miércoles, mayo 02, 2007

Clifford Irving siempre quiso ser el protagonista


Todos cuantos le quieren y le conocieron en Ibiza dicen lo mismo: Clifford Irving actuaba como un actor y siempre quería ser el protagonista. Pues bien, al final lo ha conseguido, aunque ignoro en qué términos.
Se acaba de estrenar con un éxito muy remarcable la película The Hoax (La estafa), protagonizada por Richard Gere y dirigida por el sueco Lasse Hallstrom.
No sé si Clif ha colaborado en el guión (lo firma William Wheeler) ni tampoco sé si ha vendido de alguna formas los derechos sobre una historia que él tramó, vivió en propia piel, le llevó dos años a la cárcel y después escribió en numerosos artículos y en un libro al menos.
Yo he escrito muchas veces sobre esto desde 1972, muchísimas, y es por ello que ahora imagino que Clifford estará exultante. Claro que han pasado más de treinta años, estará más curtido, la vanidad se va satisfaciendo y las necesidades materiales suelen colmarse con el tiempo.
Pero un escritor de raza, y Clifford lo es, jamás tiene bastante. Vive, se alimenta del ruido, de la lucha y de los azares que la vida le va dedicando. Un escritor de raza se hurta a la vida social y al bullicio sólo cuando debe someterse al régimen sobrio de la redacción.
Pero ni así. Clifford vivía en las terrazas, como Elmyr y yo he ha publicado varias fotografías del grupo en el Montesol, de charla matinal con Elmyr de Hory, con Stephen Seley, Edith Sommer y otras personalidades. No tengo fotos, pero fue en esta época cuando vinieron Cormac McCarthy y Norman Mailer, Desmond Morris, etc.
Ibiza era un sitio muy especial. Lamentablemente ya no es nada de todo esto, muy al contrario.
Había publicado el libro de Elmyr, `Fake´. Tampoco explicaron muy claramente en qué términos Clifford le describía (le delataba) como un falsificador con varios delitos a sus espaldas. ¿Estaban conchavados? ¿No era muy imprudente por parte de Clifford dejar vendido a su amigo Elmyr delante del FBI o de la Interpol?
Salió bien de este envite, pero dejó a Elmyr a los pies de los caballos. Eso es algo que podemos llamar una cabronada.
Seguramente el hecho de que saliera indemne y sin pagar un dólar a Elmyr le abrió el camino para mayores aventuras, pensando ingenuamente que hay un margen donde los escritores pueden navegar sin peligros y pescar las mejores piezas.
Cuando le llegó a través de Suskind el ruido de algarrobas... el burro picó. Howard Hughes era una buena pieza. Pagarían por esto. Y se embarcó.
No crean, la historia es fascinante, y yo sé que volveré a hablarles del tema, porque la película levantará muchas preguntas.

Publicado en Diario de ibiza, 2 de mayo 2007

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