miércoles, septiembre 12, 2007

Balances y relámpagos


Ya no podemos fiarnos del calendario, pero el mes de septiembre es el mejor, seguramente el mejor de todo el año. Amo septiembre, quizás porque viene a salvarnos de un mes de agosto que no conoce la piedad. Quizás porque maduran los últimos y más dulces frutos de la tierra.
Si estás atento, en septiembre podrás comer los mejores frutos que pueda ofrecerte este planeta.
Pero también lo llevo metido porque en mis primeros quince años de vida viví tres vidas: que no me hablen de estrés, pues se soporta todo. Septiembre significaba pasar a estudiar sin haber parado de trabajar como un hombre (pero cobrando como un niño) durante los meses de verano. Y se dormía poco: agosto es muy tentador para un jovenzuelo.
Y de repente... ¡las lluvias de septiembre, los truenos y los relámpagos!
Extraña fascinación y un chute de ozono para los pulmones. Arreglos y ajustes en las alturas: Ibiza recupera el orden cósmico.
Pero este año ha sido demencial, no sólo en Ibiza.
En Inglaterra han pasado por un diluvio que se ha llevado muchos bienes y mucho dinero por delante. Ibiza ha sufrido ya en propia piel la demostración de que las autovías no suponen más que una garrafal equivocación. No sólo han causado daños irreparables en el corazón de muchas personas y fincas arrebatadas. Es que no solucionan nada. Es más, han creado unos problemas de envergadura.
Todo esto habrá que pagarlo. No tardaremos en ver a miles de peninsulares, que vuelven a empadronarse en tierras de Viriato: en Ibiza no habrá quien pague pan, butano, leche, dorada, carne y encima los impuestos.
Todo esto está avisado y escrito hasta la saciedad.
O sea, las autopistas convertidas en piscinas. No sirven. Hay accidentes. No pueden pasar los vehículos con el combustible, etc.
No caeré en la trampa a estas alturas de sugerir lo que hay que hacer, caso de que yo mismo lo supiera. Lo mejor que se puede hacer es nunca haberlas hecho. Ni éstas ni así.
Pero es que hasta el mar se ha revuelto. Temporales en agosto, quejándose de la catastrófica embarrancada del Don Pedro. Embarrancado y vertiendo petróleos durante meses. Ahora con los temporales de levante todo serán excusas.
De verdad que uno no tiene ganas, pero no cabe más remedio: hay que hacer balances. En septiembre hay que ponerse las pilas y comenzar a encontrar soluciones. ¿Por qué? Pues... Porque no se ha hecho antes, y llegarán las fechas del nacimiento de nuestro Señor y no se habrá solucionado nada. El realismo no es negativo si se basa en la experiencia.


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