Una invasión insólita de medusas está barriendo las islas Pitiusas. Foto de Manu San Félix, en la portada del Diario de Ibiza.
El encargado de los números del Govern Balear (no se lo pierdan y apúntenlo, que es genial: conseller balear d´Economia, Hisenda i Innovació, en andorrano) suele venir a Ibiza a distribuir cifras afrodisíacas.
Si le entendí bien, no hace muchos meses hablaba de una gran diversidad de nuestra economía y de una gran pujanza, al margen del sector servicios, etc.
Yo no dudo de que sea un profesional muy cualificado, pero me quejo de que muchas de estas lecturas de la estadística están excesivamente en función de lo que los políticos quieren escuchar.
Ahora ha vuelto a Ibiza cargado de buenas cifras y bellas artes. Mi apreciado Lluís Ramis de Ayreflor ha presentado el informe económico de las Baleares (Balears en andorrano) con la buena nueva de un crecimiento del 2,6 (o una centésima más, depende) en Ibiza-Formentera, debido en parte al sector servicios.
Y tan en parte. No soy experto, pero apostaría que una gran proporción del crecimiento pitiuso viene determinada por la abrumadora presencia del sector de la construcción y muy especialmente por las grandes obras públicas emprendidas hace un año.
¿Cuánto quedará o quedaría de nuestro crecimiento si le restáramos la construcción, el asfalto, la piedra y el cemento?
Estos datos, dice, demuestran la consolidación y la recuperación de la economía iniciada en el 2003. O sea, coincide con la legislatura del Partido Popular. Excesivamente simétrico, muy bien cuadradito.
Y después de este 2,6% del crecimiento de Ibiza... se olvida de que la previsión de crecimiento para toda España es del 4%. Y el de Baleares tiene una media superior al crecimiento de Ibiza. ¿Y eso por qué? Pues... porque no hay consolidación de la economía y no hay mejora en el turismo, por mucho que haya aumentado un 25 por ciento en la temporada baja. Es tan baja, que ni con un 25 vamos a parte alguna.
Estamos en una economía descompensada, intervenida peligrosamente y sumida en una crisis estructural de la que no salimos.
A mayor burla del apuntador, la temporada baja apenas influye en nuestra situación y en la temporada alta seguiremos colapsados, con servicios insuficientes y con problemas de todo orden, hasta de orden público: todos quieren venir a vender droga y a tirotearse en julio y agosto.
Si hasta las medusas parecen concentrarse en los meses punta. Ya digo, no cuestiono la valía de los profesionales, pero no vamos a picar en este cebo. Ya nos conocemos las historias de la historia. Y que conste que no he hablado mal de las autopistas porque estamos en elecciones.
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