sábado, junio 11, 2011

Las cabras vienen en nuestra ayuda.



Hace tiempo que les prometí hablar de la importancia de las cabras para formar un ejército («las cabras de Tanit», escribí en broma) de protección civil, en concreto para defender nuestros pinosos bosques de los incendios forestales.
Cuando lo hice, a finales de verano pasado, alguien arrugó la nariz. Pero yo iba sobre seguro, no estaba improvisando. En toda España se están utilizando rebaños de cabras más o menos reducidos para dar cuenta del bosque bajo, lo cual actúa como un eficaz cortafuegos natural que rebaja la intensidad de la llama. Sobre todo en Cataluña y en Aragón.

Precisamente estuvo en Ibiza un zoólogo catalán, Jordi Sargatal, dando una conferencia divulgadora sobre los beneficios que se derivan de tener unos bosques limpios gracias a la ayuda del ganado. En el Club Diario de Ibiza, 12 de noviembre de 2009, mucho antes de los últimos grandes incendios, explicó largamente las ventajas del uso de razas autóctonas como una solución eficaz, sostenible y barata.
¿Por qué nadie ha mencionado esta conferencia a la luz de los terribles incendios posteriores? No lo sé, o sí sé, como decía Cela, «da igual lo que digas, que te repitas, aquí en este país no escucha nadie». También es cierto que Sargatal no descubre ninguna novedad. En casi toda la Península, incluso Portugal, se están usando las cabras como grandes consumidores de vegetación leñosa y grandes fertilizadores del territorio. A veces, incluso, con algún tipo de ayuda de los organismos públicos.
En Cádiz ya han catado los resultados, en Córdoba se usan sistemáticamente, en Málaga, en Sevilla, en Jaén...

Cierto, aquí nadie retiene nada, y hay quien guarda sus pocos saberes para sí mismo, creyendo que será el único de la comarca que sacará la oposición. Para no caer en el mismo defecto que critico, no oculto información, creo que es bueno que toda Ibiza conozca estas cosas. Muchos más detalles los ofrezco en uno de mis blogs. 
El gran proyecto Douro-Duero entre Zamora, Salamanca y Cáceres y Portugal es de una envergadura internacional, con grandes ayudas europeas.
Ibiza y Formentera no tienen por qué poner sobre la isla 150.000 cabras, como los peninsulares, pero sí que podemos progresivamente ir recuperando nuestras bellas y funcionales razas nativas y dejarlas crecer y consumir esta vegetación tan abundante y que, cuando se reseca en verano, convertida en rastrojo, es como una yesca que prende enseguida y pasa el fuego a los pinares.

La explotación ganadera es rentable –y mucho– por sí misma. Hay que adecuar el sistema a la realidad de Ibiza, donde no sólo puede entrar la cabra, también ovejas, cerdos, etc. Pero la cabra es especialista y generosa en sitios escarpados inaccesibles a cualquier otro animal. Han de ser razas autóctonas, adaptadas, resistentes.
Espero que la iniciativa no sea aprovechada una vez más por los políticos nefastos para empezar a pedir informes costosísimos (ya sabemos lo que ocurre con los informes) que sólo significarían más derroche. Las cabras son una opción, la mejor.