miércoles, septiembre 14, 2011

Cómo nos ven los turistas



Personalmente encuentro muy interesante cómo nos ven y cómo nos describen los visitantes y los turistas. Entiendo a este grupo de vascos que han quedado extasiados con la ensalada payesa. La gastronomía de Ibiza sólo es realmente de Ibiza si los productos son cosechados en las propias tierras de la isla, aunque ya se entiende que se puede hacer el mismo plato con material importado, como suele ser el caso.

También me llama la atención la cantidad de gente que se ha decidido a venir a partir de sus consultas en Internet. Otro argumento más que apoya mi tesis (una tesis muy solitaria que hasta ahora encuentra pocos militantes, pero la crisis vendrá en mi ayuda): no es necesario gastar más de la cuenta, en la promoción no hay que excederse, porque no sirve para nada, sólo para tirar el dinero, imprimir muchos folletos, y anquilosar las propias campañas. Hoy se necesita sine qua non la liquidez de Internet.

Absorbe cualquier cambio, se pueden corregir fallos sobre la marcha y resulta infinitamente más barato. Aquí corremos el peligro de sufrir una pregunta impertinente: si Internet es mucho menos costosa y es mucho más rentable ¿por qué no se utiliza más? No daré la respuesta porque hoy no quiero hablar de comisiones, derroche ni de corrupción. La gente de Ibiza, al menos en verano, suele ser muy joven. Internet es usado básicamente por la gente más joven, aunque cada vez se amplia el arco de edades en el uso de las nuevas tecnologías. Ergo... cae por su propio peso: Ibiza necesita Internet como el aire que respiramos. Por supuesto que me llaman la atención otras cosas: la abrumadora cantidad de accidentes (han aumentado un 15 % los atendidos en urgencias, seguro que son muchos más los atendidos en la propias discos), de ahogados en el mar o en las piscinas; los accidentes de tráfico; y también el uso suicida de drogas de diseño, algunas de las cuales son mortales.

Y con la muerte no se bromea, aunque The Midnight Beast ha compuesto un himno sobre las animaladas de estos salvajes impresentables. No trata de los peligros de comer pizza en Ibiza, sino de la desastrosa conducta de estos jovenzuelos. El tema está todo el verano en candelero y en las páginas de sucesos o en las cartas al director. No incidiré más. Sólo que los políticos pueden hacer mucho más de lo que han hecho.
No podemos consolidar para siempre la imagen de Ibiza sobre el consumo libre e intrascendente de drogas potencialmente mortíferas, aunque vayan impregnadas de una atmósfera de presunta diversión, música, discotecas, vacaciones, etc. En la primera reunión que tengan debieran ponerse manos a la obra. Y menos palabritas en octubre, cuando ya se cierra. Ibiza es proveedora de cientos de chascarrillos. Debiéramos hacer un concurso nacional, desde el italiano que ya tenía cinco jamones atesorados, robados en el súper, hasta el muerdenarices al pobre Vieri. El caníbal se mejoró a si mismo y días después estampó una lancha sobre la arena blanca de Formentera. Además podríamos contar cuántos clubbers han perdido el vuelo de regreso. Ibiza es un gran negocio para las compañías aéreas británicas.