A veces pienso que soy un poco ácido. Pero es que esto está lleno de limones. Voy a recoger yemitas de Santa Teresita y sólo encuentro pedruscos.
Así que hoy quiero concentrarme en ser positivo a ver si me dan un trabajo serio.
La idea me viene de una entrevista extensa que le hacen a un hotelero al que yo admiro, Miguel Fluxá, un empresario que ha triunfado en Mallorca, en España y en todo el mundo. Esto es algo.
Yo le sigo desde que en 1982 empecé a editar un Anuario (hasta 1994) y me encontré con que los hoteleros de Ibiza apenas decían nada. Bueno, alguna burrada, cuando se dedicaban a la política y al urbanismo. No recuerdo una sola lección aprovechable para el futuro de Ibiza. Quien sabe algo se lo calla y muchos prefieren que ni se les mencione. Claro, es lógico.
Cuando empecé yo necesitaba opinión, prospectiva, estadísticas y material contrastable. Nada de nada. Me apañé con los datos que iba sumando el bueno de Francisco Ariza en Información y Turismo, que todavía dependía del gobierno central.
Fluxá aparecía a menudo en las hojas de la prensa balear y para mí significaba una auténtica lección. Posibilidades del empresario balear en el Caribe, Brasil, México, nuevas tendencias del turismo, las crisis y sus consecuencias. Miguel Fluxá, como empresario y Esteban Bardolet desde el Fomento de Turismo de Mallorca, me sirvieron de gran ayuda.
En fin, veo que sigue impartiendo doctrina: tranquilos hoteleros, el turismo sigue dejando dinero, los bancos seguirán confiando en los empresarios, pero construir y arreglar instalaciones cada vez cuesta más dinero. Y que las posibilidades turísticas del Caribe se han ido agotando. Ahora miran hacia Asia. Y además del turismo van a dedicarse a construir. En sólo seis líneas nos ha hecho un doctorado.