miércoles, marzo 14, 2007

El tabaco no relaja, te deja frito


He dejado dos veces de fumar en mi vida, lo cual demuestra que si alguien como yo -tirado al hedonismo, algo perezoso y sin excesivas manías a la hora de enfrentarse a los frutos de la vida- lo consigue a la primera, es algo realmente muy fácil. Lo único que hace falta es decidirse. No voy a fumar más, por lo tanto si no fumo ¿para qué voy a encenderlo? Si no lo enciendes ya no fumas más. Tirado.
El fumador de hoy se enfrenta a la brutal cantidad de tóxicos del Nicotina Tabacus, sumado a una novedad que apenas nadie sabe: el Polonio-210. Exacto: esta sustancia que en mínimas cantidades mató al espía ruso en Londres.
Pero Polonio 210 hay mucho a nuestro alrededor. Y dentro nuestro. ¿Cómo diablos ha ocurrido esto y nadie nos ha avisado? Yo les contestaré sin rodeos sirviéndome de todo cuanto he ido encontrando, y si me equivoco o tengo que corregir algo, pues... encantado lo haré. Pero hay que tener presente las presiones a las que las grandes tabacaleras someten a la información.
Yo quiero hablarles de las solanáceas, del tabaco payés, pero lo haré otro día para centrarme hoy en la radiactividad del tabaco.
Esto es así, pero no lo era antes y se debe simplemente al tipo de fertilizantes fosfatados.
EL humo del cigarrillo está compuesto por miles de sustancias, no todas cancerígenas. El Polonio 210 es 250 millones de veces más venenoso que el cianuro. Se encuentra en ínfimas cantidades en forma de partículas en el humo del cigarrillo (un 0.03-0.07 pCi por cigarrillo).
En la revista Vivir con Salud se ofrecían unos resultados igualmente alarmantes. El tabaco también posee una intensa radiactividad producida por las radiaciones alfa emitidas por los isótopos del Polonio-210 y del Plomo-210, encontrándose ambos en grandes concentraciones en la hoja del tabaco y por supuesto en el humo.
Queda dicho que gran parte del Polonio 210 proviene de los fertilizantes fosfatados que suben desde la raíz, quedan fijados en la hoja y son inhalados con el humo. Y quedan instalados donde más daño pueden hacernos, en las mucosas bronquiales.
Estamos hablando de algo grave. Se considera que el fumador de un paquete y medio diario, absorbe en las ramificaciones bronquiales radiaciones alfa del orden de 400 rads por año, lo cual es equivalente a 300 radiografías de tórax en un año; casi una radiografía diaria. Todo un equipo de rayos X funcionando a pleno pulmón. Una mini central Chernobil en un paquete de tabaco.
Hay mucha información en la red, no sólo referida a los agentes patógenos del tabaco, sino a la política anti-social y muy dañina contra los plantadores y los jornaleros que manipulan estos productos y están sometidos a unos salarios y a unas jornadas de esclavitud.
Los otros datos, las formas de venenos que nos depara este regalo de los indios, están en cualquier enciclopedia y en cualquier revista.
En el humo del tabaco además tragamos un alcaloide muy adictivo, que es la nicotina.
Y además, el alquitrán donde se emiten cientos, quizás miles de sustancias distintas, pero para hacerse una idea, basta recordar que en el humo se encuentra en cantidades muy agresivas: cianuro de hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxido de nitrógeno y amoníaco.
Lo siento, yo quería hablarles del origen en Ibiza de esta solanácea. Otro día será. Mientras, fumen, fumen. (Pero mejor que no, de verdad).

Publicado en Diario de Ibiza, 14 de marzo 2007
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