miércoles, abril 25, 2007

Analizando los huevos de la pardela (virot)


De aquí a veinte años, nuestro Mediterráneo será un mar aburrido, sin pesca, muy contaminado, con muchos accidentes y sin futuro. Esto lo decíamos hace décadas y podía leerse en algunos reportajes. El tema de los ovnis y el de la muerte del Mediterráneo eran recursos recurrentes en cualquier semanario.
Del año 1984 guardo un recorte del profesor Aristeo Renzoni, cuyas teorías coinciden bastante con los del geógrafo catalán Margalef, en el sentido de que mucha de nuestra contaminación es debida más a causas naturales que a la acción humana. Y que el mar dispone de una poderosa cadena de mecanismos para ir renovándose y depurándose a sí mismo.
Ahora que he leído informes más recientes y sabemos que la población fija en el litoral es de 90 millones, a la que hay que sumar los 120 millones de población flotante, podemos concluir que no es así.
Podemos formularlo de la siguiente manera: a la contaminación natural permanente e indestructible, se debe sumar una creciente aportación de contaminantes provocada por la acción industrial y comercial del ser humano. Ignoro si Renzoni ya ha modificado su visión. Y aún más, los últimos estudios que he leído o consultado deberán revisarse en profundidad, porque no se ha tenido en cuenta la variable del calentamiento global y del cambio climático. Y eso no es moco de pavo.
En 1984 Renzoni hacía como los forenses y criminalistas, que estudian las uñas y el pelo para detectar venenos. El italiano se llevó a sus laboratorios cinco pardelas o virots congelados. De hecho sale mucha información de los huevos y del ave, de los crustáceos, de los peces y de los moluscos.
Los estudios de Renzoni compararon los puntos de Creta, Sicilia, Mallorca y Madeira. Su conclusión inicial fue que el Mediterráneo estaba cuatro veces más contaminado en mercurio (causas naturales) y en PCB que el Atlántico.
El PCB, explicaba (yo creo que se refiere al PVC), es un activísimo contaminante que se encuentra en cantidades ínfimas en materias plásticas y en aquellos momentos se estaba erradicando de la industria norteamericana. Ignoro si a día de hoy está prohibido en Europa, aunque es de suponer que sí.
El mar acumula muchas sustancias que son letales o peligrosas, incluso pesticidas. Al menos se ha ido tomando conciencia de la peligrosidad de sumir en las fosas profundas los bidones de sustancias tóxicas de carácter químico o radiactivo.
No obstante, asusta el intenso tráfico de petroleros cargados de hidrocarburos. Al ser un mar céntrico se ha convertido en la ruta natural para los transportes y no pasa año en que no se sufran decenas de derrames accidentales. Sin contar la desalmada costumbre prohibida de limpiar sentinas y tanques en alta mar, liberando toneladas de porquería al mar.

Publicado en Diario de Ibiza, 25 de abril, 2007

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