sábado, abril 27, 2013

Pendientes de las reservas

Sharm el Sheiq, Egipto: ya acaparan numeroso turismo de buceo y que busca la tranquilidad

Los pitiusos estamos pendientes de las reservas. Las reservas positivas podrían ser las de los rusos, el frente oriental, que ha alcanzado una aureola mítica de clientes bien surtidos y gastadores. En Barcelona cuando ven un ruso pegan saltos de alegría y pugnan con tozudez para llevárselo. No es de extrañar que los hoteleros mallorquines usen todas las artimañas a su alcance, que no son pocas, para retener a los hijos de Putin para que no salten a Ibiza.
Los pobres mallorquines quedan un poco sorprendidos cuando los rusos piden para ir a Ibiza. Da igual, se reponen con facilidad y les pasean por la sierra de Tramuntana y a la altura de Deià, les informan: «Y aquí a su izquierda tenemos Ibiza».
Cualquier cosa es buena con tal de quedarse con los potentados rusos. Pero cuidado, nos están espiando y aprenden rápido. Ellos también pretenden vendernos sus ibizas soviéticas (bueno, ahora serían ex), aunque los más peligrosos son –ya lo sabemos– los japoneses y ahora los indios.
La suerte de Ibiza es que es modelo difícilmente clonable. Bueno, lo era, porque estos tinglados discotequeros pueden montarse en cualquier parte del Fórmula 1 que crecen súbitamente en medio de un desierto.
El único valor de Ibiza es, bueno era, su originalidad de paisaje, su especial conformación geológica, que en estos últimos años ha sido desfigurada por el cemento de las costas y el vaciado de las montañas para convertirlas en gravas y piedra para las edificaciones y las obras públicas.
Y alarmémonos cuando quien pretende copiarnos es el paraíso kitsch de la vulgaridad de los nuevos ricos y de los viejos millonarios, Las Vegas, Estados Unidos. Si Las Vegas se pone a competir con Ibiza, bueno, con sus discotecas, es que algo habremos hecho mal. De momento se llevan a los pinchadiscos y yo estoy muy contento de que se los lleven a todos. No dejen ni el ponedor, ni la muestra, pero por favor dejen la isla tranquila ya de una vez. No queremos Ibivegas. Llévense las Ibivegas a las Vegas y les damos como premio una colección de dj. Todos, se los pueden llevar a todos.
Algo tendrá el turismo cuando incluso la India, que en sí misma es todo un planeta que tiene las mejores playas, tiene desiertos, tiene altas montañas con nieves eternas, viene a Fitur para copiar. Chiranjeevi, ex actor y actual ministro de la India se presenta con su hermosa sonrisa dental explicándose abiertamente: «Vengo a España a aprender el knowing how del turismo español, para aprender el mejor sistema que atraiga a los turistas extranjeros a la India». Pues como todo el mundo, al menos el indio guapo es sincero. Estas ferias son escenarios fantásticos para apropiarse de las ideas del prójimo, y algunos como los chinos las copian con descaro. Si quieren Adlib, copian Adlib, la registran y se la quedan, porque piensan que el mundo es China, y quizás tengan razón.
Y así pasan los días, mientras sabemos que las reservas de rusos no crecen, pero las reservas de aguas en nuestros acuíferos siguen disminuyendo. Todos pendientes, en reserva, incluso en el depósito.
@MarianoPlanells
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Turismo en Las Vegas

miércoles, abril 24, 2013

No cabe ni un ladrillo más


Ibiza y Formentera no necesitan más ladrillos. Imagino que esto es una evidencia difícil de discutir, se mire como se mire y desde donde se mire. No cabe ni un ladrillo más.
Esto no obstante, es impresionante la cascada de obras y de permisos de licencia (algunos ni la piden, levantan el mazacote ante los ojos de ediles y de la alcaldesa) que tienen el ánimo sobrecogido a las personas con sensibilidad urbanística, que son mayoría.
Ibiza ya es un antro de especulación. No se necesitan más discotecas, ni más bares, ni más urbanizaciones, ni más centros comerciales ni más vehículos. Con los que hay actualmente sobran para cubrir las expectativas y la carga de población de la isla.
Ibiza tiene unas 3.000 viviendas de vacaciones durante el verano, según se expone en el Club Diario.
No me lo creo, pueden duplicar esta cifra tranquilamente y si erran será por lo bajo.
Es más, no son pocos los residentes extranjeros que han quedado con una paga de jubilación desfasada para los precios de las islas y han adoptado una práctica parecida a la de las aves migratorias: en invierno disfrutan del clima bonancible y del sol mediterráneo en su casita (300 días al año asegurados en las Pitiusas), pero en mayo o junio ya tienen su casa –en general bien equipadas y alta categoría– puesta en alquiler en alguna agencia de Suiza, Holanda, Francia, Italia, Gran Bretaña o Alemania.
Los alquileres de los tres meses de verano son asombrosamente altos. Hablamos de dinero sustancioso. Leo que incluso esta circunstancia ha dado pie a no pocos timos en Internet. Piensan muchos, y con alguna razón, que en Ibiza existe una total impunidad.
Ibiza es un caramelito, un punto donde la especulación tiene las fronteras abiertas, apenas hay controles de Hacienda para estas maquinaciones y donde los grupos de presión locales tienen buena mano con los políticos bizcochables.
No sería ninguna tontería que los juzgados locales trabajaran más estos aspectos, pero tampoco confío en ello, desbordados entre otras cosas para juzgar broncas, puñaladas o tiros, de los hooligans que nunca cesan y que nos dan el verano a los policías, al personal sanitario, y el invierno a los instructores y juzgadores de esta montaña de problemas excretada por los clubbers y los narcoturistas.
Los promotores ibicencos, que van de salvadores de la patria, debieran dar ejemplo y contener sus ya infinita codicia. Lejos de esto, presentan enormes proyectos colosales y ya exigen abiertamente una ley ad hoc, sabiendo que Ibiza está más desprotegida que el Amazonas.

sábado, abril 20, 2013

La euforia primaveral

Destrozos de los fondos y de los litorales, cada año más agresivos

Ya estamos en la euforia ritual de la primavera, aunque todavía estaremos esperando la gran avalancha durante muchas semanas: 338.680 personas hubo en Ibiza el 15 de agosto de 2012.Es tanto el follón de horarios de los bares, restaurantes, pubs y discotecas que todavía no me lo he aprendido ni me lo aprenderé. Dado que al parecer a los ayuntamientos les cuesta mucho ponerse de acuerdo en servicios y usos, quizás saldríamos todos ganando –lo he dicho ya cien veces– borrando del mapa los cinco ayuntamientos, que pasarían a ser eficientes consejerías del Consell Insular.
De paso anularíamos cierta capacidad de posible corrupción, que algunos disfrazan de ineptitud. En muchos casos no estaríamos hablando de ineficacia, sino de complicidad. Evitando la ocasión, o sea, suspendiendo cinco ayuntamientos (y el de Formentera también, ya tienen el Consell) desactivaríamos muchas ocasiones de pecar.
Como está hoy la isla se hace cada vez más ingobernable y en cuanto las mafias encuentren lesionados sus caprichosos intereses, aquí va a pasar algo. Ya se nos trata mundialmente como la isla de las discotecas, lo cual no deja de ser un insulto y una explicación. Un insulto que en la isla de los fenicios, de los museos más portentosos del mundo fenicio-cartaginés, en la isla de los pintores, de la moda y de los escritores se nos reduzca al icónico chunda-chunda del lumpen-proletariat británico que encuentra en estas tierras el mejor refugio para drogarse.
El narcoturismo ha acabado por imponerse y lo que puede considerarse un turismo normal se ha ido alejando de las Pitiusas. Y una explicación, decía, porque esta desmotivadora ineficacia en las cosas importantes nos reduce a un gueto de la música electrónica, donde no se podrá abrir un Museo Arqueológico porque no saben solucionar un problema con un urinario; donde se mantuvo cerrado el Monográfico de es Puig des Molins durante casi 18 años, ante la complacencia y la alegría de los caciques que han usurpado la isla para sus músicas desquiciantes.
Muchas obras nacidas de la especulación están edificadas sobre yacimientos de gran valor arqueológico. Y todo esto nos explica ante el mundo, nos interpreta y no quedamos en muy buen lugar. Quedamos en pésimo lugar. Da lo mismo que en Ibiza no existan inspecciones de aforos de las discotecas, que las sanciones se hayan anulado o rebajado.
Cuando pase algo –pasará, no lo duden– todos se esconderán como ratas para evitar sus responsabilidades. Ibiza, la isla de las discotecas, de las mafias, del cemento, de la especulación.
El panorama no es muy atractivo, pero la euforia difumina los malos presagios y todo queda a la espera de una temporada turística respetable. Los carteristas y los camellos ya tienen comprado el billete.
En Twitter @MarianoPlanells

miércoles, abril 17, 2013

Retirada de vallas

Foto Ultima Hora

Espero que la jovial denuncia del concejal Rodrigo contra la sobreabundancia de vallas no caiga en saco roto ni en el olvido. No vaya el asunto a seguir la pauta general de Ibiza: arrancada de caballo y parada de asno. Porque es una de las mejores noticias aparecidas en los últimos años: hay una infestación de pancartas, una invasión de vallas que se hace insoportable a la vista. En los años 70 sostuve una prolongada lucha periodística exactamente por la misma causa y en las páginas del Diario. Creo recordar que se redujo el alcance de la invasión, pero con el tiempo, agazapados en la filosofía del laissez faire, laissez passer de nuestros ineptos y holgazanes munícipes, han reaparecido los bosques de vallas salvajes con todo su oscuro esplendor.
Sí, sí, ya sé que no siempre es ineptitud ni holgazanería, es que aunque uno quisiera actuar, no te dejan: siempre hay órdenes desde arriba que reducen la actuación del edil a una mecánica rutina de obedecer, callar y cobrar a fin de mes. Quizás no es tan extremado, pero no voy muy lejos de la realidad. El hecho, ahora, es que las salidas y entradas de nuestros pueblos ofrecen un panorama tan deprimente como las cunetas de algunas carreteras. El caso de San Antonio pone la piel de gallina: en pocos sitios se pueden ver espectáculos tan lamentables, por supuesto, con el conocimiento y la aquiescencia de las autoridades municipales. En todos los pueblos. Difícil no ver estas monstruosas pancartas que al menos cierran la vista a vertederos descontrolados o a solares en condiciones de suciedad obvia.
Luego, en sí mismas, tenemos el soporte material, que es difícil que cumplan las mínimas condiciones de legalización, por grandes, altas, cercanas o peligrosas. Y después tenemos el contenido, no siempre muy acorde con la estética ni con la moral. Es evidente que la valla intenta precisamente no pasar inadvertida, para lo cual no ahorrará en colores chillones y temas a menudo escabrosos.
Mientras sean los labios rojos que chupan cerezas o la batalla de las tipografías inglesas para anunciar a a sus pinchadiscos, la cosa queda en casa y el asunto es opinable. Pero en otras ocasiones se pueden ver auténticas monstruosidades, agresiones al buen gusto, frutos de una difícil comprensión de lo que en Ibiza llamamos ´haz lo que quieras en la isla de la libertad´.
Aunque no siempre es el sexo ni las provocaciones de Benetton, recuerdo una que anunciaba un burdel (de lujo, como si fuera más excusable) con un descaro que rozaba el Código Penal, y me parece recordar que lo rozó. La retiraron.
Sin criminalizar ni demonizar las vallas, se tienen que permitir aquellas que por su proporción y ubicación no dañan ni ponen en peligro la seguridad de la circulación. Todos tenemos derecho a a emprender un negocio si cumplimos las normas. Para el resto, que son centenares, sanción, sierra y cierre.
@MarianoPlanells

sábado, abril 13, 2013

Somos quienes más sufrimos de Baleares


Vivir en Ibiza es un privilegio, te dicen. ¿Sí? Hasta que te enteras de que somos lo máximo en muchas cosas, por ejemplo, «los ibicencos, los que más delitos sufren de Baleares». Bien podríamos ser los últimos, adormilados por las jornadas de sol y pausado aburrimiento, pero no, qué va, somos los primeros. Ni en el Bronx de NY, ni en la peor barriada de Los Ángeles. Ibiza. Eivissa.
Según la Fundación Gadeso, el índice se situó en 509,3 por cada mil habitantes; Mallorca 370,5, mientras que Menorca es solo de 301,7 por 210,2 de Formentera. (Diario de Ibiza del 17 de marzo). Y sin embargo, la percepción de inseguridad ciudadana no era alarmante... hasta ahora, en que aparece un efecto multiplicador cuando se combinan los violentos delitos en las casas de campo, los pequeños acosos a los comercios y las raterías nocturnas. Rifirrafes alcohólicos veraniegos aparte. Quizás ayuda a esta percepción escandalosa la idea de que toda la isla está descontrolada, fruto sin duda de los años de desmierde implantado por el Partido Popular y convalidado con magistral torpeza por el PSOE-Pacte. Isla PPSOE.
Ya todos asumimos que los políticos están más interesados en asegurarse la poltrona y una buena imagen (dando de mamar a sus medios afines en cada caso) que en solucionar problemas. ¿Recuerda alguien que se haya solucionado jamás una situación o un problema endémico?
Nunca, jamás. Da igual que se trate de las hamacas en las playas y sus concesiones. O que sea el espectacular y sospechoso despliegue bélico de las vallas publicitarias en toda la isla, al margen de cualquier ley, como no sea la del cacique de turno o la de la selva.
Da lo mismo que sea lograr un manejable turismo de invierno que permita seguir funcionando las calderas a marcha moderada durante los meses de temporada baja.
Podría solucionarse en unos meses, pero no interesa a los hoteleros, que han ido construyendo una amplia red de establecimientos en el Caribe y en otros países, ni a los operadores turísticos, que casi prefieren usar sus aviones cruzando el Atlántico en vez de venir a Ibiza. Y para los miles de alemanes afincados en Mallorca, ya tienen arreglados sus vuelos, los mínimos y los necesarios.
Da lo mismo que sean las discotecas, a las que ahora se van a sumar los beach clubs y otros locales. Un turismo cada vez más polarizado de todos a la misma hora, la misma música, la misma pastilla, el mismo ruido del demonio. 
O de los taxis ´pirata´. El Govern tenía preparado un proyecto de ley del transporte y tan poco les preocupa los taxis ´pirata´ que ni siquiera estaban contemplados en el anteproyecto. Veremos.
Es fácil concluir que los políticos locales no han venido a este mundo a arreglar problemas sino a vigilar su chiringuito propio y procurar que la situación no se les escabulla entre los dedos. Da igual si están construyendo una isla insostenible, invivible, insoportable. Les da absolutamente igual. Ellos a votar lo que mande el jefe. 

miércoles, abril 10, 2013

Aguas malas


Revuelo periodístico que dura varias semanas sobre la calidad infame del agua corriente que sirve Aqualia en el municipio de San José. Quedo muy sorprendido. ¿Por qué? Hablando de memoria, yo recuerdo que el agua de casi toda la isla (menos la de Santa Eulalia, que tiene la suerte de poder nutrirse de otro acuífero) es imbebible desde primeros de los años 80.
Imbebible por no ser potable, y muy dañina por corroer las entrañas líricas de nuestros electrodomésticos: termos, lavaplatos, lavadoras, cañerías, etc. No sirve para beber ni para el ordinario uso doméstico, como cocinar unas legumbres, ni en la ducha, donde la piel humana –aunque sea la piel endurecida de un fenicio– sufre una extraña agresión por los cáusticos componentes que se disuelven en el líquido: mucha cal, cloro y salitre. Una pequeña bomba casera.
No es raro que al cabo de un tiempo de usar las duchas pitiusas la piel se sienta atacada por extraños picores y comezones, que suelen desaparecer tras un minucioso secado. No pocas veces he usado esta putrefacción de nuestras aguas interiores como metáfora de la muerte de nuestra isla, la desaparición del aura. Pocos espectáculos más desasosegantes que las entrañas de la isla asalitradas porque hemos sacado demasiada agua dulce para usos industriales y de regadío.
Las aguas de Ibiza siempre fueron gratificadoras y oferentes, distribuidas en una sabia abundancia en puntos distanciados por unos cuantos kilómetros. Todavía puede disfrutarse del ritual del agua viva en la visita a las fuentes que se conserven en el interior (o en las costas) de toda la isla.
Pero nuestras aguas sabrosas, frescas, que manaban del interior de la tierra con una arcaica generosidad, no estaban preparadas para el turismo. La brutal extracción, las perforaciones descontroladas –de hecho lo han sido todas, ocurre que antiguamente no era necesario pedir permiso por los escasos proyectos– han agotado la isla. Han acabado con el río de Santa Eulalia. Han ensalitrado los pozos y las fuentes, en general, salvo años de enormes lluvias. Pero vuelven a secarse.
Parece que en esta ocasión, incluso la conselleria balear de Salud ha expedientado a Aqualia por distribuir este líquido tóxico con niveles de cloruros peligrosos. Si el máximo que marca el umbral de permisividad es 800 miligramos por litro, parece que en la Platja d´en Bossa se llegó a los 6.000. Si esta era el agua que bebían los clubbers entre pastilla y pastilla, no es raro que se pasaran tres días brincando. En fin, la broma no nos hará perder el nivel de gravedad del asunto. Aunque, repito y termino, puede ser una noticia ahora, pero no es ninguna novedad. Cosas de Ibiza y bastante de Formentera.
@MarianoPlanells en Twitter

sábado, abril 06, 2013

Promoción y burla

El discontinuo territorial de la provincia de Baleares inutiliza en la práctica cualquier política distributiva que sería correcta virtualmente o en una provincia continental

La promoción de las Baleares es eficaz y produce frutos, sobre todo para Mallorca. Si yo fuera un político mallorquín, no soltaría ni un euro a Menorca ni a Ibiza, y más viendo la acomodaticia complicidad de los políticos ibicencos, siempre dispuestos a hacer un gran esfuerzo para dejar las cosas como están, no sea que vayan a empeorar. No es un sarcasmo, sino una constatación comprobable a la luz de experiencias pasadas con el Pacte y el PSOE. Los cambios no siempre resultan provechosos ni nacen como fruto de una reflexión colectiva.
Además, como estos políticos en general suelen ser de muy baja categoría, al descubrir que sus cambios no funcionan o, aún peor, que son muy desacertados, jamás corregirán. Esto sería aceptar un error. Nunca lo hicieron y nunca lo harán: solo cuando el desastre más expeditivo y cruel consumó la tragedia, los votantes les echaron –con muy buen criterio– de unas poltronas que exigen responsabilidades que estos sujetos están muy lejos de poder asumir.
No conozco la estructura ni el funcionamiento de la conselleria del ramo, de las empresas ni de los contratados en materia de promoción turística a nivel balear. Pero desde fuera no puede decirse que esté mal dirigida, pues de ser así, los daños o la ausencia de resultados afectaría a todo el archipiélago y no es el caso. A quien afectan, según todos los indicios y testimonios, es a Ibiza y Formentera. Parece ser que también a Cabrera y a Menorca, y digo Cabrera con toda la intención.
Cabrera es el quinto elemento mágico. La quinta isla no es Palma de Mallorca, que no tiene nada de isla, sino de rampa de lanzamiento y de unión de toda Mallorca, sino Cabrera, una joya natural, conservada gracias a su pertenencia al ejército español.
Uno imagina que el dinero de la promoción turística se constituye en fondo común y a partir de algún criterio, que nadie conoce y que seguramente decide algún técnico según sus simpatías y fobias, se programan las actuaciones de fomento para todas las islas.
Partiendo de tan frágil andamiaje es tan fácil equivocarse como, en caso de hacerlo, dejar las cosas como están, en el pudridero de los políticos golosos y mediocres.
Este método quizás pudiera considerarse más o menos proporcional, por lo tanto, con cierta dosis de justicia distributiva. Pero no lo es, y casi es todo lo contrario, al no tener en cuenta algo tan incontrovertible como nuestro discontinuo territorial.
Casi sonrojan las declaraciones de Bauzá al celebrar el aumento del turismo alemán a Baleares, pues bien sabe él que, a estos efectos, Baleares no existe. Los políticos y los operadores turísticos han formado una pinza para optimizar gastos, lo cual se traduce en una sobreutilización de las instalaciones mallorquinas y en un olvido casi total del aeropuerto de Ibiza, que llenaría las Pitiusas del apetitoso turismo germano.
Así que antes de inventarse islas, como Sancho Panza, más valiera la buena gobernanza en las que ya existen.

miércoles, abril 03, 2013

Golpe a golpe hacia la derrota final



Hace al menos 30 años que Ibiza y Formentera debieran de haber concertado un tipo de crecimiento de casi cero. En 1982 las Pitiusas todavía conservaban una gran parte de sus encantos y ya disponían básicamente de las discotecas y de las plazas hoteleras que siguen manteniendo los dos millones de visitantes. ¿Y entonces en qué ha crecido tanto este urbanismo diabólico, disperso e insostenible? En viviendas unifamiliares y en urbanizaciones. Un tipo de viviendas que se convierten en apetitosas cerezas de especulación si se equipan y amplían un poco –nada imposible en una isla donde políticos y especuladores suelen confundirse.
Este tipo de urbanismo ha convertido la isla entera en una ciudad dispersa, como he explicado muchas veces, en una garden-city, donde las piernas son indefectiblemente sustituidas por los vehículos. Todos sabemos que la dispersión rural a lo largo de la historia era sostenible y era un eficaz medio de defensa contra los ataques letales de los piratas turcos y berberiscos. La dispersión rural de hoy es muy atractiva para las especuladoras inmobiliarias, las unidades o grupos de viviendas de lujo sufren enormes subidas y siempre parece existir una demanda que mantiene la agenda de ventas renovada y a pleno funcionamiento.
Pero mantener esta red de viviendas esparcidas a la buena de Dios por los campos de Ibiza sale carísimo. Todo lo contrario de las casas payesas, que eran autosuficientes. El agua solía emerger de un pozo, noria o se acumulaba en una cisterna. La luz eléctrica no existía y el aceite que producían los olivos se usaban para todo, incluso para la iluminación. Se vivía en un horario solar. Un caballo o una yegua hacía las veces de tractor o de animal de transporte. Lo que entraba y se producía solía bastar para la buena marcha de la familia. No pocas veces se podían vender excedentes. La finca salvaba y mantenía a la familia.
Todo lo contrario al día de hoy, donde tenemos que afrontar una orgía de gasto energético. Todos quieren y obtienen energía eléctrica, agua y dos vehículos, como mínimo. Y la finca gasta, despilfarra, pero no produce nada. Ni siquiera se podan los frutales que se heredaron, nadie cría sus propios animales que eliminen los restos orgánicos que a su vez se reutilizarían como abono para la huerta o el campo.
Muy lejos de esto, la isla entera, en una actuación suicida, sigue quemando bosque, cubriendo de cemento las tierras y expoliando el agua. Toda Ibiza y toda Formentera son como un juego pirotécnico carísimo, iluminado y muy ruidoso. Se ha convertido en discoteca cualquier rincón del paraíso. Beach-clubs, pubs discos y las mismas discotecas han ahuyentado el turismo normal.
Pero en los despachos, muchos especuladores de cuello blanco, los mismos que idearon grandes edificios, hoteles o centros comerciales, tiemblan. Las Pitiusas no habían visto nunca tal grado de desinversión, quiebras ni fracasos. El daño urbanístico y social ya está hecho y hay que gestionarlo. No es el fin, pero es un golpe más.