Foto del puerto deportivo Ibiza Nueva, por gentileza de El Mundo-Baleres.
Siempre pensé que Ibiza tenía una fuerza especial que la hacía resistente a la vulgaridad de la jet veraniega, pero me equivoqué. Ibiza no es mágica ni tiene ninguna fuerza especial, lo único que nos preservaba era la distancia, la falta de comunicaciones y una humedad casi tórrida que nos tiene agallinados.
Cuando alguien quiere indicar que Ibiza se ha devaluado y que ha perdido originalidad nos compara con Benidorm, pero ya vamos perdiendo, porque ya quisiera yo disponer de las vías de acceso a la ciudad turística alicantina.
Por lo demás, tenemos el mismo tipo de turismo y una manada que viene a buitrear, sólo que con unos precios demencialmente más elevados. Y ahora se dan cuenta de que Ibiza es cara.
Cuando el sofocón imperdonable de las autopistas, alguien escribió sobre la casilla que las piquetas estaban derribando: Ibiza=Marbella. En realidad, Ibiza ha heredado toda esta legión de personas y de personajillos que veraneaban en el famoso municipio reinventado por Jesús Gil.
Aquel Gil que no cabía en ninguna camisa más que en la suya, llegó amenazando a los pobres freaks y colgados con amargarles la vida, y empezó la misma noche en que tomó posesión. Se dirigió con cuatro ‘porreros’ (de porra, no de porro, y aquí está bien empleado este adjetivo patentado en Ibiza) a perseguir jovenzuelos colocados que no entendían nada.
Acabó en una noche extática, exclamando que limpiaría Marbella de delincuentes. Al margen de que esto no podía ser cierto, porque de serlo tendría que haberse marchado él en primer lugar, la cruda verdad es que Jesús Gil fue de manera indirecta el gran promotor de IBZ-siglo XXI.
Muchos de estos caras, caritas y carotas que ahora pululan por Ibiza, diciendo después en televisión que han inventado la isla, comenzaron a dejar Marbella ante el temor de que Gil cumpliera su amenaza.
Y los tenemos a casi todos en Ibiza, patroneados por un productor de música, otro productor de cine (¡gracias a Zp, y gloria en las alturas!) y a menudo por el mismo Segura. Si este cáustico director se propusiera rodar Torrente V o Torrente en Ibiza, le saldría gratis la película, porque tiene a todos los figurones aquí sisando canapés y a buen seguro que estarían encantados de hacerle otro cameo.
¿Para qué dar nombres? La tumultuosa multitud que se desperdigaba en Marbella, Torremolinos, Puerto Banús, ahora se concentra en 1500 metros cuadrados de Ibiza, todos se colocan… al menos para la foto, y los fotógrafos están entusiasmados porque se acabó el montar guardias interminables para captarles.
Es tanta la avalancha de clases pasivas de papel cuché que ya corre un cruel rumor en Madrid: para saber si alguien es importante sólo has de constatar que no se exhibe en Ibiza. A Ibiza sola parecen ir las waana-be, manqués, cocottes o viejas glorias decrépitas. Ya me lo advirtió Vicente Ribas Ribas.