miércoles, febrero 26, 2014

Turistas: cómo captarlos

Cómo vendemos España a los turistas. Releo el manual secreto de las agencias de viajes y al final llego a la conclusión de que no es nada fácil captar nuevos turistas. Hay tanta competencia que más que captar ya podríamos hablar de capturar, que es lo que hacen mediante esa práctica deleznable del ´todo incluido´. Es difícil capturar nuevos y es demasiado fácil perder a los fieles o fidelizados, en cualquier caso, aceptemos que el trabajo promocional no siempre es fácil. Precisamente por ello los responsables no han de caer en cantos de sirena de los advenedizos grupales o corporativos, como es el turismo gay o de cualquier otro colectivo. La potencia plástica y el magnetismo de Ibiza lo da su conjunto, dispuesto no por compartimentos estancos separados, sino en un abigarramiento vital que nos distingue de otros sitios.
Así que repaso el catálogo y descubro que existe un británico que escoge la green Spain y escogería Ibiza en invierno si las comunicaciones no fueran imposibles, por inexistentes. Con los empastillados británicos puede excluirse cualquier esfuerzo promocional: ellos no compran Ibiza, sino borrachera, farmacia general y música. Al final no saben donde están ni saben nada de Ibiza ni de Formentera. El turista británico de categoría escogerá el invierno y el arte de Bilbao, Galicia, mientras en Ibiza tardan siete años en diseñar un urinario que permita abrir el museo Arqueológico.
¿Y el alemán? Nos interesa mucho. Ibiza ha perdido muchos enteros, incluso ahora con la inestabilidad mediterránea. Nos gustaría volver a enganchar con este germano que tan a gusto está en la Costa Brava o en Mallorca. ¿Y el turismo norteamericano? Es un fanático de los cruceros. Hasta que Ibiza no entre en los circuitos hispanos, el yanky seguirá siendo una anécdota. Pero Ibiza tiene potencialidad.
Después tenemos el turismo muy buscado de dos países emergentes. Gastan mucho, pero en Baleares no acabamos de convencerles. Buscan gastronomía, muchas compras (shopping) y patrimonio y monumentos. Hablo de Rusia y de China.
En cambio Formentera y bastante Ibiza no se esfuerzan en motivar a los italianos. Ellos mismos son los principales vendedores de la Pitiusa menor, lo cual supone un riesgo que ya conocemos en propia piel: copan demasiadas plazas y en caso de crisis, los negocios de la isla se resienten. Hay que diversificar. En invierno existe un turista italiano muy sobrado, pero visita Madrid y Barcelona. Ocurre lo mismo con México, un país que manda turistas a España, pero teniendo ellos playas de ensueño, aquí suelen buscar la cultura y el patrimonio que les explica su pasado, las tiendas y la gastronomía.
Los franceses son buenos conocedores de toda España. Los que vienen a Ibiza ya la conocen o tienen residencia y pocos de ellos usan la agencia de viajes. Le podemos dar mil vueltas, pero si nos ponemos exigentes, hay muy pocas cosas que ya no estén inventadas. Aunque me extraña que unas islas de 155.000 habitantes no puedan mover más turistas de invierno. Es como si no interesara a nadie. 

@MarianoPlanells

sábado, febrero 22, 2014

Del hastío al estío


 Uno a veces es crítico, pero en Ibiza y Formentera hay cosas buenas. No lo olvidemos en las horas de desánimo, en estos días gélidos y húmedos donde el frío se convierte en frialdad del alma, en estos días de profunda soledad y sentimiento claustrofóbico. Cuando sopla el viento, sea de poniente o de levante, no parece que la isla se vaya a apaciguar nunca. Los embates climáticos que nos manda Baal, para purgar y entrenar nuestro carácter, no pueden hacernos olvidar que después del hastío llegará el estío. Y entonces nos quejaremos pero justo por todo lo contrario: prolongadas calmas, sin brisa ni viento que nos refresque los casi 40 grados de temperatura.
Así que tenemos cosas buenas, incluso la civilización acaba por llegar, como esta cadena valenciana que se inventó Juan Roig con un préstamo de 200.000 pesetas en tiempos de Zaplana, tras años de fracasar en sucesivos negocios.
Hoy Mercadona ha llegado para aliviar nuestros mermados bolsillos, tanto porque los sueldos de las islas son bajísimos, cuanto porque los precios que componer la cesta de la compra son un auténtico atraco al residente. Mercadona derrumba con la fuerza de los hechos y los números la otra estafa al consumidor: la de que los precios astronómicos de Ibiza son debidos al gravoso coste de la insularidad. Siempre me burlé de tan cínica falacia: los productos se han de trasladar igualmente desde Tarragona a Badajoz que desde Barcelona a San Antonio o a Formentera. Y no es cierto que cueste más en barco. Es falso.
Por lo demás, bastaba irse unos cuantos días de excursión a Mallorca y comprar en Palma, Manacor, Artà, sa Pobla o Inca, pero ver con datos en la mano que en Ibiza nos han estado tomando el pelo y los euros desde que el mundo es mundo. Y claro, ahora se quejan de que se instalen más Mercadonas y otras cadenas en Ibiza. Solo puedo decir que cada palo aguante su vela y yo siempre apoyaré al consumidor, porque tal cosa lo somos todos, como todos somos peatones.
No llevaría más de seis horas levantar un informe desvelando responsables y culpabilidades. De hecho, se puede recordar cómo las compañías navieras se pusieron de acuerdo para mantener los precios de oligopolio en los fletes y la multa de 54 millones de euros, que espero que acaben pagando. Y espero que sigan las inspecciones en serio.
Confundir al residente de todo el año con el turista ocasional ha creado una situación tremenda: Ibiza y Formentera se han convertido en antros inhabitables. Nos pasan por delante de la cara todo el día que somos un paraíso, que somos Patrimonio de la Humanidad, pero después has de bajar al mercado y comprar algo para comer y te encuentras atrapado en una telaraña de intereses oscuros.
Ahora depende de vosotros, de ustedes, de todos nosotros buscar precio y calidad. Moverse y obligar a la competencia sana entre distintos negocios. Y cuando sea necesario defender nuestros intereses contra viento, frío y marea. Sin miedo.

miércoles, febrero 19, 2014

En busca del turista español

Ibiza y Formentera han tenido una suerte que otras regiones españolas no han conocido: han suplido con eficacia el turista español perdido por otros visitantes de origen alemán, holandés o británico. Estos 60,6 millones de turistas de 2013 suponen un reto, un hito y la constatación de una tendencia: España sufre una crisis profunda que ha sacado a gran parte de la juventud del mercado laboral y, por lo tanto de las vacaciones tan soñadas. Para Ibiza ha supuesto un golpe, amortiguado enseguida por la entrada de europeas que ocupaban las plazas vacías. Lo mismo puede decirse de los italianos, que se lo digan a los formenterenses en 2012. Ellos también tuvieron que reaccionar con presteza para llenar en 2013 con invitados de otras procedencias.
Todos somos conscientes de que esta cifra récord global de turistas no está consolidada. Nunca nada lo está en el turismo, ni en nada. Es muy probable que en estos momentos España tenga de 8 a 10 millones de turistas prestados por los países destrozados por la guerra, la insurrección y la delincuencia en diversos países de la ribera mediterránea. Si de un día para otro las Baleares, las Pitiusas perdiéramos estos turistas canibalizados al vecino, sin antes haber recuperado la presencia del turismo español, nos encontraríamos en una situación alarmante. El llanto y el crujir de dientes sería la música de fondo de una cadena de quiebras irrecuperables.
Por ello no me extrañaron las palabras de nuestro ministrín de Turismo, Jaime Martínez, o del mismo José Ramón Bauzá, en Fitur: una de las metas de la consejería del Gobierno balear es recuperar el más de millón y medio de turistas españoles dejados en la cuneta en estos últimos años de la crisis iniciada en 2007. Quien quiera calcular el dineral que supone en pérdidas puede hacerlo fácilmente, atendiendo a las buenas cifras de estancia por turista español. Y los pocos que pueden viajar han adoptado la moda del break o de la escapada fugaz de fin de semana. Es habitual ver el AVE y los autobuses del viernes repletos de españoles que se toman dos días en alguna capital accesible. Y el lunes regreso y a seguir la búsqueda de un trabajo o de alguna sustitución.
Este tipo de vacacionista es irregular y no siempre rentable para la hostelería ni la oferta complementaria. En Ibiza podemos aprovecharnos de alguna excursión en ferry –anunciada escandalosamente a veces en alguna cadena de televisión– que intenta capturar a los domesticados jovenzuelos de discoteca, herederos de aquella letal ruta del bakalao valenciano. Valencia consiguió deshacerse de este turismo-basura y se lo traspasó a Ibiza, que durante dos meses traga cualquier cosa que le echen encima. En los últimos diez años Ibiza se ha adaptado a la tecnología punta, a Internet y al low cost, pero de momento no parece que haya jugado a nuestro favor, o sea, alargar la temporada y conseguir equilibrar nuestras cuentas huyendo de los picos insoportables de julio y de agosto.

sábado, febrero 15, 2014

El bajón gay

A la hora de analizar los entresijos de la promoción turística de Ibiza me obligo a regresar a los orígenes para esclarecer cuál fue uno de los secretos del éxito de las Pitiusas: su abigarramiento, la mescolanza armónica, la mezcla de clases, razas, costumbres. Ibiza fue un melting pot que todavía asombra a los sociólogos y que nadie ha podido superar, ni siquiera emular.
Esto va camino de malograrse, de hecho lo ha sido ya. Lo han estropeado los políticos que quieren meter la mano en todos los bolsillos para apropiarse de tu dinero y cuando lo tienen lo invierten en aquello que mejor ayude a su partido, a su banda, a su secta. Y hacen vídeos.
Si algo funciona, no lo estropees. Pero esto no quieren entenderlo estos políticos, porque el dinero es poder y éste se prolonga en el uso del mismo. Del dinero ajeno. Da igual que sean del PP y que se las den de liberales: las peores medidas de promoción turística las ha tomado el PP, al principio bajo la férula caciquil que tanto ha dañado a la isla en muchos sentidos. Ahora PSOE y PP ya siguen la inercia y ésta se traduce en mantener la isla como una gran e insoportable discoteca, Bien, es soportable para alguien permanentemente drogado o embriagado. Para la gente normal, Ibiza es un espacio de locura y un antro inhabitable. Una disparatada discoteca global.
Me di cuenta de que esto ocurriría a mediados de los 80, cuando siendo conseller de turismo Pedro Palau, Ibiza empezó a publicitarse con enormes fotografías de discotecas con frases de este estilo: ´Ibiza, a veces también se duerme´. Lo cual es falso, por cierto. En Ibiza no duerme ni quien deba hacerlo para atender su trabajo.

El video gay friendly en Fitur no es la primera metedura de pata, es la penúltima. Porque Ibiza no ha de ser gay friendly sino friendly for everybody. ¿Por qué se hizo? Según leo, es que el turismo gay ha sufrido un bajón. Atónito, no doy crédito, porque de ser cierto se habría confeccionado otro mensaje más globalizado, dado que el turismo nacional sí que ha pegado un bajón. Menudo bajón, cuando en las Baleares hemos perdido un millón y medio de españoles, de los cuales casi 200.000 deben correspondernos a los pitiusos. ¿Y dónde está el vídeo? La imagen de Ibiza es un desastre, aunque este video está técnicamente bien hecho.
Yo no he visto nada parecido en ningún lugar del mundo, que se anuncie un prostíbulo a todo color y con fotos en el centro de la ciudad (en su día se retiró ante las quejas), tantas pancartas de discotecas o vídeos como el que nos ocupa, patrocinado por el gobierno de todos, no solo de los LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, supongo, yo qué sé). Por las mismas fechas, la Cuatro emitió un reportaje sobre San Antonio y sus borracheras violentas, pero al ser una cadena privada, nada tengo que decir. Lo que no se entiende es que estas explícitas y efusivas muestras de hedonismo las paguen los contribuyentes.
Ibiza ha perdido el norte, pero hace tiempo. La prueba de que vamos al despeñadero son los elogios de la prensa mallorquina hacia el vídeo gay. Pero ellos no lo hacen. Ningún gobierno del mundo lo hace. Brasil incluso prohibió el topless, el alcalde de NY retiró la prostitución de la calle 42. En Fitur aparecieron dos niñas muy monas, vestidas con un hermoso látex de color rojo en nombre de una discoteca de Gandía que simplemente sonreían a los visitantes ¡y llamó el presidente de la Comunidad Valenciana al estand para exigir cabezas! En fin, que aproveche, porque de lo que se siembra se come.

miércoles, febrero 12, 2014

Contra el cuerpo

Los jovencitos de Ibiza y de España entera ya no se acuerdan o desconocen cuando en el país regía una aversión oficial al cuerpo desnudo y entonces se solía mandar varios jeeps o camiones de guardias civiles a detener señoras despelotadas sobre la arena. Yo comprendo que era mejor esto que tirotearse íntimamente con los bildu-etarras, pero de todas formas hay algo de grotesco en la imagen de aquellos correajes con bigote y tricornio –el uniforme era tan sagrado como el afeitado, a diferencia de hoy– agarrando del brazo o de donde pudieran a las vikingas, tan pacíficas. Aquellos jóvenes y beneméritos agentes vestían impecables, imponiendo su marcialidad en una Ibiza calurosa donde apetecía mucho más amigarse que pelearse. Hoy veo muchos guardias civiles esparcidos por esta España feliz y arruinada que van más peludos y barbudos que muchos de aquellos desertores del Vietnam que se fumaban el porro estirados en la playa o en las dunas de las Salinas.
Desde que empecé, 1972, a escribir en el Diario defendí a los hippies y el nudismo. Entonces no solo fui el primero sino el único, al menos sobre papel impreso. Pero ya me sabía apoyado por lo que se denominaba crípticamente las ´fuerzas vivas´, gente instalada en el posfranquismo que no podía expresarse y obviamente se sirvieron de mi inexperiencia, ímpetu y juventud para abrir brecha. 
Era la lucha del cuerpo contra el muro. La prensa nacional se hacía eco de las magníficas redadas en Formentera, en Santa Eulalia y en Ibiza. Como no sirvieron de nada, el cuerpo se iba imponiendo. Me refiero a los cuerpos desnudos, no al de la Guardia Civil que siempre ha estado ahí, imponiendo e imponiéndose. Incluso Antonio Alemany, director del Diario de Mallorca (uno de los cinco más influyentes y que tenía cada mañana Carrero Blanco en su despacho) me pidió que escribiera un articulito defendiendo el nudismo en zonas acotadas. Páginas centrales, al lado de Umbral, Leguineche, Guindal, Oneto... Aquello me sentó bien y me ayudó tanto a reforzar mis nervios como a templar mi relativa soledad.
Porque muchas voces ya se iban sumando a la defensa del cuerpo bajo el sol. Desde aquel día supe que la batalla estaba ganada. Y me consta que en el Fomento de Turismo y otros entes cercanos más de uno suspiró no sin cierto regocijo al descubrir que bañarse desnudo ya no era pecado mortal. Batallas que algún día iré contando con más detalles. ¿Las memorias ya se pueden escribir a partir de los 60 años? 
Estos días he vivido dos episodios que asumo y respeto: sigue habiendo mucha gente, incluso jóvenes, que tienen miedo u odio al cuerpo. No soportan los desnudos en Facebook en defensa de Ibiza y en contra de las prospecciones. No son integrales, pues FB no permite el desnudo. Aun así, mucha gente nos reprende en el grupo ´Eivissadiuno´. Bueno, lo acepto, no tengo nada que decirles. El otro caso es sobre un vídeo patrocinado por el Consell que ha levantado bubones de alergia. Yo no tengo nada que decir sobre el sexo, el desnudo, los gays. Al margen de esto, el Consell insiste en fomentar una imagen fácilmente inmersa en el mismo campo semántico: Ibiza, drogas, alcohol, sexo, discotecas, drogas, juventud, etc. Ellos sabrán.

sábado, febrero 08, 2014

Ibiza, decorado de cartón piedra

Al principio fue un simple vahído, una sensación fugaz, pero con el paso de los años se ha ido convirtiendo en una certeza casi alarmante: Ibiza ha desaparecido y lo ha hecho en tan elevado grado que podríamos decir que Ibiza ya no existe. Esto es una evidencia, tanto si la contemplamos desde el mar como si la observamos desde el aire: Ibiza se ha volatilizado y en su lugar se nos aparece un mazacote de cemento, viales, pancartas, ladrillos y asfalto. Cabe todavía la esperanza de que exista oculta entre la maleza electrodinámica y si empezáramos a excavar, y algún día los arqueólogos lo harán en el futuro si no son simples funcionarios del ministerio, quizás encontraríamos trazos de la auténtica isla.
Esta situación alcanzaría tintes apocalípticos si empezaran a reventar las tuberías de la extracción petrolífera, como en el Golfo de México. Pero yo confío en la fortaleza del dios Baal, el terrible, que dominaría los vientos y expulsaría el crudo hacia el sur de Francia y hacia Italia. Los ibicencos somos conscientes de que la isla ya no existe y no guardamos luto, porque hemos convertido esta muerte pagana en un ritual de duelo que se repite cada verano. Por esto vivimos medio año como ibicencos y el otro medio en una obra de teatro que se titula ´La temporada´.
La gente ya no dice que ha vivido cinco años en Ibiza, sino que ha trabajado cinco temporadas. Somos temporales temporeros en una Ibiza de temporada. Ejercer de ibicenco significa ser un fijo discontinuo con la isla. Por ello no nos extraña que Ibiza sea un decorado de cartón piedra desde mayo hasta octubre. A los nativos, a veces nos cabrea, porque no podemos elegir, pero nos compensa, porque es nuestro medio de vida y somos los primeros en encender los contadores, limpiar escaparates, iluminar calles y cribar un poco la arena y desbrozar los solares repletos de lavadoras con sobredosis de cal.
Toda la isla es una sobredosis durante la temporada. Las carreteras aparecen bloqueadas por enormes pancartas ilegales –en su mayoría– pero simpáticas para que el turista no pueda ver ni un atisbo de paisaje auténtico de la isla, que cubre pudorosamente cualquier signo externo de felicidad. Si no, no se vendería droga. 
El ruido acongojante lo empieza a invadir todo y las algas amarillentas pudren las aguas costeras, llenas de sobredosis –otra– de purines y fecales. Toda la isla hace ostentación de su poderío en cartón piedra. Todo es escenario.Regresan los hippies de plástico, que estaban refugiados en la India, Marruecos o Vietnam porque no pueden pagar los precios de las islas. Se llenan las discos de musculosos acartonados por los esteroides y en vez de los homosexuales de siempre regresan los palomos o las drag queens de Chueca a brincar. Todo es artificio, colorines, purpurina, incluso la dorada es de piscifactoría y las lechugas de El Ejido. El agua no es propiamente agua, es desalada; el taxista pirata no es ni una cosa ni otra ni el coche es taxi; el día y la noche se confunden en una sucesión diabólica que lleva a algunos a la locura. Toda la isla aparenta rutilante felicidad, exuberancia y riqueza: las mafias comienzan a facturar ante la mirada atónita del autóctono, que no entiende que la isla de cartón piedra se haya convertido en una gran discoteca, promocionada año tras año con el dinero de sus impuestos heterosexuales. Cuando la prensa cebada o de recebo habla de todo esto dice que ´Ibiza es así´. Y que es mágica. Olé.

miércoles, febrero 05, 2014

2013: más turistas y más gastadores

El año de los flamencos, de los estruendos criminales o al menos muy dañinos, ha resultado ser también el de los récords absolutos más impresionantes. No es necesario confeccionar una lista, es suficiente con decir que hemos batido todos los récords en casi todos los terrenos. Incluso en el gasto por persona, una de las asignaturas pendientes. Aunque ya parece establecido que Ibiza necesita llenar con más turistas para mantener el mismo nivel de ingresos, también es cierto que los turistas han de gastar cada vez más por el mismo número de días. Aunque tampoco es mérito exclusivo de Formentera ni de Ibiza, sino de España entera, pues en toda ella se han registrado subidas espectaculares. Han venido nada menos que 60,6 millones de turistas, lo cual nos mantiene en el podio mundial del turismo, junto a Francia y a Estados Unidos .
Si tenemos presente que en España somos unos 47 millones de habitantes veremos que la cifra de visitantes ha de constituir uno de los máximos orgullos nacionales y, en lo práctico, uno de los grandes pilares de nuestro Producto Interior Bruto y un factor de creación de empleo muy bien repartido. Como casi todos los empleos de nuestro país, con una gran incidencia estacional, pero con esto ya contamos desde siempre.
Nuestros aeropuertos baleáricos han trabajado a destajo, se ha facturado como nunca y las cifras han colmado todas las expectativas. Los turistas han dejado en España más millones que nunca. Normalmente, las cifras resultan antipáticas en un artículo de opinión , pero graben éstas con música celestial: 60,6 millones de visitantes han dejado 59.082 millones de euros. El incremento es casi del 10% y es debido a que han venido más visitantes que a su vez han gastado más: 976 euros por persona. Cada una de ellas ha gastado 109 euros/día de media. En las Pitiusas dejaron 2.326 millones de euros, un 5% más que el año 2012. Gasto medio por persona, 123 euros. En Ibiza ya sabemos que los países emisores han sido los de siempre: Gran Bretaña, Alemania, Italia, Holanda y España. Casi lo mismo en toda España, a los que hay que sumar los franceses y los nórdicos.
Países emergentes como Rusia y China ya aparecen en las estadísticas con personalidad relevante, aunque en Ibiza no hemos conseguido fidelizarlos. Es como si una minoría nos visitara para espiarnos (comercio, discos y knowing how) mientras nosotros los espiamos a ellos para tratar de atraérnoslos. Ocurrirá algún día y es probable que el turismo de cruceros sirva de desencadenante. Llevamos al menos tres años recibiendo mucho turismo rebotado de los países islámicos ribereños mediterráneos. Si no conseguimos consolidar nuestro turismo ahora, mejorar nuestras instalaciones en esta coyuntura favorable, ya no lo haremos nunca.
@MarianoPlanells

sábado, febrero 01, 2014

Pocos motivos para el orgullo en las escuelas


 De vez en cuando hay alguna carta o artículo en este Diario escrita por algún profesor, siempre de la misma rama, contra el TIL, contra Bauzá y obviamente a favor de la ilegal inmersión lingüística. La última de ellas ha cosechado más de mil ´megusta´ en Facebook, lo cual es llamativo.
Que un artículo de opinión sea votado por 20 o 200 lectores, sin ser habitual, no es extraño. Es obvio que han reunido a los mil anti-TIL y se han movilizado en plena colaboración corporativa. El estilo del artículo es muy llano, como si la hubiera escrito alguien que está aprendiendo este catalán normativo y arcaico que tan poco entusiasmo levanta. La primera frase ya sienta las bases: «Yo soy maestro de escuela y estoy muy orgulloso de serlo». Nada que objetar. Yo no soy maestro de escuela y no estoy orgulloso de no serlo.
Todo el artículo reúne un voluntarista compendio de razonamientos exculpatorios y justificativos que deben necesitar como agua de mayo muchos de estos profesores en estos momentos, pero dudo que sean muy convincentes, máxime conociendo los baremos de capacidad de nuestros estudiantes baleáricos, tanto en el informe PISA como en otros varios métodos de evaluación. O la sentencia de la lógica que nos explica que ´cuando un alumno suspende, fíjate en el alumno; cuando suspende toda la clase, fíjate en el profesor´. Que conste que todo el mundo tiene derecho a la defensa, pero a la vista de los resultados, si yo fuera profesor no perdería el tiempo hinchándome de orgullo ni autosatisfacción y me pondría a estudiar y a analizar muy seriamente las posibles causas de la estrepitosa situación académica de los estudiantes baleares, en especial los de Ibiza, en vez de pasarme la vida obstruyendo las medidas de la consejería de Educación.
Sin duda, la aplicación del inglés es materia que se tiene que replantear, introducirla progresivamente y actuar en función de las posibilidades.
Todo esto ya lo ha dicho mil veces la consejería. Si los profesores díscolos ­­–no todos, no siempre– abandonaran esta postura negativa, de oposición y revuelta permanentes y pusieran más voluntad de su parte, el inglés se iría introduciendo y las unidades didácticas irían perfilándose con ostensible eficacia. No se preocupen, no ocurrirá, seguirán presionando en registro político lo que no saben mejorar en registro académico. Pero debieran ponerse a construir, si es verdad que aman tanto a su profesión y a los alumnos. Más hechos y menos palabritas.
Más trabajo curricular y menos recortar cartulinas con picassianas palomas de la paz con la banderita catalana, fiestorros, carnavales y puñetas similares que ­–a la vista de los resultados– no sirven para gran cosa. El mismo día que este profesor se sumía en un baño de autosatisfacción, salía publicado que «los estudiantes de Baleares son los que tienen menor esperanza de vida escolar» de toda España, bastante por debajo de la media. Quien quiera dedicarse al sindicalismo, puede. Quien quiera expresarse en la política, allá él. Pero en las escuelas de Baleares yo no permitiría ni un devaneo ni una tontería más, siempre dentro de la ley. Pero la aplicaría. Ya no nos cabe ni un fracaso más. Tenemos casi todos los récords negativos.