miércoles, abril 02, 2008

Sala no quiere más tiroteos en Portmany

La imagen de San Antonio ya estaba por los suelos, cuando el verano pasado sucedió el espectacular tiroteo. El año anterior, como ya ocurre en Málaga y en algunas películas de gánsters, varios tiros sellaron un brutal ajuste de cuentas en un restaurante de San José.
La droga corre a sus anchas, el ruido no cesa en 24 horas, las urgencias están atiborradas y los policías literalmente hechos polvo.
Todo esto ocurre en Ibiza, pero no es Ibiza. Es una delincuencia importada.
Desde junio a octubre llegaron 650.000 ingleses, el grupo más importante junto con los españoles, que conforma los dos millones y pico de turistas.
Leyendo el informe `Time´ que yo citaba la semana pasada (Tratadles con amor) se entienden muchas cosas.
Jamás había estado tan descontrolada la juventud inglesa: ni en los 50 con los Teddy-boys; ni en los 60 con los mods y los rockers; ni en los 70 con los skinheads, o cabezas rapadas. Sin generalizar.
Déjenme volver a citar el IPPR: Institute Public Policy Research, que año tras año va dando a conocer unas estadísticas estremecedoras. El joven inglés, comparado con el joven europeo continental, bebe el doble, se pelea mucho más y mucho antes, consume más drogas y fuma tabaco a destajo. Eso comparándolos con el peor, no con la media europea. Es dramático.
Pero lo que alarma, repito, alarma a la sociedad británica es el aumento del crimen y del delito. Heridos, muertos, robos, extorsión, bandas juveniles y en muchos casos un aumento del suicidio juvenil.
Dicho por el Primer Ministro Gordon Brown, literalmente en inglés y en su primera conferencia de prensa en 2008: «Kids are out of control ... They're roaming the streets. They´re out late at night. There´s an issue about gangs in Britain and an issue about gun crime as well as knife crime.»
Y en efecto, parece que el uso de pistolas y cuchillos ya se da por asumido. Nada de palos ni puños ni botellas. Salen el sábado por la noche con su sed y sus carencias y se buscan la vida robando. Otros, simplemente se dedican a gamberrear y a destrozar.
Lamentablemente, detrás de estas conductas (repito, no generalicemos) suele encontrarse una historia de familia desestructurada o desaparecida. Muchos cabecillas entran y salen en la cárcel (la edad penal en Gran Bretaña es muy temprana), para repetir eternamente el ciclo criminal.
En el caso de las chicas suele conducir a sexo promiscuo desde los 12 años, embarazos no deseados, enfermedades, sida, abandono de estudios y prostitución.
Haría muy bien el alcalde Sala en proveerse de informadores y policías ¿ingleses? (control de teléfonos móviles por ejemplo) para atajar de raíz los tiroteos, la delincuencia, la extorsión, etc. Y sin manías ni complejos. A por ellos.

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