sábado, junio 28, 2008

Crisis



Es difícil conservar la calma cuando has perdido el trabajo y no ves opciones ni posibilidades en el mundo que te rodea. Si encima tienes niños pequeños, compromisos de hipotecas o deudas adquiridas, el mundo se te viene encima.

Es un drama personal que no todo el mundo sabe gestionar, pero en el que, según he observado, las mujeres se mueven con más destreza. Parece diseñada para funcionar a la contra, para conservar la seguridad o para buscarla. En general los hombres nos perdemos en detalles y en nimiedades que no vienen al caso porque son accesorios: ellas saben ir directamente a lo importante.

Cuando escribo estas líneas ya estamos muy avanzados en el mes de junio. Van muy mal las cosas en Ibiza.

En realidad será mucho más duro el final del verano. En el comedor de Caritas atienden hasta a 300 comensales necesitados, pero se espera una auténtica avalancha a finales de octubre.

Puede ocurrir que no sea así, porque muchos habrán conseguido el billete de vuelta y habrán acarreado el vehículo y los pocos enseres y se habrán dirigido a su casa de la Península, donde al menos suelen tener agua y familiares. Además, es de esperar que cese la entrada de subsaharianos, marroquíes y sudamericanos. Una isla es un sitio muy malo para ser pobre de solemnidad.

No sólo serán los emigrantes. Muchos ibicencos no podremos seguir el tren de los actuales precios del supermercado, de la carne, pollo y pescado. Esto ha cambiado demasiado. Muchos no podrán seguir este ritmo.

Incluso los ayuntamientos se han visto obligados a confesar públicamente que nunca van a cesar en el crecimiento urbano: necesitan el dinero de las licencias de obras. Si se acaban estos ingresos, se acabó la buena vida.

Muchos ediles han tomado ya la costumbre de pasearse en moqueta, adherirse a las campañas de viajes, vivir a lo grande. Se han subido los sueldos hasta límites de vergüenza.

Sus sueldos no los recortarán. Nos privarán de servicios necesarios justo ahora cuando crecen las necesidades de mucha gente.

Publicado en Diario de Ibiza el 22 de junio del 2008


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