miércoles, junio 29, 2011

El efecto llamada de la sanidad gratis


Aunque lo sabemos los ibicencos y residentes, es bueno reforzarlo con un argumento de autoridad. Según la Asociación de Defensa del Paciente, nuestro querido hospital de Can Misses tiene las peores listas de espera de Baleares.

Y aún así tiene que acoger a numerosos enfermos que vienen del extranjero a operarse, aprovechando los múltiples agujeros de nuestra sanidad. Es un asunto del que carezco de datos específicos, es decir tengo que ir deduciendo de algunas informaciones privadas y comparando con lo que ocurre en otras comunidades españolas, pues estamos ante un fenómeno generalizado: desde hace más de una década se ha puesto de moda el turismo sanitario. El abuso más bien.

Muchos extranjeros se aprovechan de algunos vacíos legales –aunque en diciembre de 2009, la entonces ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, se opuso a la nueva directiva europea de libre circulación de pacientes– para hacerse costosas operaciones, algunas de las cuales ni siquiera las cubre la sanidad de su país de origen. Cuando lo han conseguido, simplemente desaparecen y la factura queda como una losa gravando nuestro sistema sanitario español, que si no está quebrado poco le falta.

Admitiré cualquier rectificación en lo concerniente a Ibiza, en un sentido o en otro. Mientras tanto, seguiré pensando que no somos muy distintos al resto de la Península o Canarias.

Por ejemplo, la Comunidad Valenciana está pagando un costoso gravamen con este tipo de operaciones carísimas, practicadas a extranjeros que suelen entrar en quirófano por vía de urgencia empleando varios trucos. De hecho, fue cuando viví en Valencia donde descubrí el alcance de estos pufos. Los miles de extranjeros de Alicante (y sus correspondientes familiares en Gran Bretaña) pronto descubrieron que la sanidad española era buena y era ¡gratis total! Ahora ya no sólo vienen los británicos, etc. también de la Europa del este (por ejemplo rumanos, que ya son ciudadanos comunitarios) y magrebíes.

Las intervenciones de cataratas, de cadera y ortopedia, odontológicas y de la visión son las más demandadas. Sanidad realizó 300.000 asistencias a extranjeros en 2008. Los europeos aprovechan la gratuidad del sistema para operarse en España. Y este turismo de bisturí nos cuesta a los españoles más de 64 millones. Es como para pensárselo. Mientras lo hacen, les dejo con algunos titulares recientes, podría poner centenares:

«Cientos de extranjeros vienen a Castellón a operarse gratis» (Mediterráneo). «Una sanidad gratuita y libre hace de reclamo para miles de extranjeros que buscan una solución a sus problemas de salud. Llegan con la lección bien aprendida para ponerla en práctica, y conseguir así una renovada cadera o un buen marcapasos» (ABC). «Cada vez vienen más extranjeros a operarse gratis a Granada» (Ideal).

sábado, junio 25, 2011

Ibiza seguirá creciendo a lo loco

Y entonces ¿Ibiza seguirá creciendo indefinidamente? Parece que sí, mientras desde la isla no se diseñen políticas muy concretas para desmotivar seriamente el crecimiento. Y nadie hará esto.
La pregunta que todos nos hacemos, lo digo partiendo de estos 145.000 habitantes que tienen las Pitiusas a día de hoy, es si seguirá este incremento escalando a esta velocidad inexplicable.
Mi opinión: sí. Y aun irá a mucho peor.
Miren, incluso en los peores momentos de la crisis, Ibiza ha seguido aumentando. Veamos. Solo en la última década Ibiza y Formentera han ganado más de 46.000 habitantes. Si no recuerdo mal, unos 50.000 habitantes había en Ibiza a principios de los 70. Quiere esto decir que hemos multiplicado por tres la población de la isla que, por supuesto, no puede abastecer a sus residentes de los bienes y servicios necesarios, por lo que tiene que importarlo todo: alimentos, energía y gente preparada. Todo. Se ha terminado la Ibiza autárquica que venía durando desde hacía casi cuatro mil años. Se acabó.
¿Cómo no va a cambiar la isla?

Las islas Baleares han crecido todas, pero menos que las Pitiusas (seguimos con nuestros récords poco tranquilizadores). Y han crecido en los últimos años, a pesar de la crisis, aunque se ha ralentizado el ritmo de crecimiento.
En 2007 las Pitiusas ganaron 8.000 habitantes; en 2008 fueron 4.916; en 2009 el incremento fue de 3.485. Aun aumentando, ha habido una reducción del ritmo. Ibiza, repito, ha crecido mucho más que Mallorca, que cuenta con 869.067 habitantes... Con Mallorca no podemos compararnos, pero sí con Menorca, que sólo tiene 94.383, como vemos muchos menos que Ibiza, a pesar de que recibe lo mismo o más que el archipiélago de las Pitiusas. 

A veces he escrito exageradamente que Ibiza estaba poniendo las tablas de base para crecer hasta el medio millón de habitantes. Pues bien, no lo retiro. ¿Por qué voy a hacerlo si es la pura verdad? Ya dijimos que en verano nos ponemos en más de 400.000 habitantes sobre las islas. Esta cifra impone lo suyo. Pongan los decibelios fuera de la ley (más de 55, muchos más), pongan las drogas sintéticas y pongan unos precios de escándalo. En agosto ¿estamos en el paraíso?
Por lo demás, los políticos de Ibiza, que adoran el color del dinero –como los de Albacete o los de cualquier otra parte– y como además les sale gratis, Ibiza seguirá desplegando una inmensa y escandalosa batería de recursos, destrozando aún más nuestra casa.

Podría darles los crecimientos por pueblos, que pueden consultar en el mismo Diario (5 de enero 2011, página 5), pero haré algo mejor: reforzar lo que he dicho antes. Que Ibiza se está planificando para ponernos en medio millón de habitantes. ¿Saben ustedes cuánta población proyectan los planes urbanísticos actualmente vigentes? El doble de la que hay ahora. Un techo de población total de la isla de 261.699 habitantes. Olé.

miércoles, junio 22, 2011

Al límite

Ibiza no tiene la suficiente masa de población (Mallorca pasa de los 800.000 habitantes) para vivir del consumo interno de una forma dinámica, pero tampoco dispone de las llaves del calendario para gozar de un turismo que se prolongue, aun con altibajos, a lo largo de todo el año.

No se me ocurre cómo podríamos volver a recuperar una temporada de siete u ocho meses. No lo veo factible, ni subvencionando la llegada de turistas: tercera edad, colectivos dependientes o minusválidos, jubilados japoneses o europeos, grupos de deportistas, turismo de congresos, etc.

Tenemos que despedirnos de esta mentalidad, no porque Ibiza y Formentera no sean sitios hermosos, aunque menos que antes, sino porque la competencia comienza a ser atroz. Imbatible. Y cada país acapara su nicho de clientes, desde los Emiratos Árabes al turismo mediterráneo ribereño en los países islámicos, Israel, Jordania, Siria...a los que hay que sumar las potencias históricas como Francia, Italia, Grecia y ahora los Balcanes. Sin olvidar más de un millar de islas de ensueño al alcance de cualquier bolsillo.

Podemos desechar las soluciones torpemente mesiánicas como las de este empresario ibicenco que nos quiere vender la burra asmática: con uno o dos puertos deportivos y dos campos de golf, un palacio de congresos en Santa Eulalia, un espigón en San Antonio y ses Variades (un dulce pastelito que siempre se comen los mismos) ya tenemos asegurado el empleo eterno, el turismo para todo el año. La solución final.

Me extraña mucho que el PP pueda vender estas bobadas. Claro que son muy rentables y provechosas, pero para quien las construya. Ibiza sólo acumula más cemento, más porquería, obras mal terminadas, problemas de portabilidad y de funcionalidad.

Más desastre al desastre. Si el nuevo PP de Bauzá vuelve a repetir la maniobra de las autopistas podemos dar por terminado el turismo en Ibiza para varias décadas. Si encima le sumamos las miles de toneladas de grupos de hidrocarburos y sustancias tóxicas de las prospecciones, el panorama que se nos pone en la mesa está al límite.

En una entrevista que le hizo el Diario también reclamaba horarios libres para las discotecas. Pues claro. Toda la isla a su disposición, urbanismo libre, horarios libres.

Sólo hay un detalle, en la isla hay censados unos 145.000 habitantes que a lo mejor no quieren todas las horas de todos los días de todo el año esta monstruosa explotación al límite de los recursos de la isla.

Han puesto limitaciones de velocidad en las autovías, las hay en las carreteras... ¿para cuándo piensan poner los ministros y los consejeros de Sanidad y Salud Pública un medidor de decibelios en las discotecas? Por ejemplo.

Todo funciona al límite en régimen efímero, como las flores. Brillan mucho durante tres meses y después cierran el capullo. Incluso los hoteles de cinco estrellas han violado una de las bases del acuerdo para obtener la licencia: no cerrar en invierno. Claro que han cerrado, pero menos mal que se han reunido para crear una asociación que atraiga el turismo de calidad. ¿Lo ven? Otra vez, de vuelta la burra al trigo.

sábado, junio 18, 2011

Las peores listas de espera de Baleares

En crecimiento demográfico (no confundir con democrático) somos los primeros de Baleares. Vamos como un cohete, desgraciadamente. Pero en servicios, la relación se invierte, somos siempre de los peor servidos.
En educación, policía, seguridad, acceso a posibilidades de viajes, en cesta de la compra, en sanidad, en justicia, etc. somos de los peorcitos y pasan los años y esto no mejora. Esto sí, salimos mucho en los periódicos y quedamos colmados de orgullo cuando nos cuentan que Gisele Bundchen ha venido a fotografiarse con unas gafas o que Shakira usa Ibiza de trasfondo.

En el terreno de las banalidades, en resonancia mediática de celebrities y en vaciedades somos los primeros o de los primeros. Pero Can Misses tiene las peores listas de espera de Baleares.
Me da un poco de risa la utilización electoral que se ha hecho del turismo o del nuevo hospital de Ibiza. Más valdría un discreto silencio, pero ya sabemos que los políticos han de vendernos la moto para seguir emparralados en su trono de ineficacia y derroche.
En este momento recuerdo las palabras de alguien experto y sensato: «El día que abra el nuevo hospital faltarán las mismas camas que ahora», decía Juan Tur Roselló, jefe de los servicios de traumatología del hospital Can Misses hace ahora un año. 
Sería de desear que los políticos escucharan las peticiones, explicaciones y asesoramientos de los profesionales. De todas maneras, Juan Tur confirma que en Ibiza hemos mejorado y hay que decirlo sin tapujos: el hecho de que hace 25 años estuviéramos mal no quiere decir que hoy no pudiéramos estar mucho mejor; el hecho de que se planifique un nuevo hospital no significa que no se tengan que atender los consejos de los especialistas, que son quienes saben mejor de sus necesidades. 

Además, el mismo médico recupera un tema que hace tiempo me tiene muy intrigado y del que he escrito algunos artículos: la asistencia de matute de muchos extranjeros que consiguen costosas operaciones gratis o casi gratis por el simple procedimiento de entrar por urgencias.
«No tengo ninguna duda de que ha mejorado muchísimo, no podía ser de otra manera», dice Tur Roselló. «Cuando abrió Can Misses, y mucho después, todos los extranjeros europeos se iban a sus países para que les atendieran allí. Ahora tenemos permanentemente alemanes, ingleses y suizos que se quedan en este hospital. Antes se iban corriendo y ahora no hay forma de echarlos».
Esto es un hecho que no solo afecta a Ibiza o a Baleares. Pero es muy irritante que teniendo las interminables listas de espera los residentes en Ibiza (fíjense que no digo ibicencos) se nos adelanten estos franceses, alemanes y sobre todo británicos que emplean una picaresca más digna del Lazarillo del Tormes para hacerse gratis con una operación de prótesis de cadera. Y la dirección de nuestros hospitales debiera imponer un protocolo más exigente que impidiera el coladero de estos señores que vienen a operarse y de paso pasar un postoperatorio en una playa o en una terraza soleada.

miércoles, junio 15, 2011

144.000 habitantes y creciendo



A lo largo de estas notas, el fenicio ha ido empleando algunos datos de población para explicar el crecimiento de las islas y otras cosas de pasada. No es un estudio demográfico serio, que alguien debiera de emprender con sistema y con rigor para plasmar en algunos gráficos el alcance del fenómeno. Son unas notas de aviso y reflexión.

Las preguntas siempre suelen ser las mismas: ¿pero cuántos habitantes tienen en realidad Ibiza y Formentera? No lo sé, pero los datos conocidos el día uno de enero de 2010 nos dan exactamente 142.599 para ambas islas (Diario de Ibiza del 5 de enero de 2011).

¿Recuerda alguien que dijimos que Ibiza crece a un ritmo de 13 habitantes diarios? Bien, entonces, habría que multiplicarlo por unos cuatro meses, bueno pongamos 160 días por 13... igual a 2.080 habitantes). De manera que si seguimos el juego, a finales de mayo somos 144.679 habitantes.

Sin ser especialista, estará de acuerdo conmigo, paciente lector, que en las cifras de población siempre hay distorsiones y si no se conocen los trucos, el resultado final no queda ajustado.

Por ejemplo, a nivel de toda España sabemos que ocurre un fenómeno muy sorprendente: los muertos no mueren, siguen apuntados. Además, muchos empadronados y quizás censados en realidad no viven en Ibiza, pero quieren aprovechar los descuentos de residente. Los ayuntamientos están encantados, porque perciben las partidas de presupuesto en función del número de habitantes. Y eso ocurre en toda España. Hasta que llega la renovación del censo –y eso ocurre cada cinco o diez años, no lo recuerdo– los números poblacionales están distorsionados.

Pero déjenme salir enseguida en defensa de nuestros ayuntamientos: valgan los añadidos por todos aquellos que flotan de vacaciones sin estar empadronados y sin percibir contrapartidas nuestros pobres organismos públicos.

Repito, hay quien ha calculado la multiplicación de los habitantes en pleno agosto: Ibiza y Formentera llegan a cobijar a 409.000 habitantes. Y después se quejan los hoteles de que pagan demasiada basura y demasiados impuestos. Quienes debiéramos quejarnos somos los ciudadanos que vemos multiplicados por tres los gastos fijos de mantenimiento. (A veces, en algunas partidas, el Gobierno central tiene a bien ceder algunos servicios y aumentar las dotaciones, por ejemplo de policía, pero no siempre los necesarios. Casi nunca los necesarios).

No es de extrañar que los ayuntamientos de toda España y creo que son unos 8.000, es decir sobran más de la mitad, vayan como locos para poder empadronar a quien pase por ahí. Esto es otro desfase de este país destartalado, que debido a una casta política parasitaria, inepta y en gran parte corrupta, siempre va con retraso, con retrasos. Y esto no funciona.

La gran crisis que nos afecta obligará a rediseñar la estructura administrativa imagino, y por supuesto las autonomías –un engendro diabólico que nos ha llevado a la ruina– pero esto es otro tema. A ver si seguimos hablando de habitantes, de población y descubrimos alguna manera de salir a flote.

sábado, junio 11, 2011

Las cabras vienen en nuestra ayuda.



Hace tiempo que les prometí hablar de la importancia de las cabras para formar un ejército («las cabras de Tanit», escribí en broma) de protección civil, en concreto para defender nuestros pinosos bosques de los incendios forestales.
Cuando lo hice, a finales de verano pasado, alguien arrugó la nariz. Pero yo iba sobre seguro, no estaba improvisando. En toda España se están utilizando rebaños de cabras más o menos reducidos para dar cuenta del bosque bajo, lo cual actúa como un eficaz cortafuegos natural que rebaja la intensidad de la llama. Sobre todo en Cataluña y en Aragón.

Precisamente estuvo en Ibiza un zoólogo catalán, Jordi Sargatal, dando una conferencia divulgadora sobre los beneficios que se derivan de tener unos bosques limpios gracias a la ayuda del ganado. En el Club Diario de Ibiza, 12 de noviembre de 2009, mucho antes de los últimos grandes incendios, explicó largamente las ventajas del uso de razas autóctonas como una solución eficaz, sostenible y barata.
¿Por qué nadie ha mencionado esta conferencia a la luz de los terribles incendios posteriores? No lo sé, o sí sé, como decía Cela, «da igual lo que digas, que te repitas, aquí en este país no escucha nadie». También es cierto que Sargatal no descubre ninguna novedad. En casi toda la Península, incluso Portugal, se están usando las cabras como grandes consumidores de vegetación leñosa y grandes fertilizadores del territorio. A veces, incluso, con algún tipo de ayuda de los organismos públicos.
En Cádiz ya han catado los resultados, en Córdoba se usan sistemáticamente, en Málaga, en Sevilla, en Jaén...

Cierto, aquí nadie retiene nada, y hay quien guarda sus pocos saberes para sí mismo, creyendo que será el único de la comarca que sacará la oposición. Para no caer en el mismo defecto que critico, no oculto información, creo que es bueno que toda Ibiza conozca estas cosas. Muchos más detalles los ofrezco en uno de mis blogs. 
El gran proyecto Douro-Duero entre Zamora, Salamanca y Cáceres y Portugal es de una envergadura internacional, con grandes ayudas europeas.
Ibiza y Formentera no tienen por qué poner sobre la isla 150.000 cabras, como los peninsulares, pero sí que podemos progresivamente ir recuperando nuestras bellas y funcionales razas nativas y dejarlas crecer y consumir esta vegetación tan abundante y que, cuando se reseca en verano, convertida en rastrojo, es como una yesca que prende enseguida y pasa el fuego a los pinares.

La explotación ganadera es rentable –y mucho– por sí misma. Hay que adecuar el sistema a la realidad de Ibiza, donde no sólo puede entrar la cabra, también ovejas, cerdos, etc. Pero la cabra es especialista y generosa en sitios escarpados inaccesibles a cualquier otro animal. Han de ser razas autóctonas, adaptadas, resistentes.
Espero que la iniciativa no sea aprovechada una vez más por los políticos nefastos para empezar a pedir informes costosísimos (ya sabemos lo que ocurre con los informes) que sólo significarían más derroche. Las cabras son una opción, la mejor.

miércoles, junio 08, 2011

Salva ibiza, cómete un pino

Ibiza está condenada en la actual situación de desequilibrio. Sobran pinos sin que sobren extensiones boscosas. Si pudiéramos dar tiempo a las sabinas y a los enebros para que repoblaran nuestro bosque mediterráneo, la isla ganaría en calidad. La proliferación de pinos hoy no es una prueba de salud ecológica, sino de enfermedad, un equivalente a la eutrofización de las aguas marinas que se recubren de algas de mala calidad por un exceso de nutrientes.

Jamás hubo estos pinares en Ibiza porque no podía haberlos: el hombre daba buena cuenta de la madera, la resina y la corteza. Aprovechaban los menores espacios con sedimentos (tierra) para sembrar de secano los modestos pero imprescindibles cereales.

El paisaje de Ibiza, globalmente, presentaba un equilibrio perfecto entre las zonas rústicas boscosas o los pinares de los cuales se extraían grandes cantidades de energía (carbón, madera) y entre las explotaciones de uso agrícola o de regadío en las cercanías de los yacimientos de agua (fuentes, norias o pozos).

Y este equilibrio se mantuvo durante dos mil años, con más o menos azares, accidentes o desgracias (ataques, despoblación, guerras, pestes, hambrunas).

Se ha roto precisamente cuando hemos sido más habitantes (casi 150.000 en invierno, más del doble en verano) y cuando somos más ricos: se han abandonado enormes extensiones de feixes, de superficies destinadas a la agricultura, donde se tenía a raya la línea fronteriza del bosque. El pino, un ente oportunista, adaptado a las perrerías del clima y de la pobreza de nutrientes, se ha encontrado gratificado en terrenos labrantíos abandonados. Las aguas interiores, dedicadas al regadío, se destinaron antes de agotarse al despilfarro del turismo.

Con esta conducta es fácilmente explicable que nos hayamos cargado las zonas verdes de regadío, las zonas dedicadas al secano, las costas amuralladas con cemento y es lógico también que ahora nos carguemos sistemáticamente todas las zonas boscosas. 

¿Qué hacer ahora? Para empezar, aceptar que tenemos un problema: no sabemos identificar lo que nos pasa. No entendemos que no son normales estos crecimientos demográficos, urbanísticos ni turísticos. Esa es la enfermedad, aunque muchos curanderos saquen provecho personal de esta situación.

Una vez reconocido, aceptar que los crecimientos de cemento ya son letales para el presente y para el futuro. Se deben arbitrar medidas para que los propietarios de fincas rústicas puedan sacar provecho de los pinares. Tienen que expurgarse, esponjarse, vaciarse, pero esto sin cesar, durante todo el año.

Hay que ejecutar un Plan de Empleo Rural Pitiuso, usando brazos en paro, conductores y autobuses parados (para llevar y recoger a los taladores y desbrozadores), empleando a quienes lleven varios años empadronados en la isla. Hay que dirigir racionalmente los cortafuegos, limpiar el bosque de restos quemados y replantar lo mínimo posible. Lo hace gratis y mejor la naturaleza. Estas sugerencias y otras muchas que se podrían incorporar se tienen que adaptar jurídicamente a la legislación, pero de la misma manera que me parece lamentable que haya gente parada que se quede sin cobrar, también me parece mal que gente que está cobrando no trabaje en favor de la comunidad que le está pagando. 

sábado, junio 04, 2011

El fuego interminable

No había acabado de hablar del gran incendio de Benirràs de agosto de 2010, cuando nueve meses después se desata otro todavía más incontenible, también en la zona de San Juan. Tengo escrito un artículo inédito sobre el uso de cabras en los montes, en espera de publicación, pero la naturaleza no espera y acaba de quemar unas 1.500 hectáreas, frente a las 375 del año pasado.

El fuego afectó a una amplia zona de 3.225 hectáreas, de las que han quedado carbonizadas 1.576. Las condiciones meteorológicas, dicen, actuaron de agravante una vez más: 30 grados, con un 28% de humedad y un vientecito de 20 kilómetros por hora. Total: un fuego indomable.

Estaba predicho. Como habrá otro u otros antes de mucho. No es necesario ser adivino, basta con observar dos factores de riesgo elevadísimo: una masa vegetal crítica, con predominancia del pino pitiuso, que es pirófilo (llama al fuego), y un exceso de intrusos inexpertos e irresponsables dentro del bosque. 

Si se pudiera prohibir tajantemente la entrada a los bosques, mientras se desbroza controladamente, tampoco se conseguiría nada. Hay otros desencadenantes naturales, desde botellas a un simple rayo. Ibiza seguirá ardiendo, porque nadie entre los gobernantes entiende nada. Piensan que el bosque se gestiona solo.

¿Qué se ha hecho? En el terreno de la previsión me atrevo a contestar: absolutamente nada. Porque en un momento crítico de nada sirven unos vigilantes, cinco aviones, 500 peones y 200 camiones. De nada.

¿Entonces, existe algo en la mano del hombre para salvaguardar los bosques? Pues sí, una auténtica lista de actuaciones ligadas, desde el pastoreo de cabras y otros animales, al desbrozamiento sistemático, empleando, si se puede arbitrar por ley, a los cinco mil parados ocasionales, en un trabajo de equipo coordinado durante todo el año, aprovechando los inviernos para limpiar los bosques. Y aplicar un reglamento de cuidados sistemáticos, que contemple la tala de muchos pinos.

No me refiero a los cortafuegos. Servirían si nuestros bosques fueran de eucaliptus, por ejemplo, caso de Galicia. Pero no con el pino, que es una bomba cargada de trementina y que puede expulsar las piñetas y las pavesas ardientes a más de un kilómetro de distancia, sorteando en trayectoria parabólica cualquier cortafuegos de unos cuantos metros.

Todo esto ya está dicho. Si alguien tiene curiosidad por leer algunos textos, están en la hemeroteca (miércoles y sábados) del Diario. O están reunidos en mi blog Notas de un Fenicio (http://apmarianoplanells.blogspot.com) en agosto y septiembre de 2010.

´En cicatrices profundas´ remarco esta bomba de trementina y resinas en un entorno con una maleza inextricable. Destrucción sin paliativos. En ´Fuegos contra Ibiza´ explico la anomalía permanente: Ibiza está viviendo una singularidad. Jamás había ocurrido a lo largo de su historia lo que estamos viviendo hoy: maleza, inmigración, cemento. Los políticos, simplemente no se enteran. No ven nada, por tanto no pueden calibrar las consecuencias. O no quieren ver.

En otros artículos recordaba los peligros de las lluvias negras. En verano no suele llover, será muy triste. Si en septiembre caen grandes lluvias será espectacular. Y en fin, hablaba de revitalizar el bosque, pero para ello hay que tomar medidas urgentes. Sí, hay que esponjar muchos miles de pinos, cortar pinos, muchos, los necesarios. Hace al menos 30 años que lo vengo escribiendo. Insistiremos.

miércoles, junio 01, 2011

Invasión de Ibiza, lo nunca visto



En estas notas que he ido publicando dejé bien claro que este fenómeno inmigratorio es insólito. Esto no se había visto nunca. Desde luego, que una isla, enclave o ciudad que tiene historia documentada desde dos mil años antes de Cristo reciba cuatro mil años después tal avalancha de gente, eso no se ha visto en ningún sitio.

Lo digo para diferenciarnos claramente de las ciudades campamento, instalaciones provisionales (que a veces duran décadas, caso de los saharauis) que nacen por accidente (fiebre del oro) o por incidente (por una guerra, por ejemplo los libios que pasan a Túnez o los tunecinos que pasan a miles a Lampedusa, Italia).

No, lo de Ibiza es único y los ibicencos no nos damos cuenta o no nos quejamos porque hemos ido leyendo el goteo (el chorreo en cascada, más bien) de inmigrantes en el mismo Diario de Ibiza.

Ya hablamos del 3 de febrero de 2010: «Uno de cada cuatro empadronados en las Pitiusas es extranjero». Una cuarta parte, un 25%, y eso en apenas diez años de intervalo. Como es natural, todo el mundo intenta sacar tajada: los arrendadores de pisos, los catalanistas diciendo la tontería de que el catalán es el idioma cohesionador, los sindicatos encantados de recibir nuevos marroquíes cotizantes y otras subvenciones, etc. Pero la realidad es bastante tozuda y tal cantidad en tan poco espacio y en tan poco tiempo dejará unas cicatrices insuperables, por muy tolerantes que seamos los ibicencos.

Fijemos esto: las Pitiusas acogían el 1 de enero del 2009 un total de 37.082 extranjeros empadronados, un 26,6 % del total de los residentes. En aquellas fechas sólo había 895 asiáticos, pero ojo al dato, en 2011 ya tienen la mitad de las tiendas del hogar y pequeños comercios de chucherías. Van rápido. Mucho más que nuestros incompetentes políticos.

El 15 de febrero de 2010, el Diario lo explicaba de otro modo, remarcando sin duda que los pitiusos somos gente de récords y de superlativos: «La población pitiusa crece a un ritmo de 13 personas al día desde el año 2000». No he multiplicado el número de días por 13, pero me creo la cifra total que ofrece en el subtítulo: «La población de Ibiza y Formentera se incrementó en 43.214 personas en nueve años». Las islas tenían el 1 de enero del año pasado 139.114 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

No es necesario advertir que esto son datos oficiales. Pueden añadirse bastantes más. ¿Cuántos? No lo sé, centenares, quizás miles.

Quien quiera conocer los crecimientos desglosados por ayuntamientos le invito a consultar la hemeroteca (DI del 15 de febrero de 2010).

Han pasado 16 meses desde esas cifras dadas a conocer. ¿Cómo ha afectado la crisis? Para nada, hemos seguido creciendo, lo cual quizás explique por qué han regresado apresuradamente algunos caciques del Caribe para tratar de colmar su faltriquera con estas cifras demenciales de población pitiusa.