miércoles, mayo 21, 2008

Una pequeña capital invivible


Cuando entró el nuevo equipo de gobierno era el momento de reunir a todos los alcaldes de la isla y decirles: «Sentaos aquí conmigo, tomaros una copita, podemos fumar, pero no podemos levantarnos hasta que no hayamos resuelto esto».
Esto es la demencial situación demográfica, administrativa, social de Ibiza. No puede funcionar bien ni funcionará bien nunca.
Para empezar, esta división en cinco municipios creo que nace en 1850 y pico. Pero aunque fuera del siglo XX, que no lo es. No tiene sentido. Y cuando las cosas no tienen sentido porque lo han perdido, para que vuelvan a recuperarlo hay que mover ficha.
No puede ser que las grandes recaudaciones por impuestos turísticos (por impuestos a secas) se queden en San José y Santa Eulalia. Vila ha debido alimentar su pantagruélico apetito de dinero centrándose furiosamente en la construcción, aunque ahora venga el concejal de Urbanismo y afirme todo lo contrario. Es duro tener que salir al Diario y tener que afirmar todo lo contrario de la realidad, dicho de otro modo: Vila ha crecido muchísimo y malamente. Demasiado.
Y una forma de manejar presupuesto es gestionar problemas (hospitales, mataderos, depuradoras, puertos, aparcamientos, construcciones, actividades culturales, etc.). Si con una actividad moderada ya no resultaba el invento, ahora estamos ante un engendro apoteósico.
Tarrés y compañía son quienes históricamente mejor podría explicar el proceso, aunque no justificarlo: ¿por qué Vila, que a duras penas se mantiene con lo suyo, tiene que gestionar hospitales, centros de salud, instalaciones culturales y deportivas, actividades portuarias o paralelas, grandes aparcamientos de todos los coches de la isla, etc?
Todos tienen mar y podrían tener puerto, pequeño y habilitado. Los hospitales podrían estar en el centro de la isla en zonas agradables y confortables. Etcétera.
Y ahora viene lo terrorífico. Dice el concejal que son muy buenos gestores porque no han de comprar los solares para estas instalaciones que son para toda la isla. Amontonando más, reclasifican la zona con una UA (Unidad de Actuación), que es una auténtica tomadura de pelo, al multiplicar exponencialmente los permisos para más viviendas que, a su vez, exigirán más depuradoras, desaladoras, hospitales y colegios.

Los anteriores fueron malos por pura especulación y quizás ignorancia. Pero el equipo de Tarrés no podía alegar ignorancia hace ocho años ni la puede alegar hoy el equipo de Lurdes Costa. Resumamos: un auténtico desastre sin paliativos.


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a mariano digital

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