miércoles, agosto 06, 2008

Quo Vadis, Domine?

La novela de Henryk Sienkiewicz dio pie a la película Quo Vadis, 1951. El pintor Annibale Carracci pintó esta tradición cristiana a comienzos del siglo XVII, probablemente entre 1601-1602.


Mucha gente ama Ibiza de una manera casi irracional. La isla se ha transformado en una extraña amalgama espiritual, un útero y una geografía donde cualquier intento es posible.
Los intentos son posibles, los logros difíciles y escasos. En el año 2000 puse frontera a mis propios deseos y vi con toda claridad que la guerra estaba perdida.
Aunque hace ya al menos tres lustros que lo vengo diciendo, mucha gente no lo acaba de comprender. Bueno. Acepto que las ideas de un columnista de prensa no han de servir de norma moral ni de guía social. Que cada cual piense lo que quiera y haga lo que pueda, yo sigo siendo de espíritu libertario. Ácrata y demócrata.
Malos tiempos, pues. La gente anda pidiendo desde los dos extremos rigidez, fuerza, mala leche, disciplina, imposición de una secta sobre la otra, cuando es sabido, y lo enseña la experiencia, que muchas ideas enriquecen, muchos grupos forman un todo mejorado.
Observo y leo unas cartas al director terribles. Que alguien diga lo que piensa sobre la vida, la humanidad y sobre Ibiza, impresiona. Pero a mí no me impresiona, y perdonen la inmodestia, o no me la perdonen que da lo mismo que lo mismo da.
Lo repito: a finales de los 90 yo vi que Ibiza había dejado de ser una Arcadia, una Utopía, un sitio amable, a la medida del hombre. Descubrirlo me dejó mal, aceptarlo me dejó peor. Y me fui en el año 2000 exactamente.
Guías turísticos y gente que se está jubilando se van de Ibiza con un cabreo profundo, razonado, argumentado. Es decir, no estamos ante un rechazo juvenil (que yo también tuve y creo que no se me ha pasado nunca).
A un sistema profundamente injusto, violento y depredador como es el capitalismo sólo se nos ofrece un sistema violento, depredador, injusto como es el comunista.
Ibiza parecía ser un reducto neutral donde se firmaban todas las treguas y donde yo tomaba cerveza hasta altas horas de la noche con comunistas irreductibles, a los que conseguía domar dejándome dominar.
Pero yo aprendía de ellos, ya lo creo. Ninguna relación con cerveza hasta altas horas de la noche es en balde si no eres un imbécil.
Ahora veo que mucha gente le pregunta a Ibiza: `Quo Vadis?´, a dónde vas.
La expresión proviene de una antigua tradición cristiana: cuando Nerón desató la persecución contra los cristianos (año 64 de nuestra era), Pedro hizo lo que yo hice: salir pitando hacia sitios menos malos.
Pero en las afueras de la ciudad se le apareció Jesucristo, el crucificado, que andaba como el caballero de la triste figura, don Alonso Quijano, hacia la ciudad de Roma.
Pedro, muy sorprendido, le preguntó: «Señor, ¿a dónde vas»?
El nazareno, que era muy listo, le gastó una broma pesada y le contestó: «Pedro, vuelvo a hacer falta. Voy a Roma para que me crucifiquen otra vez».
Chantaje emocional propio de un cura espabilado, pero esta tradición arraigó de tal manera que hasta hoy sigue contándose.
La gente, nosotros, lo usamos en sentido contrario: ¿a dónde vas, Ibiza?
No es el Quo vadis, domine, sino el Quo vadis nobis, ¿a dónde nos dirigimos nosotros?
En cualquier caso, una sonrisa por favor, y a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga.

A Mariano Digital



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