miércoles, abril 24, 2013

No cabe ni un ladrillo más


Ibiza y Formentera no necesitan más ladrillos. Imagino que esto es una evidencia difícil de discutir, se mire como se mire y desde donde se mire. No cabe ni un ladrillo más.
Esto no obstante, es impresionante la cascada de obras y de permisos de licencia (algunos ni la piden, levantan el mazacote ante los ojos de ediles y de la alcaldesa) que tienen el ánimo sobrecogido a las personas con sensibilidad urbanística, que son mayoría.
Ibiza ya es un antro de especulación. No se necesitan más discotecas, ni más bares, ni más urbanizaciones, ni más centros comerciales ni más vehículos. Con los que hay actualmente sobran para cubrir las expectativas y la carga de población de la isla.
Ibiza tiene unas 3.000 viviendas de vacaciones durante el verano, según se expone en el Club Diario.
No me lo creo, pueden duplicar esta cifra tranquilamente y si erran será por lo bajo.
Es más, no son pocos los residentes extranjeros que han quedado con una paga de jubilación desfasada para los precios de las islas y han adoptado una práctica parecida a la de las aves migratorias: en invierno disfrutan del clima bonancible y del sol mediterráneo en su casita (300 días al año asegurados en las Pitiusas), pero en mayo o junio ya tienen su casa –en general bien equipadas y alta categoría– puesta en alquiler en alguna agencia de Suiza, Holanda, Francia, Italia, Gran Bretaña o Alemania.
Los alquileres de los tres meses de verano son asombrosamente altos. Hablamos de dinero sustancioso. Leo que incluso esta circunstancia ha dado pie a no pocos timos en Internet. Piensan muchos, y con alguna razón, que en Ibiza existe una total impunidad.
Ibiza es un caramelito, un punto donde la especulación tiene las fronteras abiertas, apenas hay controles de Hacienda para estas maquinaciones y donde los grupos de presión locales tienen buena mano con los políticos bizcochables.
No sería ninguna tontería que los juzgados locales trabajaran más estos aspectos, pero tampoco confío en ello, desbordados entre otras cosas para juzgar broncas, puñaladas o tiros, de los hooligans que nunca cesan y que nos dan el verano a los policías, al personal sanitario, y el invierno a los instructores y juzgadores de esta montaña de problemas excretada por los clubbers y los narcoturistas.
Los promotores ibicencos, que van de salvadores de la patria, debieran dar ejemplo y contener sus ya infinita codicia. Lejos de esto, presentan enormes proyectos colosales y ya exigen abiertamente una ley ad hoc, sabiendo que Ibiza está más desprotegida que el Amazonas.