Los británicos lo tienen muy claro: para delinquir no hay sitio mejor que Ibiza (España), Falarika (Grecia) y el ya mítico Ayia Napia de Chipre.
Pero como Ibiza en ninguna parte. Lo sabemos todos y acabo de revisar los datos que publicó The Independent.
Hay algunos muy curiosos, como la costosa pérdida de pasaportes británicos: unos seis mil cada año. El precio del papel timbrado, las horas de trabajo y las diligencias son un quebradero de cabeza, pero ya se cuenta con ello.
Yo me siento halagado de que se muestren tan relajados, que se hinchen de beber (para esto vienen a Ibiza, no para escuchar la filarmónica) y después se dejen unos cuantos dientes.
Distingo entre cometedores de delitos ‘atendidos’ amablemente en comisaría. No son tantos, unos 1.549 en toda España (temporada 2006), por
1.368 en Estados Unidos, 330 en Chipre, 226 en Francia y 210 en Alemania.
O sea, nos prefieren a nosotros mil veces más. No hay color. Además (y esta es otro rasgo diferencial) atendemos a los intoxicados con una magistral destreza. Los médicos de Ibiza ya no deben ponerse más en huelga, sino aprovechar los inviernos para dar recitales y explicar en Japón los tratamientos contra el éxtasis, etc.
Además en España las violamos mucho menos. Aunque nos visitan muchísimos más, sólo 41 violaciones por 48 en Grecia y 38 en Turquía. Quizás es que en Ibiza van tan pasados que no se encuentran ni las muñecas. Al menos en Ibiza vienen a volarse el cerebro con el éxtasis, el alcohol y la música. Sexo para qué, uf, qué pesado.
En realidad Ibiza cobija medio millón largo de británicos y los gestiona bastante bien. Causan muchos problemas, pero son de ruido, de intoxicaciones, alguna pelea por bronca etílica, accidentes.
Gran España le podríamos llamar: durante seis meses nos acompañan 14 millones de ingleses, por 11 en Francia, 4 en Estados Unidos y 3,4 en Italia.
Este verano volverán, sobrevuelan la crisis, se lanzan al sol desesperadamente y se atiborran de cerveza. Se encuentran como en su casa.
A Mariano Digital... >>
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