miércoles, agosto 05, 2009

Cuando Ibiza era una isla sin cemento

Almuerzo en el rascacielos, de Charles Ebbets. Gran parte de losobreros eran indios, muy reputados por su agilidad y carencia de vértigo.


Nueva York vuelve a movilizar mi frágil sentido de la envidia: el museo de Historia de la Ciudad muestra cómo era Manhattan hace 400 años, más o menos en el momento en que la descubrió Henry Hudson en 1609.
En la isla-ciudad se ubica el estado de Nueva York, son coextensivos. Ahora es la ciudad y el Estado con mayor densidad de población de EEUU y uno de los mayores del mundo. Vive más de un millón y medio de habitantes, con casi 26.000 por kilómetro cuadrado.
Pero la extensión es de unos 87 km2, algo más que Formentera, contando la parte acuática o ganada a las aguas de los ríos que la rodean.
Claro que pensé en Ibiza, porque el fenómeno connota todos los paralelismos que se quieran exponer en una islita amazacotada por el cemento. Con una salvedad básica: el destrozo de Ibiza, aun siendo mucho mayor con sus 572 km2, es muchísimo más vertiginoso.
La urbanización de Manhattan comenzó en 1609 y todavía no ha cesado. La de Ibiza en 1969, por poner una fecha. En estos 40 años hemos destrozado mucho más Ibiza proporcionalmente que los europeos esa tierra de los indios Lenapes, que poblaban la isla de las ´muchas colinas´ y donde abundaban el agua, los riachuelos, las truchas, los castores, osos, pumas y todo tipo de cérvidos.
Claro que no han crecido igual: no pueden. En NY han debido inventarse y reinventarse una ciudad que crece en vertical, cultivando una mentalidad desarrollista de finales del siglo XIX y posteriores, donde no era ningún defecto el crecimiento demencial hacia las nubes. Seguramente en aquel momento estaban bien equipados en su ideología de desarrollo de hierro forjado, cristal y nuevos materiales. La prueba de que la solución puede ser eficaz es que desde entonces se ha seguido desarrollando donde le han dejado las estructuras políticas y donde el suelo urbanizable ha sido escaso.
En Ibiza no ha sido necesario, al considerar que la oferta de suelo sería infinita. Salvo unos cuantos edificios de Vila y dos o tres de San Antonio Abad, el crecimiento en vertical, aun siendo excesivo, no es tan escandaloso como en NY.
Sin embargo, eso mismo nos ha traído de cabeza. Los 123.000 habitantes de Ibiza dispersos por todas las colinas crean muchos más problemas que el millón y medio largo que vive en NY. Todos los habitantes de Ibiza cabrían en 4 kilómetros cuadrados de NY. Animo, pues, a los constructores pitiusos a crecer en vertical y sin timideces: para empezar un rascacielos que tenga la base donde ahora está el actual Ayuntamiento, si consiguen cimentar los fondos de la base.
Esta exposición neoyorquina tiene el aspecto de ser un caramelo. No podré ir, pero al menos la disfrutaré por Internet: http://themannahattaproject.org/
Y mientras tanto, vamos a seguir creciendo, hacia arriba y hacia abajo.

Diario de Ibiza