podemos (toda una sinámbula, en palabro que me regaló Mariano Villangómez) que el tema de las lenguas es un arma arrojadiza que no sirve absolutamente para nada: solo para enredar, para incordiar y para pelearse. Es decir, si intentas hacerlo en ambos idiomas, los catalanistas montan en cólera; si lo haces en castellano también les cabrea, pero ya tienen un motivo registrado para llamarte facha, lo cual funciona como un lenitivo para rebajar su tensión malintencionada. En resumidas cuentas, hace años que he llegado a la conclusión de que es mejor hacerlo en castellano: te entiende todo el mundo y si tienes algo que decir, algún contenido que comunicar, puedes hacerlo con eficacia. Por lo demás, ya que nos ponen serios problemas para publicar en ibicenco –te exigen el catalán normativo o estándar– que tampoco sea en barcelonés o catalán, un idioma estupendo para Cataluña.
Los rumbosos Corsaris se presentan a los ibicencos con un programa que no he acabado de captar, pero es igual, porque han optado por la política espectáculo y esto es una opción muy respetable. Los resultados ya se verán. No en vano el cabeza de lista se llama Jesús Rumbo, quien ya nos avisa de que no es necesario ser genuino de Ibiza con ocho apellidos ibicencos. Nadie te lo dirá, pero es todo lo contrario: es importantísimo en este país de caciques y localismos ser un lugareño. Y a ser posible con boina y ocho apellidos vascos, ibicencos, extremeños, sevillanos, valencianos: los españoles hemos regresado al tribalismo de Viriato y de los íberos, cuya belicosidad intertribal tanto sorprendió al historiador romano Polibio. Pero me gustan estos corsarios. Me caen bien. Política espectáculo, dirigida por un showman y presentador, según leo en la prensa. Le sirven de rumberos varios empresarios que le hacen las palmas y le adornan un proyecto bastante vago y difuso. Bienvenidos al club y espero que hagáis uso de vuestra mordacidad contra el resto de penitentes y expedicionarios hacia el Consell y los ayuntamientos. Puede ser vuestra mayor aportación.

sábado, marzo 14, 2015

Ibiza replicada, misión imposible

Quieren copiar Ibiza por ahí fuera. Otra vez. Vale que nos copien la música y el ´estilo Ibiza´ que nosotros hemos copiado o importado de mil sitios dispares, pero ¿replicar Ibiza? Y sin embargo casi cada año viene alguien, quizás para salir en las páginas del Diario, como estos pintores que cuelgan sus cosas en los bares, que anuncia un proyecto de replicar Ibiza, en parte o por zonas. Creí en estas majaderías hasta que caí en la cuenta de que entre los mejores vendedores de motos se encuentran algunos arquitectos. Los hay geniales, no en su trabajo de levantar y construir, sino en su faceta de relaciones públicas. En España tenemos al menos dos que si los pudiéramos vender por lo que creen que valen, tendríamos el problema de la deuda nacional resuelto.
Pero hablemos de Ibiza. Creo recordar que la primera vez –salió en el Diario, claro– que se intentó vender Ibiza fue en Miami, yo diría que en los 80. Luis Cervera es autor de un libro que catalogó y dibujó técnicamente los edificios y las calles de Dalt Vila. Un libro magnífico que ya estará agotado. Quizás llevado por la euforia minuciosa de aquel trabajo loable, alguien vendió la idea de replicar Dalt Vila en Miami. Aquí suena la música de Queen de fondo y aparece una ráfaga de caras de la época: Smilja, Ku, Roman Polansky, Freddie Mercury, Pachá. Una Ibiza exultante que salió disparada como un cohete, pero que en apenas unos años se sumió en el caos contaminado de hooligans, grandes discos, drogas, éxtasis, autobuses a cientos ante las discos y una desastrosa política urbanística. Seguro que antes de Cervera a alguien se le ocurrió replicar la isla fenicia. Al mismo Picarol (José Costa Ferrer, así) se le ocurrió diseñar una urbanización con chalés que intentaban emular la arquitectura popular de Ibiza en Mallorca. Cala d´Or, le llamaron, en cursi denominación propia de los nuevos ricos mallorquines. Y así se sigue llamando, en vez de Cala d´Hort. Difícil e inútil el deporte de copiar otras ciudades extrañas. En China lo hacen, desde la torre Eiffel, el pueblo austríaco de Hallstatt, o las casas inglesas de la orilla del Támesis. Incluso en Macao han copiado Las Vegas, que a su vez es una edulcorada copia de elementos de otras ciudades que se levanta en medio del desierto de Nevada. En ningún caso el resultado es memorable. En realidad es ridículo, pero cualquiera se lo dice a los chinos.
En Barcelona intentaron construir una España encerrada en el Pueblo Español. No sé si los resultados son muy plausibles, me temo que no. Replicar ciudades extranjeras es una nadería que no presenta ninguna ventaja. Y en el caso de Ibiza es imposible. Nadie conseguirá emularnos en la combinación de la cultura cibernética, grandes yates, pringados en una balsa de excrementos, por ejemplo. Ibiza huele a puerto, o sea, a cloaca y a los millonarios les encanta, porque ellos se alimentan de vanidad y de fotógrafos. Que nos copien nuestra música genuina que nosotros robamos en Londres, NY o Miami. La exponemos con drogas británicas o marroquíes y con camareras casi desnudas venidas desde el imperio británico o desde Berlín. Ibiza, dicen. Y se lo creen, pagan y se van multicolocados, dando brincos. Yo no sé lo que harán Dubai, Egipto o Miami, pero Ibiza ya vive en el cosmos, con las grandes estrellas rutilantes. Huele a mierda, sabe a humedad, a petróleo mal quemado, y a ruido pero Ibiza es un mito y los mitos no huelen ni duelen. Por esto todos intentan copiarnos a los que tanto hemos copiado.

miércoles, marzo 11, 2015

Ni una tasa más en Baleares

A principios de enero la asociación hotelera ya anunciaba su previsión optimista para la temporada 2015: habrá subidas de precios y mejoras de rentabilidad en los hoteles, lo cual parece sacar de quicio a Podemos. Y también a los operadores turísticos británicos y alemanes, que ven como el mercado balear tiene ahora una demanda sustanciosa, a diferencia de hace unos cuantos años.
Hay que subir, dicen los hoteleros, los mismos que soportaron los años de vacas flacas con estoicismo y paciencia; no subáis en exceso, replican los tour-operators a los hoteleros; se os acabará la leche de pote, exclama algún cerebrazo de Podemos mallorquín. Los hoteleros están muy mal criados y hacen lo que quieren, explican los nuevos mesías de esta secta podemita que ha galvanizado el descontento y el desconcierto populares.
Hace años que observo una característica mediterránea y no es un tópico: somos bastante bestias, pasionales, orgullosos, ruidosos y toscos. Yo lo observo en Valencia, Cataluña, Mallorca y en numerosos detalles de Ibiza. Y para vencer la rudeza de estos trazos debemos cultivar sus contrarios: el atildamiento, el amaneramiento, la finura, la amabilidad doméstica.
¿Quién diría que es obra de la misma mano y de la misma mente la brutalidad fallera de las mascletás que se celebran justamente ante los mejores monumentos de la arquitectura barroca? Valencia y Barroco son casi sinónimos. En Mallorca también tienen su lado oscuro, bestial, pero por contra, da gente preparada y astuta, callada y con refinamiento de viajero moldeado en muchas travesías.
Podemos parece ofrecer esta aportación dionisíaca a la vida, la locura y la brutalidad, pero si llegaran al poder, en apenas unos años serían los más entonados cantores a los valores apolíneos y a la belleza sensata y educada. Pero que no lleguen. Mejor para todos.
Los hoteleros de Calviá se sobresaltaron por los tirones de orejas de Podemos. Todo teatro, puro teatro. En realidad ansían una buena vida y a ser posible, empezando por ellos mismos. En lo demás, el desastre está asegurado, como lo ha estado cada vez que ha gobernado el Pacte o cualquier grumo de nacionalistas-progres-izquierdas.
No han ganado ni han vencido y ya vuelven con su catastrófica tasa turística o ecológica. Van a rebufo de una situación coyuntural internacional para volver a meter la pata. No se notará ahora, pero si vuelven al poder tenemos asegurado al caos, más paro y más ruina.
Ahora se hacen llamar Més, pero son los mismos de siempre, que se avergüenzan de presentarse con sus antiguos nombres.

sábado, marzo 07, 2015

Ibiza inventó el refajo de oro

Recuerdan cuando los genios del catalanismo insular pretendieron borrar del mapa el nombre de Ibiza para sustituirlo en la promoción internacional por Eivissa? Unas auténticas eminencias. Todavía pululan por la isla politiqueando e intentando mangonear el mundo de la cultura y la educación. Hoy se ve claro que el topónimo es único. Singular magnificante. Es decir, la palabra Ibiza es un referente, un icono, una marca.
Como ya lo dije en aquel momento, en defensa de nuestro topónimo Ibiza, lo recuerdo ahora: es una marca de un valor incalculable, como un cuadro de El Greco, Velázquez o Goya. Es irrepetible, por mucho que intenten copiarnos, en especial entre los países árabes (Dubai, Egipto, etc.). En California, Miami, varios países caribeños, en Las Vegas, etc. observan Ibiza y su fenómeno promocional lúdico para intentar impregnarse de su estilo.
Solo una isla como Ibiza puede hoy vender cualquier menudencia exquisita sabiendo que tendrá un alto nivel de éxito. Su trabajo nos ha costado. Pensad tan solo que conseguimos elevar el refajo tan íntimo y devaluado a la categoría de moda deseable y excitante. La moda Adlib, como tantas cosas, parece emerger de nuestro subconsciente mediterráneo, donde guardábamos estas prendas lejos de la luz del sol que enciende el deseo. Y las ennoblecimos con la elegancia casual y guasona del hippismo pasado por la ducha.
Dejemos en paz el nombre de nuestra isla, cultivemos el potente idioma español y amemos lo nuestro sin complejos ni miedos adolescentes. Hoy Ibiza rompe y rasga, impone y sigue sintetizando las influencias externas en un crisol fenicio que todo lo transforma en productos de éxito. Amarás Ibiza sobre todas las cosas y te dejarás la piel por protegerla de los desmanes, de los tiburones y de las gaviotas que se lanzan sobre el botín en una algarabía irracional.
Tanto éxito me da algo de miedo, porque si por un lado se celebra la ritual avalancha veraniega, por el otro los isleños no sabemos encontrar la manera de equilibrar nuestros balances de infraestructuras y de servicios suficientes para los que residimos aquí todo el año.
Ibiza ha puesto ya el cartel de ´completo´ este verano. La isla se llenará de piratas, carteristas, delincuentes y chusma sin escrúpulos de cuello blanco y de bragas negras. Volverán a subir los precios, los servicios colapsarán y un año más soltaremos una catarata de dinero a las arcas del Estado. Pero Ibiza volverá quedar, como siempre, en otoño seducida y abandonada, a la voluntad de las tormentas y de las nieblas.

miércoles, marzo 04, 2015

Formentera seguirá con coches

No me gustan los coches ni me gustan los atascos ni me gustan Ibiza ni Formentera en verano, entre otras razones, precisamente por esto. No me explico cómo en pleno siglo XXI no hemos conseguido superar esta monstruosa forma de movilidad.Claro, ya sé que suponen una fabulosa fuente de negocios, de trabajo y de agente dinamizador de la economía. Pero ya hace décadas que podríamos haber sustituido los combustibles fósiles por otros mucho más limpios. Al tema: me encantaría que en las Pitiusas quedaran menos coches circulando, sustituidos por buses y microbuses verdes, menos ruidosos y poco contaminantes. Quizás las islas volvieran a ser un paraíso. Soportables.
Pero en Formentera quieren recurrir a una medida limitadora. Por lo poco que sé, no pueden prohibir la circulación de vehículos en el territorio nacional y por muy descuajaringada que esté la España actual –y lo está mucho– es imposible prohibir el paso y el paseo. Se han puesto de acuerdo todos los partidos y las entidades de la isla, 80 asociaciones que forman el Consell d'Entidats, para redactar una ley de rango balear para poder cobrar un peaje a los vehículos provenientes de la Península, porque supongo que no pretenderán cobrar a los que vengan de Ibiza. Este proyecto de ley iría al Parlamento balear donde se aprobaría y sería de aplicación en aquellas islas que prefirieran hacer uso. Quiero suponer que también la asociación de las casas de alquiler de coches, en principio muy beneficiadas podrán dar su opinión. Ignoro si los coches que se alquilan en Formentera pagan el impuesto de matriculación y circulación en ayuntamientos lejanos de la península, en vez de pagar en los ayuntamientos pitiusos.
En cualquier caso, ahora es el momento de tratar todo estos temas. En realidad el agobio se pronuncia en julio, agosto y septiembre, cuando la isla se pone en 35.000 habitantes y el número de coches sobrepasa con creces los 10.000. Los apenas 80 kilómetros cuadrados de Formentera no dan más de sí y esta medida, si bien tendrá poco poder disuasorio, al menos servirá para recaudar y hacer calderada. Es probable que tampoco sirva apara incentivar la visita en temporada baja. Está demostrado que quien compra Pitiusas quiere el ferragosto y le da igual el precio, los atascos y el hacinamiento humano o inhumano. Al contrario, parece que lo buscan adrede: Formentera seguirá con coches e Ibiza muchísimo más.