domingo, agosto 05, 2007

Un punto de contaminación

Cuando sucedió el desdichado accidente del buque mercante de Iscomar Don Pedro el pasado día 11, a muchos se nos revolvió el estómago.
Por experiencia ya sabemos que existen unos peligros subyacentes y que tratándose de Ibiza (esto parece la Ley de Murphy) nos encontraremos siempre en el peor caso.
Al principio, una gran alegría porque ningún trabajador se ha dejado un brazo o la vida. Después, sinceramente, estupor. ¿Cómo es posible que el capitán o cualquier que vaya a bordo no adviertan lo disparatado de la ruta? ¿Cómo es posible? No estamos en casos extremos de temporal, en los que por desgracia Iscomar ha dejado otro barcos embarrancados (si no me equivoco) en la parte de San Carlos y otras zonas. No estamos hablando de ceguera ni de nieblas espesas.
Bueno, dejando esto de lado, o lo que es lo mismo en manos de especialistas, después nos queda la seguridad de que el socorro no llegará en dos horas, ni en cuatro. ¿Medi-terráneo? ¿Cercanías, comunicaciones? Hace años que lo decimos, que lo sabemos, aquí no estamos cerca de nadie. Aquí estamos a la misma distancia que Madrid de Nueva York en avión. A nueve horas o más. O mucho más.
Pero ni eso: Pasados dos días, los regueros de la Maleni seguían destilando los hilillos de plastilina. Y las playas no están a salvo pasado más de un mes.
No estamos hablando de ochenta mil toneladas de crudo, hundido a cuatro mil metros en las frías aguas del Atlántico bajo un temporal apocalíptico.
Nos estamos refiriendo a unas cientos de toneladas de fuel, a un buque pequeño y hundido casi a distancia de pulmón.
Pues no. Hemos dado un espectáculo de eficacia socialista.
Y lo mejor del caso es la traca final: tenía un regalito guardado en las bodegas: Unas toneladas de baterías, o lo que es lo mismo, ácido sulfúrico y plomo. Venenos y tóxicos no bio-degradables.
Y la polémica: ¿Iscomar no informó, o sí lo hizo y el Govern-Gobierno de Zapatero se lo ha callado? Tiemblen después de haber reído.


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