"¿Y qué puede aportar alguien como tú a este proceso de descomposición y de crisis?», me pregunta malhumorado un anónimo en mi blog. Sólo le falta añadir: «Mejor que te calles y nos dejes seguir haciendo animaladas sin que se entere nadie». Parece un catalanista.
Pero nadie sobra ni nadie es inútil. Incluso alguien como yo puede ser útil en estos momentos de zozobra, en que muchas parejas jóvenes ya casi habían conseguido estabilizar su matrimonio, pagar su piso y programarse el segundo hijo para este invierno.
Incluso cuando alguien sólo narra el destrozo del Titanic está efectuando una labor que puede ser de gran aprovechamiento. Tiempo habrá para encontrar contables que hagan inventario de daños.
Puedo decirles, para que no piensen que el túnel es interminable o que acaba en los fondos de un barranco: la vida avisa, y no hay que temer a la pobreza, es algo que siempre te será fiel. Si has ganado dinero una vez, puedes ganar dos y veinte.
Les diría: yo he pasado por eso. Muchos de mis amigos han pasado por eso. Algunos perdieron 30 apartamentos en una mañana, con una simple firma. Salieron del banco y del juzgado con la mirada serena. Nos fuimos a tomar unos vinos albariños y hablamos de fútbol hasta las tres y media.
En la cartera, un fajo de escrituras invalidadas, mucho trabajo, insomnios, nervios, discusiones, un principio de úlcera.
Pero en estos tiempos -te lo digo por experiencia- debes usar tus fondos estoicos de resistencia. Miles de años de vida en los campos, en las marismas, en la sierra... eres fuerte; el dinero va, se queda un rato y puede volver a irse. Sólo tiene la importancia que tú le des.
Si le das mucha importancia acabarás con tu salud, con la bodega y probablemente con tus relaciones personales más queridas. No lo hagas, no quemes las barcas. Sigue remando, cultivando la calma. La vida sigue y dentro de unos años o antes volverás a ganar dinero, a comprarte muchas tonterías y a hacer planes. Mientras tanto, aprovecha para vivir la vida sin complejos ni coartadas, a pecho descubierto.
No te engañes, no engañes ni pierdas el criterio. No culpes a diestro y siniestro. Todo es mucho más sencillo y si no puedes cabalgar, trota, y si no camina. Tú eres el mismo y te tienes a ti y a quien te acompañe.
Que nadie piense que la Ibiza de 1992 hasta 1996 fue un camino de rosas. Siempre pido la misma prueba: busca una guía telefónica de 1991 y otra de 1997 y ves consultando. Ya hemos pasado por esto. Tranquilos. Y en caso de duda, escuchad a los viejos. Ellos entienden y saben más de lo que aparentan. Supongo que eso es la experiencia.
Publicado en Diario de Ibiza, 21 de junio 2008.
A Mariano Digital