viernes, junio 29, 2007

La venganza del fenicio

Esto no puede ser de buen agüero: apenas se dieron a conocer por encima los proyectos de arrasar Ibiza mediante unas autopistas diabólicas (serán conocidas muy pronto con el antiguo nombre de `autopistas de la muerte´) y ya empiezan a aparecer las serpientes.
Esto puede ser cosa de Baal. Quizás de Tánit, más hecha a los venenos y a las víboras. No es casualidad. Y a mí me parece muy bien que vengan las serpientes.
¿No vienen los mafiosos gallegos, los rusos y los ucranianos a blanquear su dinero en la isla blanca, destrozando nuestro frágil paisaje? Pues que vengan los crótalos. Tendríamos que importar de Arizona una colonia de serpientes de cascabel, para que acaben con tanta rata.
Los gatos se han aburguesado, los búhos y los murciélagos desaparecen, los erizos van escasos... pues, hala, toma dosis de ofidio con oficio. Estas serpientes saben muy bien lo que hacen.
Yo no les temo, porque estas pobres culebras son bobas como las lagartijas. No sirven para nada. Es más, sirven de alimento a las serpientes de verdad. Las culebras bastardas son más tontas que bastardas.
Ibiza vivía fuera del tiempo y del espacio, hasta que llegó la retro-excavadora y rompió el sortilegio en mil pedazos. Y habrá serpientes, como las hubo en tiempos muy arcaicos, víboras peligrosas. No me extrañaría que acabara por regresar el escorpión.
¿Por qué no? ¿No hemos importado plantitas exóticas y la caulerpa taxifolia, que es un alga asesina? Y estamos a punto de dar entrada a un mosquito hideputa que se llama Tigre, el cual ya me ha catado en el delta del Ebro. Este no pica: te abanderilla, como El Fandi. Te sientes muy poca cosa delante de un mosquito-tigre hambriento.
Esto de las serpientes parece un descuido de los plantadores de troncos de olivo. Duermen tan tranquilas y amanecen en un mundo nuevo: Ibiza es un paraíso, de momento, para ellas. Aquí no tienen serpientes mayores, los halcones también están atontados y no hay grandes depredadores (aunque hay uno; ya se dará conocer, no pongamos a las culebras sobre aviso).
Dicen que rociando los huecos de los troncos con café, se despierta a las culebras. Toma, y con una fumigación de cocaína. O con una buena fumigación de humo con cáscara de naranja, que tiene trementina. O poniéndoles cerquita una canción de Paris Hilton. Métodos hay muchos, pero estos jardineros no trabajan de asustabichos sino de vender olivos viejos.
Hacemos las malditas autopistas y la isla se llena de serpientes. Los signos han hablado. Que lo tenemos claro: la isla rajada en dos, llena de serpientes y ni un turista que llevarse a la boca. Y nada digo de las medusas.

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