sábado, agosto 29, 2009

Fidelizar


Cuando haces un ingreso de treinta mil euros en un banco y te dan unas ollas, un llavero y un saquito que nadie sabe explicarte para qué puede servir, se dice que te están fidelizando, cuando debieran decir simplemente que te están tomando el pelo. Pulling your leg, en inglés.
Cuando en un restaurante te cobran dos platos de más, una botella de vino extra y a unos precios exorbitantes y desorbitados y encima te dicen que te invitan a un chupito, se dice que te están fidelizando. No lo dudes.
En realidad fidelizar, hacerse con la fidelidad del cliente para que repita comanda y siga consumiendo tus productos, es la meta principal de toda empresa astuta. Conservar a los clientes es un gran negocio.
Ibiza tiene muy buenos balances en este tema. O tenía, porque me temo que perdemos a muchos clientes por no haberlos sabido fidelizar, o sea, por haberlos tratado regular, por no haber sabido conectar con sus necesidades o simplemente porque muchos ya vienen a Ibiza a comprobar si es verdad todo lo que se cuenta de la isla y de su gente y de su gentuza.
Es lo que tienen los reportajes repugnantes de Antena 3: atraen a mucha gente que no se lo puede creer o que por lo menos si no lo ve no se lo cree. Mucho papanatas. De otro modo no se entiende que se detenga a decenas de novatos traficantes de droga que trajinan un kilo de polvo en su maleta o en su chaleco. Pero de verdad ¿creen que en Ibiza no tenemos policía, servicios de información, chivatazos, informes de la Europol?
No lo sigas intentando, forastero, no cruces el Canal de Valencia cargado de mierda ni de crack: serás detenido y debidamente fidelizado en la saturada cárcel de Ibiza, cuyo lema es ´donde cabe uno, caben cuatro´.
«Me robaron la cartera el primer día», dice una jovencita italiana. A saber, pero yo me la creo. Este verano me han llegado numerosos testimonios de primera mano: en tiempos de recoger el trigo, los melocotones, las picotas, los albaricoques y la uva, ha habido una cuadrilla de temporeros que se han dedicado a recolectar carteras ajenas.
No me privaré de decirlo: en Ibiza hay mucha gente tranquila, buena y formal, pero a partir de junio se llena de los mejores carteristas, trileros y descuideros de toda Europa. Muchos son de Italia, de Argelia, de Marruecos, de Barcelona, de Valencia… aunque no llegan necesariamente desde estos sitios. Saben distraer muy bien la atención.
Estos robos son demoledores para nuestra imagen turística. Así no fidelizamos más que la mala leche, y eso lo he vivido en Río de Janeiro, en Salvador de Bahía, en La Habana y otros en sitios. El turismo no repite, no se siente gratificado, no disfruta.
Bueno, pues Ibiza ya ha entrado en esta senda, tan conocida en Benidorm, Marbella, Lloret, y otros sitios calentitos. El turismo necesita cariño, no que le levanten la cartera. Fidelicemos, hermanos, fidelicemos.