sábado, agosto 01, 2009

La gripe A y la ETA B nos atragantará el verano


Las cosas suelen cambiar, sobre todo los presidentes de gobierno españoles cuando ganan una segunda legislatura. Les cambia hasta el cerumen.
Como Javier Bardem, Rodríguez Zapatero, nada más ver la bandera de las barras y las estrellas, pega un ágil brinco cual canguro austral y acto seguido a ambos les sigue un crujido de espalda al inclinarse, tal es la reverencia que llevan ensayada cuando nadie les mira.
Ya han ganado las elecciones, ahora adoran Hollywood y todo lo que sea norteamericano. Atrás queda el pancartismo, la algarabía del agit-prop (un arma que la izquierda usa con demostrada habilidad) y los días de ayuno.
Los responsables del Prestige han sido totalmente absueltos de cualquier responsabilidad, pero nadie dice nada, porque este tema ya es prescindible.
¿Y aquel ´no a la guerra´? A la única guerra que ha existido nunca, que es la de Irak, pero la segunda, no la primera cuando Felipe González mandó a los soldaditos de reemplazo y a Marta Sánchez a tocarles lo del soldadito del amor y cuando el miope y pies planos Narcís Serra casi se nos hunde en las procelosas y apetroladas aguas del golfo.
Nada, la agitación contra la guerra sólo era una pura fachada. Jamás había habido –y se pueden contar uno por uno con nombre y apellidos– tantos soldados recibiendo leña, tiros y bombazos en el exterior. Bardem ya tiene el Oscar por hacer un papel de malo que le salió bordado por cierto y los gays están alborotados pero no se les nota ni parecen muy proclives a casarse, al menos entre sí.
Descrito este paisaje con cierta ironía y bastante ternura, de repente avisa otra vez la ETA en Burgos, arrasando una casa cuartel y causando 70 heridos. Sin apenas tiempo de informarse, me sorprende el otro atentado en Mallorca, en una ciudad turística.
Por mucho que digan no es la primera vez que ETA se pasea por las Baleares como Pedro por su casa. Aparte del fallido atentado contra nuestro Rey, a finales de los 90 se detuvo una camioneta averiada no recuerdo si en Zaragoza o en Huesca cuyo destino fijo era la bodega del rápido Almudaina, que atracaba al menos una vez diaria en Ibiza. Un barco que yo solía usar con relativa frecuencia. Pueden apostar que ha habido media docena más de incidentes.
Una semana después de la estéril iniciativa de ZP de regar con mil millones al sector hotelero, con esta pueril política de gestos, ocurrencias y sacarse la foto (Miquel Barceló, Pedro Almodóvar, Ferrán Adrià y otros), ETA pone sus deseos de diálogo sobre la mesa (Mayor Oreja dixit).
No estamos repuestos de los reportajes en la prensa alemana narrando los casos de gripe A en Ibiza y en Mallorca. Ni repuestos del escaso consumo en la oferta complementaria. Ni de una crisis como no se recuerda. ¿Qué más nos espera?