sábado, abril 28, 2007

Desde los 70 hemos avanzado


En muchas cosas no hemos avanzado, sino que hemos retrocedido. Por ejemplo, en esta deleznable mentalidad de una inmensa mayoría de nuestros empresarios: comprar parcelas lo más cerca posible del mar y rellenarlas con módulos siempre iguales y lo más baratos posible.
Y así seguimos. Hemos empeorado porque ahora lo rentable no es explotar estas jaulas para turistas, sino construirlas directamente y que después se apañen los vecinos y los ayuntamientos con los servicios.
Pero en otras cosas hemos avanzado mucho. En el estudio de las aguas del Mar Mediterráneo, por ejemplo. Quien busque información concerniente a los comienzos de los 70 se encontrará perdido.
Yo tuve suerte, porque en 1973 conocí al geógrafo Tomeu Barceló Pons, que además de profesor fue un buen amigo y me facilitó algunos estudios sobre zonas concretas del mar. Es lo que había: algunos encargos improrrogables para conocer los límites de depuración de la bahía de Palma o de cualquier otra zona. Barceló fue en esto un adelantado.
Tan pronto pude le entrevisté para el Diario de Mallorca (las colaboraciones asiduas, sumadas a las del Diario de Ibiza, me ayudaron a pagarme los estudios). Tema: la muerte del Mediterráneo, al que no le quedaban más de veinte años de vida.
Tomeu, que es un mallorquín astuto y burlón cuando quiere, no aceptó el envite. Un profesor o un científico no suelen apostar por plazos concretos. Hizo bien. Entonces el mar ya mostraba síntomas de estrés y de saturación de contaminantes químicos, sumados a la creciente aportación de material orgánico que iba decantándose en zonas turísticas.
Han pasado más de treinta años y las aguas litorales están siendo depuradas, pero también es cierto que nadie contaba con la brutal irrupción del agua asalitrada (potabilizadoras) en determinados segmentos de costa.
¿Está muerto el Mediterráneo? Bueno, no, no está muerto. Tienen razón aquellos geógrafos que definen el mar como una depuradora natural que va reciclando todo cuanto se le echa.
¿Todo? Todo no, me he colado. Ya se conocían entonces los efectos demoledores del mercurio, que no desaparecen, pero es un mercurio que tiene causas naturales (no como en el caso de los garimpeiros, mineros buscadores de oro en Brasil). Y ahí está. Mucho más que en cualquier otro mar.
Otros contaminantes se conocen hoy a la perfección y algunos son realmente muy peligrosos. Sin olvidarse de las toneladas de hidrocarburos que van acumulándose en las aguas, aunque los hidrocarburos se volatilizan, dándoles mucho tiempo. ¿Comprenden por qué este tema me enganchó desde el principio?

Publicado en Diario de Ibiza, 28 de abril, 2007
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