Ya no vale quejarse. En esta España encanallada no puedes mirar a parte alguna donde no crezca ufana la injusticia.
En teoría, las Baleares somos la comunidad autónoma más solidaria de España. Contando por habitante somos los que más pagamos y los que menos recibimos. Nos han tomado por tontos y es que creo que lo somos.
Cada par de semanas los ibarreches, maragalles y montillas amenazan poco menos que con una guerra civil (¿otra? mira que les gusta que les sacudan) y en último extremo hacen servir su fuerza demográfica, aunque quien piense distinto tenga que salir a la calle y vivir permanentemente protegido por las pistolas. Vaya una democracia.
Dios te libre de un pleito que requiera inmediatez vital o urgencia: date por arruinado. Hay quien dice que hay casi un millón de causas pendientes.
Bueno, no vale la pena seguir a nivel español, es suficiente con resumir que en Ibiza estamos peor en las cosas malas y mal en las cosas que en la Península medio funcionan.
O sea, que nos retiran el dinero del bolsillo mediante los impuestos, no recibimos los servicios sociales que recibe un ciudadano medio en la Península (juzgados, funcionarios, policías, transportes, etc.) y para colmo de males nos enteramos de que los precios de la cesta de la compra son un 30% más altos que en Palma de Mallorca, otra isla.
Nos timan en todas partes. Somos el pito del sereno. Cuando me di cuenta en 1993 de que yo no podía competir con un italiano, un francés o incluso un catalán o un madrileño, cerré mi tienda y me fui de copas. Y todavía no he vuelto, ni pienso volver.
¿La solución? Habrá quien piense en denunciar. ¿Dónde, a quién? ¿Quién ha dado las licencias eroskianas? Los socialistas ya llevan... ¿ocho años? Habrán sido ellos. Puedes quejarte a la oficina del consumidor, pero casualmente estaba dirigida (antes, ahora no lo sé) por otro socialista.
Ves denunciando, pitiuso perdido en las mil desgracias.
Pero los nacionalistas son muy bravos y ya verás que follón montan. Pues no... ya han aposentado su grueso culo en las poltronas. No todos claro, pero en general, los consumidores todos en conjunto pagamos la falta de finura democrática, la falta de cultura comercial y el sentido cívico de la vida.
La directiva Bolkestein o Frankestein, que tanto da, no tiene ningún efecto en Ibiza. Sólo sería eficaz si un grupo independiente (al que llamarán facha) se asesorara y comenzara un dossier bien blindado y se entregara directamente a Europa. Que ni lo huelan los socialistas, a quienes debemos agradecer que Ibiza sea un sitio invivible. El PP ya lo convirtió en inhabitable.
A Mariano Digital