Hace unos años un periodista valenciano predijo que Ibiza se convertiría en el sustituto natural de Valencia en la nefasta Ruta del Bakalao: grandes excursiones nocturnas a las discotecas con el coche, y bien regado con alcohol y drogas.
En aquel momento me pareció improbable porque Ibiza es un lugar excesivo y disparatado, pero tenía y todavía tiene una gran variedad de gente por procedencias.
En realidad, este fenómeno quedó difuminado con varios programas de televisión basura. Todavía hoy se ofrecen varios spots y programas subvencionados donde se vende la imagen de Ibiza como un paraíso de libertad donde todo vale. El máximo héroe es alguien que se pasea con una mochila y es filmado en plena excitación y tartamudeo.
Hoy puede decirse que el turismo nacional o español ya es la mayoría. Casi roza el 30 por ciento de ocupación media y ha superado a los visitantes británicos, alemanes y españoles (que son los otros países que nos siguen).
Esto era impensable y coincide con la autorización de las cadenas privadas de televisión, que han dado entrada a un mercado nuevo de diversión, de showbiz, de entretenimiento o lo que conocemos vulgarmente por televisión de programas-basura.
Además ayudó la creciente liberalización de vuelos chárter que sigue a nuestro ingreso en un mercado común en 1985 y al establecimiento de otra línea de ferries para acceder a Ibiza desde la Península.
Y por último, pero no menos importante, un remarcable aumento de la renta per cápita del español. El español gana más, puede gastar más.
Esto es una visión de urgencia de un fenómeno nuevo al que se enfrentan los hoteleros, los únicos que tienen la sensibilidad suficiente para percibir el problema, los políticos no tienen ni idea y van a remolque.
Pero los hoteleros se enfrentan mal, como siempre: piden más control y más dinero. Dinero lo reciben indirectamente con el aumento de los presupuestos de promoción. ¿Control? ¿Pero saben ustedes lo que piden?
Al final, los políticos locales promocionan más intensamente fuera pero siempre siguiendo las mismas pautas y cultivan las discotecas dentro. El Consell Insular de Ibiza se ha convertido en el promotor oficial e institucional de la Ruta del Bakalao.
Ha vencido el `efecto mochila´, el pocholeo, las televisiones-basura y la ruta del bakalao. Hemos conseguido una vulgarización atroz de Ibiza y como siempre bajo la bendición laica del socialismo. «Y quien no esté colocado que se coloque, y al loro», como decía el crótalo con cataratas Tierno Galván, un proto-demagogo socialista.