sábado, mayo 31, 2008

Los secretos sorprendentes de algunos árboles


Entre las cosas que más me interesan de este planeta están la física, la química y la biología o al menos sus avances, que en los últimos lustros han recuperado cinco mil años de historia de la ciencia.
Las sorpresas caen en cascada, un avance lleva implícitamente al otro, con la ventaja de que con una metodología científica las cosas se han de ir explicando en función de sí mismas, pero también de sus relaciones con todo lo que nos rodea. Nada existe por sí mismo ni en sí mismo.
Bueno, no entremos en filosofía de la ciencia y no por falta de ganas, sino por falta de preparación.
Ibiza y también Formentera van haciendo algunas aportaciones. Hace uno o dos años se nos informaba de una gigantesca, enorme posidonia que se extendía en varias hectáreas. Era, o sigue siendo, el organismo vivo más grande que se conoce en nuestro planeta. No sé si lo digo bien, pero todo esto nos lleva a los avances magníficos de la biología y de la clonación.
Cuando la planta está aburrida de una rama, la desecha, la asesina y se fabrica otra rama más tierna con el mismo código genético, exactamente el mismo. Es el mismo. Así ya se puede crecer.
Ahora acabo de leer un nuevo descubrimiento fenomenal: no es el árbol más grande, sino el más longevo: casi llega a los diez mil años. Para sumar tantos años hay que poner juntos a muchos abuelos.
En realidad tiene casi diez mil y está en una inhóspita región de Suecia: es un simple abeto común, el árbol que se suele usar en Navidad para decorar el salón. Nació y se desarrolló en plena era glaciar.
¿Cómo lo consigue? Lo mismo de antes: cuando se aburre de sus ramas, las desecha y se fabrica otras más jóvenes a partir de sus raíces, de manera que son sus raíces las que llegan casi a los diez mil años.
En Ibiza tenemos un olivo que no llega a tanto, pero se le dan unos generosos 800 años de vida, lo cual es muy creíble, ya que el olivo, en su lucha permanente contra los parásitos, se va fabricando un tronco nuevo de forma continua y sin cesar. Bueno, aquí tengo que acordarme de Antonio Hormigo, que es más joven, pero que siempre ha defendido la gran longevidad de estos frutales.
O sea, este olivo fue sembrado antes de que desembarcaran los miles de soldados procedentes de Catalonia y que acto seguido se fueron de la isla. No se iban a quedar. En 1208 la isla estaba bien cuidada por los agricultores fenicios, entre los cuales habría cientos de bereberes o magrebíes. Todos juntos practicaban la misma religión islámica.
Aquella estructura agraria fue desmantelada por aquellos bárbaros catalanes que sumieron a la isla en una oscura y larguísima etapa.

A Mariano Digital



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