domingo, agosto 24, 2008

Nuevos retos imposibles


Las cosas cambian. Yo siempre había
pensado que el futuro de Ibiza está lleno
de ruina. Ibiza no es capaz de afrontar
los retos del futuro, ¿qué digo del futuro?
de ahora mismo. He cambiado
esta percepción: en realidad estamos
mucho peor de lo que yo pensaba.
Ya empezamos, dirá usted. De hecho
empezamos hace casi un lustro cuando
el precio del barril de crudo comenzó a
hervir. Se acabaron los barrilitos a 60
dólares. ¿Hace falta insistir en esto? Se
acabó la fiesta y se acabó el comprar
una botella de buen vino tinto por 300
pesetas.
El precio del vino no es grave para
Ibiza (lo es para mí, casi es lo único que
ya bebo y con moderación espartana,
maldita sea) que se ha puesto en brazos
de la vinacha y tintos de verano, de la
cerveza y donde se cobra un botellín de
agua a 5 euros.
Pero amigos, el precio del petróleo sí
que nos afecta. De raíz, desde el sótano
hasta la azotea. Prepararse para otro
gran cambio en Ibiza. Atentos.
No es una anécdota: «La demanda
eléctrica en las Pitiusas registró el jueves
un nuevo récord histórico». Este
tipo de récords nos explican el asunto:
Ibiza ha perdido el sentido del tiempo y
del espacio de los años 60 y 70.
Ahora la demanda de energía (que ha
aumentado progresivamente a velocidad
de vértigo en los últimos 25 años)
se volverá a disparar.
Las dos chimeneas de GESA ya han
quedado obsoletas. Antes de diez años
estas turbulentas turberas que vomitan
veneno (por controladas que estén) se
multiplicarán. Mucho.
Aumentará espectacularmente la demanda
de aire acondicionado, por la renovación
hotelera (si vuelven los turistas
normales) y por exigencias climáticas.
Aumentará el consumo de gasolina.
El Consell es incapaz de ejecutar un plan
de transportes colectivos.
Subirá la demanda de agua, por venenosa
sea. Mantener la demanda de
agua con las actuales desalinizadoras es
complicado. Aumentará la necesidad de
más… petróleo.
Y esto sucederá, haya o no haya crisis.
Casi mejor que me hubiera callado.
No sé.


A MD