miércoles, junio 20, 2007

Ingleses



El aristócrata y escritor José Luis de Vilallonga habla pestes de los ingleses, lo cual se explica por el hecho de que estuvo casado con una inglesa. Pero no es muy inteligente hablar mal de toda una comunidad por una mala experiencia personal con uno de sus miembros.
Avala mi tesis -de que Vilallonga en esto no es muy inteligente- el hecho de que no que se casara con una hermética e hipócrita británica, sino de que se casara al menos cinco veces.
Comprendo que alguien se case una vez. Pero alguien que se casa cinco veces a la fuerza ha de tener un tornillo flojo. Y respeto, etcétera y todo eso que se dice. Sí, respeto, pero yo pienso lo que pienso por mucho que respete.
Me viene eso a la cabeza por el simple hecho de que vienen menos ingleses. Para muchos, los ingleses son los causantes de nuestro hundimiento: por una parte, la oligarquía local -reminiscencia de cierto caciquismo- los ha manipulado burdamente, al referir como causa de la muerte de muchos niñatos ingleses el mal estado de nuestras carreteras.
Pero, por otra parte, cuando algunos promotores han hecho su agosto con estas obras mediante métodos que se deben analizar (siempre lo digo: no basta con este cuento de las responsabilidades políticas), entonces los ingleses no vienen.
Ahora que se podrían estrellar tan a gustito, los inglesitos se nos marchan a Corfú. Aquí quedan dos o tres fortunas más cebadas, la isla hundida hasta límites que no me atrevo a predecir, y las discotecas con los turisticotes residuales que ya no pueden ir ni siquiera a Corfú (que es mucho más barato que Ibiza).
Quienes suelen hablar peor de los ingleses son los propios ingleses. Hay que tener presente que en Ibiza ya viven miles de británicos a lo largo del año. Saben que la isla que eligieron ha perdido el aura, que la vida es mucho más cara que en cualquier ciudad del Reino Unido y que las grandes obras públicas, paradójicamente, rebajarán la calidad de vida. O sea, conseguirán el efecto contrario al que se pretendía.
Ahora ni siquiera vienen. Durante los primeros cuatro meses, la nacionalidad británica ha descendido más de un 50%. Eso es muchísimo, porque ellos son el primer mercado emisor.
Ahora mismo Ibiza se sustenta sobre tres pilares: ingleses, alemanes y españoles. En Formentera, los italianos.
Sabemos que los españoles hacen lo que pueden y que todavía hay mucho papanata, capaz de seguir a una mochila o cualquier chorrada de la tele-basura. Sabemos que los alemanes tienen mucho cariño por Bulgaria, países de la exYugoslavia, Turquía, Hungría...
Pero ¿qué sabemos de los ingleses? Corfú y poca cosa más. Veremos.

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