miércoles, septiembre 12, 2012

Estas pequeñas cosas


Hay gente que sabe comprender la esencia de la vida y no suele dudar en comunicarla al prójimo: Los humanos nos empeñamos en acometer grandes proyectos, pero –grave error, nos dicen– la clave de la felicidad está en las pequeñas cosas. Será verdad.
En 1975 y siguientes me gustaban estos temas y a menudo se publicaban en la prensa reportajes de guerrilla urbana, consejos de autodefensa contra el espionaje o el terrorismo. La revista Interviu solía alternar este tipo de periodismo con hermosas doncellas con poca ropa. Ahora estos temas han acabado por aburrir.

Recuerdo que me llamó la atención un reportaje muy especial: la vida de un clip, ya saben esta diminutas pinzas de metal que sirven para unir unos cuantos folios. Un reportaje muy curioso que alcanzaba el clímax cuando explicaban que con un simple clip se podría paralizar una central nuclear. Hoy todo el mundo lo entiende, basta con que el clip o cualquier cuerpo intrusivo dificulte las comunicaciones básicas electrónicas. Pero entonces nos parecía un gran hallazgo. Por supuesto, la policía dispone de protocolos de defensa –o debiera disponer– en casos de boicot, que sin llegar a constituir un ataque terrorista sí que como mínimo suponen un boicot al funcionamiento normal de una ciudad o país. Con muy poca cosa se puede confeccionar un arma o peor aún, un ataque en toda regla.

Por ejemplo, con las colillas de los pitillos pueden hacerse perder cientos de miles de euros. En la cárcel los llegan a usar para fabricar armas punzantes. O con las toallitas mojadas que al parecer usan mucho los ibicencos y que yo sólo usé cuando en las compañías aéreas todavía ofrecían estas cosas gratis a los pasajeros.
Qué poquita cosa es el filtro de un cigarrillo. Pues es uno de los máximos enemigos de los filtros de las depuradoras. Es evidente que dejan las playas acribilladas con estos infectos y asquerosos adminículos. Un auténtico asco. Cuando llegan al mar algunos acabarán en el estómago de alguna gaviota o de un pez o tortuga. Quién sabe.
Pero en las depuradores son letales. Se incrustan en los agujeros de filtrado y obturan el paso del líquido con lo cual se acaba por colapsar la propia depuradora, que ya va de por sí cargada por un sobreuso estacional.

Esto lo leía hace lustros, por lo que no entiendo ahora por qué los técnicos de Aqualia se quejan de las toallitas. ¿Habrán agrandado los orificios de los filtros depurativos? De hecho la gente no repara en los daños que causan estas conductas agresivas: los condones, los cigarrillos, los tampones menstruales, las toallitas, los algodones del maquillaje, todo ello constituye un equipaje diabólico que cuesta un dineral para el correcto mantenimiento de las depuradoras.
Son estas pequeñas cosas que nos hacen la vida mucho más cara por culpa de un puñado de impresentables que no reparan en nada. Y estamos repletos, a reventar, de este tipo de gente en los meses del verano.