Uno tiene pocas ideas, pero cada vez más confirmadas por el peso de los hechos y por el paso del tiempo.
Una, Ibiza es un caos. Ibiza es un caos perfectamente organizado, un caos muy rentable. Hay muchas situaciones sesgadas, que podrían cambiar fácilmente, pero ello no ocurrirá porque este statu quo es aprovechado por alguien que está cerca del poder.
No es necesario pensar en los taxis, porque ocurre también en el urbanismo y en otros casos.
Otra idea que repito siempre que puedo y que veo cada vez más extendida, como no puede ser de otra manera, es que Ibiza además de mal gestionada, diseñada por dementes y grupos de presión, es un espacio muy saturado.
Hay demasiada gente en el mismo sitio y a la misma hora.
Esto puede medirse. Y de hecho, esta idea más o menos explícita ya venía sugerida en los primeros intentos de racionalización de los primeros planes de ordenación de los años 70. No pocas veces yo he escuchado de boca de Eduard Mira, de Félix Julbe, de Raimon Torres o del arquitecto universal Josep Lluís Sert que uno de los problemas de la isla era una excesiva densidad de población. Y otros.
Una vez dicho esto, que cada cual piense en su zona y compare con la casa del pueblo (de Ibiza o de
Esta idea, por lo demás, viene cuantificada en los estudios previos y en las conclusiones finales de los planes de urbanismo.
No los he mirado, pero ni siquiera es necesario. Lo sé perfectamente.
Ahora encuentro un dato que he sacado de algún blog o web. Tampoco lo he comprobado, pero seguiré con la antena puesta. Según el Instituto Nacional de Estadística, la densidad de Ibiza es propia ya de ciudades tercermundistas: O sea, 3.848,03 habitantes por kilómetro cuadrado.
El segundo lugar más masificado es Palma de Mallorca, con 1.797,67 habitantes por kilómetro cuadrado. Empeora la situación hacia el caos, que alguien ordeña para su beneficio.