miércoles, agosto 20, 2008

Por san Mariano... divide el verano


Fiel a mí tradición de inventarme paridas, acabo de acuñar otro refrán: «Por San Mariano divide el verano». Es que para el 19 de agosto ya podemos hacer un primer balance, retomar impulso y acabar la otra mitad del verano.
Leo el Diario y parece que estoy leyendo el del año pasado o de hace tres años. No ha cambiado gran cosa, salvo, quizás, una desquiciante masa de turistas irregulares a los que no parece acompañar la cartera.
Los primeros seis meses fueron más tranquilos para los servicios de urgencias. Ya, pero no olvidemos que la guerra de Ibiza empieza en julio, se acrecienta en agosto y acaba bajando en septiembre.
Hogaño han seguido muriendo en las aguas y precipitados desde las alturas. Mucha droga.
No se entiende (o ahora ya se entiende demasiado bien: mafia, mafias) que Ibiza tenga que soportar este tipo de gente año tras año. ¿No entiende Tarrés y los demás que Ibiza en parte le dio 37 votos más porque el PP es el inventor de esta Ibiza donde «a veces también se duerme»?
A efectos prácticos parece dar igual quién mande. Espero el balance a finales de temporada, pero ya veo que para acabar con esta ruina no será suficiente con cerrar dos barecitos reconvertidos en discoteca.
A grandes males grandes remedios.
La gente de Ibiza, los que viven aquí, lo piden a gritos.
Con palabras ya parece difícil decirlo con más claridad.
Las mismas discotecas tendrán que comprobar que al no haber sabido limitarse a tiempo, la realidad les impondrá otras razones.
Causan un poco de pena estos corresponsales pagados que opinan en los chats y en la prensa. Dicen: como se vaya el turismo de discoteca, no vendrá nadie. Es cierto: el turismo de discoteca ha expulsado a la gente normal.
Expulsado el turismo de la droga, alcohol exacerbado, intoxicación y accidentes, Ibiza tardará exactamente dos semanas en llenarse de gente tratable. En diez días Ibiza ha vendido ochenta mil plazas hoteleras.
Ahora ni locos. Nadie quiere venir a Ibiza y además se parten de risa con lo que ocurre en la isla, a excepción de mafias perfectamente organizadas que han encontrado un sitio fértil para sus asuntos.
Pero no es ese el único problema. ¿Qué diablos habrán leído de Ibiza, de los policías y de sus autoridades para que una hermosa jovencita muestre su sostén al portero de una discoteca, confesando sus cien pastillas escondidas?
Poético, magnífico. Esta es mi chica, al menos parece la única honrada y honesta de toda la tropa. En fin, 19 de agosto divide el verano.

A Mariano Digital



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