sábado, agosto 15, 2009

Drogándose a todas horas


Parece un verano de lo más normal: ruidoso, húmedo, mucha droga y ruidos con patente de corso. Sin embargo es cualquier cosa menos normal.
De hecho los turistas entrevistados por el Diario cuando abandonan la isla no tienen empacho en decir la verdad, sin filtros ni cortapisas.
«He visto gente drogándose a todas horas», dice un tortosino. Pues claro, no querrás que vengan los guiris a quitarnos el empleo: que se coloquen y que se apareen.
Uno de cada cuatro trabajadores no consigue desconectar del trabajo. Pero en la encuesta, los que más desconectan somos los baléaricos. Sin olvidar que muchos trabajadores no consiguen conectarse ni cuando están en su oficina. Otros, como el sector de restauración, las vemos pasar y nos quedamos mirando, incrédulos y sin seguro de desempleo para el invierno.
Sí, hay mucha droga, toneladas. De algún sitio viene, y es obvio que la Policía de Ibiza no da abasto, lo cual no parece quitar el sueño a ZP: las Baleares es la comunidad que menos dinero recibe de España y la que más paga por habitante. Esto desde que existe esto que llamamos democracia y que dista mucho de serlo. ¿Para cuándo un plante general del millón largo de habitantes?
Vienen muchos actores emergentes, yo casi no los conozco. «Tanto hablar de la crisis nos hunde en la mierda», dice un tal Fele Martínez bien adoctrinado. Este triunfará en la legión de titiriteros si va repitiendo que la crisis no existe o que hablar de la crisis hace antipatriota. Socialismo cañí.
En la otra página, la recauchutada Marlene Morreau hace unos estiramientos que convierten Ibiza en digna heredera de la Palma pija (ay, el Club de Mar de las corbatitas y de los güiskis…) y de la Marbella inolvidable, pero que ahora todos quieren olvidar. La jet de Marbella pretende borrarse la pátina nocturna de Marbella, como algunos socialistas de relumbrón pretenden borrarse el franquismo de su biografía.
Fue una de las últimas frases que me dijo Vicente Ribas Ribas, a quien algunos llamaban ´la sonrisa balear´ hasta su último minuto: «Mariano, ahora sí que ya te doy la razón con el final de Ibiza: nos hemos convertido en una sucursal de la vulgaridad marbellí». Y es cierto, basta mirar las yolas, los mochilones de Pocholo, el Jimmy siempre metido en peleas, las nenas de Interviú y los famosillos de artificio traspasados a Ibiza.
Algo no cuadra en esta Ibiza que apenas interesa a nadie interesante.
No es que uno tenga nada personalmente contra nadie, pero todos estos rostros (y tan rostros) se convierten un poco en la voz y la imagen de Ibiza. ¿Quién se lo ha pedido? Más les valdría ni intentarlo o la venganza de Baal caerá sobre ellos. Quizás ignoren que la isla Escorpión no hace rebajas y cuando se pone a cobrar no se detiene ni ante el mejor cirujano plástico.
Sólo respeta a Cayetana, la gran duquesa de Alba, discreta, au-dessus de la melée y que viene a Ibiza mucho antes que toda esta legión de oportunistas mediocres. Soy testigo.