miércoles, abril 04, 2007

David Walsh, un inglés de colonias

Cada vez que cruzo los datos sobre la Ibiza de los años 60 me quedo sorprendido. ¿Cómo diablos fue posible este cúmulo de artistas procedentes de todo el Planeta? Eso ni en Lurdes ni en Fátima.
Ibiza se convirtió en un imán extraño que atrajo sin coordinación ni mutuos conocimientos a pintores, vividores, artistas, muchos de ellos seres que ya venían rebotados de un concepto de vida insoportable. Los rebotados del siglo XIX y XX.
En unos años, desde 1955 por ejemplo hasta 1970, todos confluían en Ibiza. Y era gente con carácter. Gente muy hecha, o muy deshecha, viajada, fracasados pero con grandes dotes para crear de la nada. ¿Inadaptados, desadaptados? De ellos es el reino de la investigación pues el ser humano no está adaptado a todo, sino todo lo contrario, siempre está en vías de adaptación.
Estos artistas eran los pioneros. Los que van delante, los que reciben más bofetadas, pero son los que respiran el aire más fresco, tienen las mejores panorámicas y se sienten libres como el viento que les recibe.
David Walsh fue uno de ellos.
Había muchos ingleses o mejor dicho británicos que no soportaban la sacrosanta vida de la sociedad inglesa. De todos formas en los 60 cambiaría mucho, pero a los ingleses de las colonias ya no les interesa Inglaterra. Ivan Spence había dado la vuelta al mundo y recaló en Ibiza, hasta que le echaron las termitas que hundieron su galería; David Walsh había nacido en la India, cuando era colonia del Imperio, y de joven fue militar. Fracasó en los negocios, trabajó en publicidad, pero descubrió Ibiza y ya se quedó para llevar una vida totalmente distinta.
Leslie Grimes parecía un viajero diminuto, barbudo y curioso, uno de aquellos ingleses que se iban a comprar tabaco y nunca más regresaban.
Douglas Portway venía de Suráfrica y cuando se quedó en Ibiza frenó su periplo. Muchos de aquellos extranjeros tenían dos mujeres, pero el problema es que Portway tenía a la madre y a la hija. Se armó tal follón que tuvo que irse de la isla (como dos décadas antes le ocurrió a Raoul Hausmann, por motivos parecidos).
Ahora se expone a David Walsh en la sala del Club Diario. Es una buena ocasión para ver 30 pinturas del británico, que falleció a los 54 años por un tumor cerebral que le tuvo en jaque durante dos años al menos.
No se sentía nada orgulloso del rumbo que había tomado la isla. Pintó muchas veces la despedida de Ibiza con un dramático cuadro (solía pintar al óleo sobre tabla, lo cual no es nada usual) titulado `Farewell to Vedra´. Era un adiós al Vedrà, a Ibiza y casi a la vida.
En sus tiempos fue famoso, estaba bien relacionado y trabajaba mucho como ilustrador de libros, para la revista satírica Punch y algunos encargos muy bien pagados, como la portada de Time, que le publicó un retrato (imaginario, supongo) del multimillonario Howard Hughes, puesto en candelero por la falsificación de su biografía. Hecha en Ibiza, naturalmente, por un tal Clifford Irving.
Esto era Ibiza. De locos. Y había cientos de personajes del mismo estilo. Vean a David Walsh, es una reliquia.

Publicado en Diario de Ibiza, 4 de abril 2007.
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