miércoles, abril 18, 2007

Redescubrir el Mediterráneo


Tardaría 90 años en vaciarse o en llenarse, decíamos. ¿Esto es mucho? Nada, apenas la vida de un ibicenco que durante los noventa años apenas ha conocido nada en relación con este mar.
Los ibicencos se dividían en dos, decía el archiduque Luís Salvador cuando vino a Ibiza a finales del siglo XIX: pescadores y payeses, uno en el mar y otro en el interior de las campiñas.
No importa que cualquier ibicenco desempeñara su vida en ambos territorios geoestratégicos. La división era importante y no acababa ningún fin de semana en que no hubiera palos o trompazos. «Los payeses son peores que los moros», decían los pescadores. Y palo va, palo viene.
Pero nadie conocía el Mediterráneo. Sí, es un amplio espacio en el cual se hincaba el diente y regalaba abundante pescado, proteínas para la tribu. Incluso se devolvían al agua muchas especies que no se consideraban del gusto de entonces. Pero nada más.
Todos iban alguna vez al mar, también los campesinos. Los payeses a menudo se organizaban para ir a «hacer los calamares» o cualquier otra maniobra de provecho.
Pero el mar seguía siendo este fenómeno temible que cuando se enojaba se llevaba todo por delante: vidas, barcos y cuanto pillara en la costa.
Hoy se lee nuestro mar Mediterráneo de otra forma: se ha transformado en un libro generoso que nos va revelando algunos de sus mitos, podemos ver sus fondos con la ayuda de utillería electrónica inimaginable y con el potente ojo de los satélites. Se estudian sus variaciones químicas y puede seguirse el rastro de la contaminación analizando los indicios en huevos, aves y peces.
Se nos está revelando como un reinado de Neptuno lleno de sorpresas. ¿Está herido de muerte? Está herido, pero algunos geógrafos optimistas piensan que la contaminación orgánica es reciclable. Sólo debemos temer a los contaminantes más mortíferos.
A mí siempre me ha tenido pasmado, por ello en 1973 comencé a interesarme por los destinos, la historia, la mitología y los estudios sobre nuestro Mare Nostrum. Qué poquita bibliografía había entonces...
Se comenzaron a revitalizar los estudios del Mediterráneo en el siglo XIX, pero no fue hasta los años 70 cuando se despertó una conciencia global de defensa de estas aguas tan transitadas y tan contaminadas.
Antes del turismo nos daban la vida. Agricultura y pesca. Pero a medida que hemos ido abandonando la agricultura, se ha sustituido la capacidad generativa del mar. Ahora no nos da pescado, pero pescamos turistas, que para el caso viene a significar lo mismo. Un lugar sorprendente, el mar.

Publicado en Diario de Ibiza, 18 de abril, 2007

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