Cuando en navidades y en enero algunos escribíamos sobre las expectativas de la próxima temporada turística, analizando muy por encima la situación de la economía en Gran Bretaña, Alemania, Italia y España, mostramos un firme escepticismo. La temporada del 2008 presentaba dudas muy serias.
En realidad nos quedamos cortos. Muy cortos. Nadie esperaba esta evolución.
De memoria, recuerdo que de Gran Bretaña nos limitábamos a constatar un cambio desfavorable para la libra esterlina con respecto al euro, pero nada se sabía de su economía real: un verdadero desastre, o sea en línea con Francia, Italia, y casi tan mal como España, que es la peor de todas, después de años de ser el motor de la economía europea.
La economía en Gran Bretaña va muy mal.
El Banco de Inglaterra en su informe trimestral “predijo a principios de agosto que la tasa interanual de crecimiento del PIB se situará a finales de este año y comienzos del próximo en torno a cero, como consecuencia de un deterioro del mercado laboral, un endurecimiento de las condiciones crediticias y una caída mayor de lo previsto en el mercado inmobiliario”.
La agencia Efe lo resume así: “El Producto Interior Bruto (PIB) del Reino Unido no registró en el segundo trimestre ningún crecimiento respecto a los tres primeros meses del año, mientras que en términos interanuales fue un 1,4% superior al del mismo periodo de 2007”. Hace 16 años que le economía británica no pasaba por esto.
¿Alguien sabía o pensaba eso en enero de este año?
En España el consumo no ha caído: se ha derrumbado, como si lo hubieran dinamitado. Yo no pensaba hace 6 meses que esto fuera tan rápido, porque no recuerdo haberlo vivido antes, dentro de mi escaso entendimiento.
Como los periódicos no hablan de otra cosa, no voy a extenderme: han caído sensiblemente el número de turistas, pero incluso entre los que van viniendo, hay menos pernoctaciones y muy poco gasto en la oferta complementaria: restaurantes, hamacas, chiringuitos, vehículos de alquiler, etc.).
Eso sí, los que vienen siguen incordiando, drogándose, agrediendo, alterando el orden público, traficando con droga, escandalizando, lanzándose al vacío, saturando nuestras urgencias, agrediendo a los agentes del orden, etc. impidiendo de forma grave y continuada (digan lo que digan los gerentes de las discotecas) que Ibiza consiga reconquistar su importante prestigio dentro del turismo de masas internacional o al menos europeo. Un turismo normal, familiar o no.
A Mariano Digital
