miércoles, abril 23, 2008

Los hoteleros exigen un techo de población

Como lo oyen: «Los hoteleros exigen un techo de población máximo que no supere la ocupación de agosto». Esto, recogido en el Diario de Ibiza del 2 de septiembre pasado, es una bomba tanto viniendo de quien viene cuanto por lo que dice.
Y a pesar de todo no he visto absolutamente ni una sola reacción, a excepción de algunos comentarios míos...Ignoro si se debe a que yo le doy importancia a unas cosas que ya están superadas por sobreentendidas o bien que los partidos políticos saben que mejor es callarse porque, hagan lo que hagan, van a recibir.
Propongo que se recupere esta información y antes de las próximas navidades la Federación Hotelera, CAEB, Fomento y etcéteras inauguren un encuentro o simposio. Porque esto hay que aclararlo.
Hombre ya sé que no tiene arreglo ni intentando arreglarlo, pero tendrá su gracia, porque simboliza una toma de conciencia por parte de alguien. Al menos desde 1992 vengo escribiendo -mi contumacia viene alimentada por mi soledad y cuanto más solo, más convencido- que en Ibiza sobra gente y la que viene lo hace mal distribuida. Aquí no existe término medio en nada, no hay textura, no se pueden hacer previsiones porque se vive eternamente en provisional e incluso las plazas turísticas no se ponen en el mercado sino que damos la impresión de que se subastan al mejor postor.
Por esto nuestra economía da estos bandazos y somos los mejores o los peores en todo. Por esto es una economía tan fácilmente intervenible. Una simple autopista te hace subir dos puntos el Producto Interior Bruto de un año.
Y por eso, subrayo en doble línea, Ibiza no vive de gestionar sus recursos, sino de acrecentarlos sin tope ni techos. El negocio era nuestro turismo, pero lo hemos deteriorado hasta límites vergonzosos y ahora el dinero grueso está en la construcción, a pesar de la crisis coyuntural. Tenemos una economía que no enriquece a las clases trabajadoras medias, porque no produce sustancialmente, sino que dedica demasiada energía a especular.
Para ello necesita crecimientos altos, en suma, destrozar la isla.
Y de repente, el 2 de septiembre pasado, hay una mente hotelera, supongo que mi apreciado Hortensius, que parece sacado de una obra aristotélica de Umberco Eco, que se da cuenta y lo dice. ¿Ibiza? Ha crecido demasiado, crece demasiado, hay que ponerle techo al crecimiento.
Pues... todos los planes territoriales del poco territorio insular indican lo contrario. No hay techos o si los hay... Imaginen un chalet que va creciendo en altura y ya ha alcanzado una altura de 32 pisos. El dueño se da cuenta de que se han pasado con la altura de las paredes y un buen día descubre que su chalecito necesita un techo. Lo avisa, lo dice. Pero los vecinos se burlan de él y a sus espaldas murmuran «este se ha vuelto loco».

... a MD...>>