Lo curioso es que las fases de crecimiento y decrecimiento de la isla se mueven por unos dientes de sierra muy pronunciados. Ya dijimos que es relativamente fácil intervenir en el Producto Interior Bruto de una isla de cien mil habitantes.
Estos crecimientos brutales de 1997 en adelante, con bajadas en el cambio de siglo, etc. han significado una extraordinaria inflación en todos los sentidos.
Pero no parece un crecimiento asentado ni consolidado, basado en el equilibrio de los distintos sectores, pues mientras se ha visto disminuir drásticamente el número de turistas (1999 al 2004, pero ojo que doy todas las cifras de memoria) en cambio ha aumentado de forma alarmante el número de obras terminadas. Hablamos de miles de apartamentos anualmente. Hablamos de 450 casas terminadas en el 2006. Estos desequilibrios nos permiten hablar más de inflamación de que de crecimiento.
Es decir, tendríamos la solución a mano, pero ni los políticos municipales ni autonómicos quieren aplicar la medicación: si bien puede trabajarse, mejorarse, reciclar, intercambiar, ya no se deberían construir más apartamentos ni urbanizaciones ni casas. Ni una más.
Sí, ya sé, una casa para cada hijo. No. Se han acabado los hijos, las casas y el crecimiento a la china. Como eso no se hará, además de todo lo que he dicho, ya se ha acabado la isla. La isla está acabada.
Esta isla dará trabajo a los hoteleros que quieren un techo de población y a la consejera de Turismo del Consell, que quiere controlar el crecimiento y la oferta ilegal.
Porque Ibiza va camino ya de forma imparable de ponerse en una población fija de unos 350.000 habitantes. O quinientos mil, que ya da lo mismo. Si ahora se está incómodo en Ibiza, imaginen con tres veces máspoblación. Digo seis veces más, porque a los 350.000 hay que sumar al menos dos o trescientos mil turistas que se alojarán en la hostelería reglamentada, en los hotelitos rurales y en los apartamentos alegales o ilegales.
Ya vamos camino de ello fijo: Ibiza en agosto alojará 600.000 almas. Y la prueba de que lo saben es que ya se están aumentando los servicios de urgencias. Toda la isla será una gran discoteca global y necesitará muchos jovenzuelos para llenarse. A horas alternas abarrotarán las discotecas y los centros de urgencias de los cinco municipios, porque Can Misess (I y II) no darán abasto.
Claro que exagero, pero todos los planes, los planos y los ojos de los especuladores están puestos sobre una Ibiza con crecimiento disparatado.
A Mariano Digital ...>>
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