domingo, abril 08, 2007

Nazarenos


Uno queda cavilando en Semana Santa… ¿a dónde habrán ido a parar aquellas manadas de estudiantes y de turistas que salvaban el charco e inundaban la isla durante casi dos semanas?

Es evidente que todas las circunstancias se han concitado en nuestra contra. Por una parte, muchos destinos animadísimos y más baratos se ofrecen al turismo español, pero es que además, existen más posibilidades de un transporte fácil.

¿Y los extranjeros? Calculo que unos miles de europeos llegarán a Ibiza para desatascar la chimenea antes de que llegue el crudo verano. Pocos. Muchos de estos nuevos residentes (ya no son turistas) suelen aprovechar la invitación del dueño de la vivienda, o sea vienen un poco cortos de posibles.

No hace mucho un importante cargo del Govern Balear decía que en Ibiza y Formentera (de hecho, todas las Baleares) dependían cada vez menos del turismo.

Supongo que se refiere a la importancia del sector de la construcción a la hora de acrecentar nuestro Producto Interior Bruto. Y que un sitio de 125.000 habitantes ya representa un importante factor de actividad por el simple consumo interno.

Pero yo pienso que no es así. Dependemos del turismo casi absolutamente. Y dentro del turismo dependemos, dicho sea con toda precisión, del Reino Unido, de Alemania y de los españoles, sin olvidar Francia e Italia.

El gran error histórico ha sido permitir este crecimiento astronómico, autopistas, grandes infraestructuras, mientras no existen ni aceras, ni existe una planificación mínima en todos los polos de crecimiento urbano.

¿Qué se ha hecho del turismo de Semana Santa? Se ha volatilizado. De hecho, los intentos de potenciar el turismo en marzo y abril no han llegado a cuajar, y los meses de abril y mayo muestran agitación porque los agitamos nosotros, con nuestros créditos, preparando los locales y organizando el verano.

¿Y qué se ha hecho del turismo del verano? Pues… clubbers, todo incluido y algunos despistados que caen en septiembre o en el octubre. Por lo demás, casi es mejor dejar de emplear la palabra verano: No existe. Sólo julio y agosto.


Publicado en Diario de Ibiza (Suplementos/Dominical)

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