sábado, abril 11, 2009

Lengua y turismo

"Sonría, esto es Ibiza" es el lema para fomentar nuestro turismo. Pero el personal parece recogerse en sus propias convicciones. Reclaman su derecho a fruncir el ceño, a mostrarse sombríos y a celebrar el día mundial del pesimista. El Decretazo del catalán sólo ha conseguido enrarecer aún más la atmósfera en una isla que es casi invivible.

Andamos inmersos en tambores, rompida de la hora, pasos, cofrades y procesiones. Por mucho que haya intentado ZP y sus huestes paganizar la Semana Santa, España es un país mayoritariamente católico que va a misa, no acepta de buena grado que le programen la vida tocando sus convicciones íntimas y sigue fiel a sus ritos.
Yo nunca lo hubiera dicho, pero esas reticencias o mejor dicho, esta confrontación con la Educación de la Ciudadanía no obedecen a razones puramente partidistas, sino a otras mucho más profundas. Lo mismo con el aborto.
Creo estar notando una fuerte reacción de los españoles en general. Te dicen toda la vida que hay que ser respetuoso con los demás, hay que tolerar las ideas distintas y los modos de vida nuevos. Aceptas, hasta que un buen día descubres que quienes no toleran, no respetan ni protegen tu libertad son los mismos a los que acabas de votar.
La rebelión de los corderos. Estamos en ello. Y en Ibiza estallará pronto.
Por una parte, el prestigio de los políticos ya está a ras de suelo, con todo merecimiento. Y hay excepciones en todo, pero no se puede burlar continuadamente al votante. Esto es un incumplimiento de contrato, el político tiene que cumplir.
En Ibiza veo una densa atmósfera de frustración, que se manifestará en algunos puntos. Los que veo yo (otro lo verá de otra manera) es una rabia inmensa, y hablo de urbanismo, por lo que hizo el PP, pero es que ahora el PSOE y ExC se comportan de manera muy parecida, igual o peor.
Otro punto que generará conflictos, largamente anunciados, es la cesta de la compra. Adquirir los artículos de primera necesidad es un auténtico atraco.
Los Tarrés, los alcaldes, van lentos o simplemente no van. Todo es para el año que viene. Parecen llevar escrito en la camiseta: este año no se soluciona nada, el año que viene sí. Para lo mismo decir el año que viene.
Es injustificable –si no es por razones puramente perversas- que en una sociedad libre no exista una libertad de mercado. Con todos los controles que se quiera, pero de control de la competencia, de sanidad y de seguridad.
No es de recibo que un grupo vasco-catalán, madrileño o francés se quede con la mayor parte de la tarta, imponga unos precios inexplicables y que nadie defienda a la sociedad, al consumidor. Cargos, cargas, impuestos y chupones. Unos inútiles.
Y otro punto de conflicto es la extraña cacicada de Antich con el catalán.
Pobre futuro le espera al catalán si se ha de defender a tronchazos y a base de decretos. Y resumiendo: estos tres puntos de conflicto ya afectarán este verano al turismo español. Afectarán ostensiblemente. Al tiempo.

Diario de Ibiza